Hace unos días, en una charla de café o de cervecería, y a propósito de una conversación informal sobre el parecido físico entre algunas personas, un buen amigo, que ha vivido muchos años en Hispanoamérica, contó un chiste localizado en Venezuela:

Un acaudalado terrateniente visitaba a caballo su enorme finca. Se encontró con un humilde operario, con la vista baja. Levantó el obrero su cabeza y quedaron ambos, patrón y operario, sorprendidos por el extraordinario parecido físico entre ellos. Curioso,  preguntó el patrón:
– ¿ha estado su madre alguna vez en Caracas?
Le contestó el  obrero:
– Mi  mamá nunca, pero mi papá ha estado muchas veces.

Respondió con toda sencillez y picardía el obrero, dándole al patrón una adecuada dosis de su propia medicina a quien pretendía poner en entredicho la honra de su madre.

Pues bien, este chiste de hoy sólo tiene, al menos, 2.100 años.  Este es uno de los chistes, facetiae,  graciosidades, ocurrencias, agudezas  apophtegmatha antiguas que más éxito han tenido y que han perdurado hasta nuestros días.

véase.:  http://www.antiquitatem.com/apotegma-aforismo-axioma-dicta-aurea

Macrobio nos  cuenta esta “facetia” referida al emperador Augusto en su libro Saturnales, II  4, 19-20:

Normalmente, en el caso de Augusto, admiro más las chanzas que soportó que las que él mismo profirió, porque mayor timbre de gloria hay en la paciencia que en la elocuencia, sobre todo cada vez que sobrellevó con ánimo sereno hasta sarcasmos que rebasaban la simple broma. Se hizo célebre la chanza mordaz de un fulano de provincia. Este hombrfe, de un parecido sorprendente con el César, había venido a Roma y todas las miradas se habían vuelto hacia él. Augusto ordenó que fuera conducido a su presencia y, tras verlo, le preguntó lo siguiente: “Dime, joven, ¿estuvo alguna vez tu madre en Roma?”. Respondió que no,y sin contenerse, añadió: “Pero mi padre muchas veces”.

Soleo in Augusto magis mirari quos pertulit iocos quam ipse quos protulit, qui maior est patientiae quam facundiae laus, maxime cum aequanimiter aliqua etiam iocis mordaciora pertulerit. 20 Cuiusdam provincialis iocus asper innotuit. Intraverat Romam simillimus Caesari et in se omnium ora converterat. Augustus perduci ad se hominem iussit, visumque hoc modo interrogavit: Dic mihi, adolescens, fuit aliquando mater tua Romae? Negavit ille, nec contentus adiecit: Sed pater meus saepe.

Pero este chiste ya lo había contado antes el historiador del s. I a.C. Valerio Máximo en sus Hechos y dichos memorables IX  14,3:

Aquel hombre, en cambio, que todo el mundo en Sicilia estaba de acuerdo en que era sumamente parecido al gobernador de la provincia, era de espíritu insolente. En efecto,como el procónsul le dijera que le asombraba que fuera tan parecido a él, dado que su padre nunca había venido a Sicilia, aquél replicó: “Pero el mío sí que fue a Roma”. Con esta broma vengó la castidad ultrajada de su madre arrojando, a su vez, la sospecha sobre la madre de aquel, con más audacia de la que convenía en alguien sometido a las varas y segures.

 Ille uero, quem in Sicilia prouinciae <rect>oris admodum similem fuisse constat, petulantis animi: pro consule enim dicente mirari se quapropter sui tam similis esset, cum pater suus in eam prouinciam numquam accessisset, "at meus" inquit "Romam accessit:" ioco namque lacessitam matris suae pudicitiam inuicem suspicione in matrem eius reiecta audacius quam uirgis et securibus subiecto conueniebat ultus est.

