Hay muchos ciudadanos europeos que se escandalizan ante la pretensión del gobierno y de los propios ciudadanos griegos de que les sea aplicada una “quita” a la enorme deuda contraída en los años precedentes. Hay también otros ciudadanos que analizan el origen de esa deuda, que en buena medida consideran abusiva y se muestran más comprensivos.
La situación actual no es en absoluto comparable con la antigua, pero voy a ofrecer dos series de textos, unos referidos a Solón, que hizo frente con modificaciones legales a la situación insostenible de muchos ciudadanos atenienses allá por el siglo VI a.C., endeudados hasta la esclavitud, y otros textos que desvelan la actitud particular de un individuo, también acogotado por las deudas particulares, que refleja por ejemplo Aristófanes en su comedia Las Nubes.

A grandes rasgos, la Atenas antigua, y de manera similar el resto de Grecia, pasó de un régimen monárquico de atomización de varios núcleos de población a la unión de esos núcleos en torno a uno más importante apareciendo  la polis o ciudad-estado en la que la monarquía va dejando paso a la aristocracia y esta a la tiranía y luego en Atenas a la democracia.

En ese largo proceso, sobre el que tenemos mucha información pero también mucha confusión, la propiedad de la tierra fue un grave problema, nunca resuelto, que produjo la ruina y esclavitud de muchos ciudadanos por deudas. A principio del siglo VI a.C. los pequeños campesinos dependían de las familias aristocráticas, que concentraban la propiedad de la mayor parte de la tierra. Esos pequeños campesinos habían caído en esclavitud y dependencia por su continuo endeudamiento.

En ese escenario vivió Solón (c. 638 a. C.–558 a. C.), uno de los siete sabios de Grecia, el gran legislador respetado por pobres y ricos, que intentó mejorar la situación del ciudadano empobrecido y que puso las bases sobre las que más tarde se construiría la primera democracia (gobierno del pueblo) del mundo.

De Solón tenemos mucha información sobre todo por la obra de Aristóteles “La Constitución de Atenas”, pero también por la biografía de Plutarco en su famosa obra “Vidas paralelas” y por lo que nos dice de él Diógenes Laercio en su “Vidas y opiniones de los filósofos ilustres”.

Precisamente Diógenes comienza esta biografía con una información que nos viene al caso:

Vidas y opiniones de los filósofos ilustres, Solón, 45

Solón de Salamina, hijo de Execéstides, introdujo por primera vez en Atenas el alivio de carga, que era el rescate de cuerpos y bienes. Pues también se empeñaban los cuerpos, y muchos, por estar en apuros, se convirtieron en asalariados. En efecto, fue el primero en renunciar a siete talentos que se le debían por herencia de sus padres, y persuadió a los demás a hacer lo mismo. Y esa ley fue llamada “alivio de carga” (σεισάχθεια , seisachtheia en griego): es obvio por qué. Luego promulgó las otras leyes, las cuales sería prolijo exponer en detalle, y las consignó en las tablas giratorias. (Traducción de Luis-Andrés Bredlow. Editorial Lucina. 2010).

Aristóteles nos da la mejor información sobre Solón, haciendo referencia también a las dudas que surgieron sobre la actuación de Solón cuando sus amigos se aprovecharon de la información privilegiada que tenían. Todo ello luego lo recoge Plutarco.