Así que hemos de suponer que la historia corría por la Antigúedad, tal vez procedente de Oriente.  Se repitió una y otra vez en la Edad Media, en el Renacimiento siguiendo la versión de Macrobio, y aún después, llegando hasta nosotros y atravesando sin dificultad alguna el océano Atlántico, como hemos visto.

La anécdota   la recoge de Macrobio en el siglo XII Juan de Salisbury en su  Policraticus. Petrarca recoge también las dos versiones, (la de Valerio Máximo y la de Macrobio)  en su Rerum memorandarum libri III (Los Cuatro Libros de las cosas dignas de ser recordadas), Lib. III, 3, 2

Sobre la agudeza o las graciosidades. (Ejemplos) de fuera (de Roma)
Un cierto joven
Vino a Roma un joven extranjero, tan parecido en la forma de su cuerpo a Augusto, que todo el mundo quedaba sorprendido:  cuando Augusto se enteró de esto, viendo al joven que había llamado y reconociendo su imagen en el rostro de él, le hizo la siguiente pregunta: “Joven, ¿no ha estado tu madre alguna vez en Roma?  El joven se percató de lo pretendía y le dijo: “mi madre nunca, pero mi padre muchas veces”.  Rechazó con su agudeza la sospecha lanzada y motivó otra nueva. Esta historia se cuenta en los “Saturnalia”.  Ahora bien, Valerio Máximolo cuenta no de Augusto sino de un pretor anónimo y no de la madre, sino de los dos padres, y además recuerda dice que se le preguntó y respondió no en Roma sino en Sicilia, cuando un magistrado romano le preguntó a una persona de aquella provincia, muy parecido en la forma del cuerpo, diciéndole que estaba maravillado, de dónde venía tanta semejanza cuando su padre nunca había estado en Sicilia. Pero el joven le respondió: mi padre fue a Roma muchas veces.  ¿Cuál es  la versión más veraz y más fiel?  ¿Qué la fe, como se dice, quede en manos de cada autor!

De dicacitate sive  facetiis, Externi
Quidam iuvenis
Iuvenis alienígena Romam venit, forma corporis tam similis Augusto, ut omnem populum spectaculi admiratione suspenderet: Augustus re audita, ad se iuvenem evocatum cernens, effigiemque suam in illius facie recognoscens, in hanc sententiam interrogavit: Fuit ne unquam o adoescens mater tua Romae?. Sensit ille quo pergeret. Et minime (inquit) mater, at pater meus saepe. Facete et illatam suspitionem repulit, et novam peperit: et haec quidem historia sic in Saturnalibus tradita est. Valerius autem Maximus: non Augusti, sed innominati praetoris,neque matris, sed duorum patrum mentionem facit, praeterea non Romae, sed in Sicilia interrogatum, responsumve commemorat. Percunctante enim magistratu  Romano quendam eius provinciae, sibi forma corporis simillimum, et mirari se dicente, unde haec tanta similitudo cum pater suus numquam in Sicilia fuisset. At ille respondit: Pater meus saepe Romam venit, quaenam sane verior, fideliorque narratio , fides (ut aiunt) apud autores maneat.

En el siglo XV lo recoge la Mensa Philosophica. Mensa philosophica es una obra anónima publicada por primera vez en 1470, que fue un bestseller . El libro IV es una antología de 241 breves facetiae ofrecidas como tema de conversación para el  banquete. Es una mezcla de chistes antiguos y exempla (ejemplos). El mismo compilador reconoce la deuda con Macrobio y establece que la broma es necesaria para el relax de la mente y que los buenos chistes son necesarios para la mesa tanto como el buen vino.

En la sección 5, De los emperadores, recoge la anécdota que estamos considerando:

Vino a Roma cierto joven muy parecido a César  y cuando lo vio le pregunto: ¿estuvo tu madre alguna vez en Roma? El adolescente le respondió: “No, pero mi padre frecuentemente”.

Intravit quídam Romam simillimus Cesari quem cum vidisset quaesivit a iuvene. Fuit ne mater tua quandoque Romae. Cui adolescens ille.Non sed pater frequenter.

También lo recoge Johannes Pauli de Macrobio en  su colección de anécdotas que llama en alemán "Schimpf (Scherz) und Ernst"  (Bromas y veras) de inicios del XVI,

Por supuesto lo recoge Erasmo de Rotterdam, sin reconocer ninguna fuente, en sus Apophthegmata (IV Augusto, 33):

Tal como Augusto disfrutaba bromeando con chanzas amables a costa de otros, de igual modo soportó con suma paciencia que las lanzaran contra él o se las devolvieran, a veces harto pesadas. Un joven de provincia había venido a Roma, con un rostro tan maravillosamente parecido a Augusto, que atraía hacia sí la mirada de todo el pueblo. Oído esto, el César ordenó traerlo ante sí, y tras contemplarlo, le preguntó de este tenor: “Dime, joven, ¿estuvo alguna vez tu madre en Roma?” Respondió que no, y percatándose de la chanza, la devolvió, añadiendo: “Pero mi padre muchas veces”. Augusto bromeando proyectaba cierta sospecha hacia la madre del joven,  dando a entender que había sido deshonrada por él; pero  el joven desvió raudo la sospecha hacia la madre del César, o hacia su hermana. Pues el parecido lo mismo probaba que él era hijo del César, como que era su hermano o sobrino.

Quemadmodum Augustus gaudebat iocis liberalibus in alios ludere, ita in se iactos aut retortos  interdum liberius, patientissime tulit.  Adolescens quídam provincialis Romam venerat,oris similitudine tam mirifice referens Augustum,  ut in se populi totius oculos converteret. Caesar hoc audito iussit ad se perduci, eumque contemplatus, hunc in modum percontatus est;  Dic mihi, adolescens, fuit ne aliquando mater tua Romae? Negavit ille, ac sentiens iocum retorsit, adiiciens; sed patermeus saepe. Augustus ludens suspicionem intendebat in matrem adolescentis, velut ab ipso stupratam: at adolescens protinus eam suspicionem retorsit in matrem Caesaris, aut in sororem. Nam oris similitude non magis arguebat, illum esse Caesaris filium quam fratrem aut nepotem

En castellano son varios los autores de la época que lo recogen, como  el humanista y cronista de Carlos V Pedro Mexía (1497-15519) en su Silva de varia lección (1540), Parte 1, capítulo XLI:

También le pasó a Octaviano César otra graciosa cosa con un mancebo que vino a Roma en el tiempo en que él imperaba en ella. Fue ésta: que vino a Roma un mancebo que parecía tanto al mismo Octaviano en el gesto, que a maravilla era mirado por todos; y siendo avisado de esto Octaviano, luego lo hizo traer ante sí, donde se notó y certificó más la grande similitud que había entre ellos. El emperador, como era de dulce conversación y se preciaba de decir algunas veces cosas agudas y graciosas, viendo que todos decían que le parecía mucho, le dijo al mancebo: “Dime, hermano, ¿vino tu madre alguna vez a Roma?” El mozo entendió la malicia y respondióle: “Mi madre, señor, nunca vino a Roma; pero mi padre vino muchas veces”, motejándole a él de lo que él había sido tocado.

También Timoneda lo recoge con alguna ligera variación en su Sobremesa, Parte 2, cuento XLII:

Fue avisado un rey que un mancebo  de su mesma estatura y edad le parescía en grandíssima manera. Deseoso el Rey de ver si era así, mandóle llamar, y conociendo ser verdad, preguntóle: “Dime, mancebo: ¿acuérdaste si por dicha tu madre por algún tiempo estuvo en esta mi casa?” Respondió: “Señor, mi madre no; pero mi padre sí”.

El cuento, anécdota o chiste se encuentra, como es lógico en las colecciones de cuentos  y chistes clásicos de cualquier otro país. Así en Nouvelles récréations et joyeux devis  de Bonaventure des Périers (circa 1510-circa 1544);  en los Dreihundert gemeyner  Sprichwörter  (Trescientos refranes frecuentes)  de Johan Agrícola. Ludovico Domenichi, en su Historia varia, se lo aplica al papa Bonifacio VIII y a un peregrino.

Así que el chiste se ha repetido durante todos los siglos desde el primero al vigésimo, como hace, por ejemplo Freud, que lo recuerda en su Jokes and their Relation to the Unconscious, que en la versión inglesa de James Strachev, Nueva York, 1963, pág. 68-69 dice:

“Serenissimus” is touring the provinces. Seeing in the crowd a man who bears a close resemblance to himself, he inquires, “Was your mother at one time in service at the palace?” “No, your Highness”, was the reply, “but my father was”.

"Su serenísma" estba de gira por las provincias. Al ver entre la multitud a un hombre que tenía  un gran parecido con él  mismo, le preguntó: "¿Estuvo  tu madre alguna vez en el servicio de  palacio?" "No, su Alteza", fue la respuesta, "pero mi padre sí estuvo".

Nota: “Serenissimus” es un nombre convencional  para los personajes reales en los cuentos en Alemania.

Incluso la historia también se conocía en la literatura oriental árabe o persa; podemos preguntarnos por ello si el origen no estará precisamente en Oriente. La referencia se encuentra en  el cuento muy similar que  Jonathan Scott  nos ofrece en la pág. 300 de su obra “Tales, anecdotes and letters translated from the Arabis and Persian”,(Cuentos, anécdotas y cartas traducidas del árabe y del persa) editado en 1800 en Londres.

Las siguientes anécdotas son traducción de un manuscrito titulado UZZULLEAUT UBBEED ZAKKAUNEE, mencionado en la introducción.
Habiendo oído un sultán que un hombre  de ingenio era reconocido como una persona muy parecida a él mismo, se mostró curioso por verlo y envió para que lo llevaran a la corte.  Una vez introducido a su presencia, le dijo: “Recuerdo bien a tu madre. Era una hermosa mujer que acostumbraba a atender  a los  harams (¿malos deseos, prohibidos, ?) del sultán  y a los miembros de la nobleza con sus riquezas y joyas, como una dullalla (¿vendedora?) sacando gran beneficio  de su honrosa  visita. El hombre ingenioso, comprendiendo la alusión del sultán, le contestó:  “No es así; mi madre era una mujer solitaria, que nunca dejó su casa, y nada sabía de comerciar; pero mi padre fue un extraordinario diseñador, que era llamado frecuentemente  a los jardines de palacio real y al noble harams, para diseñar, sembrar flores y plantar árboles.”  El sultán admiró su ingenio y le hizo uno de sus más íntimos cortesanos.

THE FOLLOWING ANECDOTES ARE TRANSLATED FROM A MANUSCRIPT INTITLED  UZZULLEAUT UBBEED ZAKKAUNEE, MENTIONED IN THE ADVERTISEMENT
A CERTAIN sultaun hearing that a man of wit was reckoned in person very like himself, was curious to see him, and sent for him to court. Upon his introduction, he said, “I remernber your mother well. She  was a handsome woman, and used to  attend the harams of the sultaun and
nobility with rich goods and jewellery, as a dullalla,  reaping much profit from her honourable calling." The wit, understanding the sultaun's allusion, replied, " Not so; my mother was a secluded woman, who never left her house,   and knew nothing of trade; but my father was an eminent designer,  who was frequently called to  the gardens of the royal and noble  harams, to lay out, sow flowers, and plant trees." The sultaun admired his wit, and made him one of his intimate courtiers.

Nota: dullalla  =  comerciante

En resumen, un chiste con notable éxito temporal y geográfico.  Lo que no me aclaró el amigo, cuyo relato ha dado origen a este artículo, es si el terrateniente venezolano se tomó la respuesta del obrero con la misma deportividad que el emperador Augusto.
 

Un chiste actual de hace 2.000 años

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