Aristóteles, Constitución de los Atenienses, 6

Cuando Solón tuvo plenos poderes en los asuntos públicos, liberó al pueblo para el presente y para el futuro, al prohibirle los préstamos con la fianza de la propia persona, y promulgó leyes e hizo una cancelación de las deudas tanto privadas como públicas, cancelación que llaman “descarga” (seisakhtheia),porque es como si se hubiera descargado de un peso. En este punto intentan algunos calumniarle: sucedió que cuando Solón iba a realizar la descarga, se lo dijo antes a algunos de los nobles; y luego, como dicen los partidarios del pueblo, fue víctima de las maniobras de sus amigos; o, según los que quieren difamarle, él mismo tomó parte en ellas. Aquellos en efecto tomaron a préstamo y compraron muchas tierras, y no mucho después, al sobrevenir la cancelación de las deudas, se enriquecieron; de donde dicen que surgieron los que después se consideran “antiguos ricos”. Ahora bien, es más convincente la explicación de los partidarios del pueblo, pues no es verosímil que en lo demás haya sido tan comedido y sencillo, hasta el punto de que pudiendo hacerse tirano de la ciudad con solo someter a los demás, se dejó odiar por unos y por otros y estimó en más el bien y la salvación de la ciudad que su propia ambición, y que en cosas tan pequeñas e indignas fuera a mancharse. Que tuvo la facultad de hacerse tirano, las dolorosas circunstancias lo atestiguan, y él mismo en los poemas lo menciona muchas veces y todos los demás lo reconocen. Por consiguiente hay que pensar que esta acusación es falsa. (Traducción de Manuela García Valdés.Editorial Gredos.1984)

Hay que advertir que a partir del siglo V la abolición de las deudas fue considerada como un hecho de anarquía; y esta sigue siendo sin duda la opinión imperante hoy entre las Instituciones políticas y financieras. Así lo indica por ejemplo Platón, República 565e, (y también  Ísócrates en Panatenaico 259 y Demóstenes en Contra Timócrates 149).

Platón, refiriéndose a los tiranos, expresa su opinión negativa respecto de la cancelación de deudas y la táctica de estos para ganarse al pueblo y luego promover guerras para erigirse en jefe:

República, 566a…

“Pues de la misma manera ocurre cuando el protector del pueblo, teniendo a su cargo una multitud fácilmente sumisa,no perdona la sangre de su misma raza, sino que levantando falsas acusaciones, como suele suceder, lleva a sus adversarios a los tribunales y se mancha de sangre en ellos,inmolando sus vidas y gustando de la misma sangre de su linaje con su boca y su lengua impuras. Su labor se cifra en desterrar y matar y en proponer el perdón de las deudas y el reparto de las tierras, por lo que no es extraño deba perecer a manos de sus enemigos y convertirse en tirano y en lobo de hombre que era.
….
Veamos. ¿No sonríe indulgentemente y acoge con cariño a todo aquel que le sale al paso en los primeros días de su mando? ¿Y no dice que no es tirano y hace promesas múltiples, tanto privada como públicamente, liberando de deudas y repartiendo tierra al pueblo y a los que se encuentran alrededor?. Esa su benevolencia y mansedumbre la prodiga con todo el mundo.
(Traducción de José Antonio Míguez. Edit.Aguilar)

Poco después, hace referencia Aristóteles a las medidas de Solón en política monetaria. También puede verse aquí cierto paralelismo: si en la época antigua Atenas vivía en el marco comercial y monetario de Egina y quería crear su propio sistema monetario para favorecer su desarrollo, ahora también hay un problema monetario entre el euro actual y la anterior dracma.

Constitución de los Atenienses, 10:

En las leyes esto es lo que parece haber dispuesto más democráticamente, y antes de su legislación el haber hecho la reducción de las deudas y, después, el aumento de las medidas, pesos y monedas. En su tiempo, en efecto, se hicieron las medidas mayores que las de Fidón, y la mina, que antes tenía un peso de setenta dracmas, subió hasta las cien. La acuñación antigua era de dos dracmas. Hizo también los pesos en relación con la moneda, teniendo setenta y tres minas el talento, y las tres minas quedaron distribuidas entre el estater y los demás pesos. (Traducción de Manuela García Valdés.Editorial Gredos.1984)

Evidentemente ni las causas ni la situación parecen semejantes a las actuales, aunque tal vez los aristócratas terratenientes de entonces sean los banqueros abusivos de hoy; en todo caso sin duda el sufrimiento de la pobre gente es muy parecido.

Por otra parte, aunque la mayoría de los historiadores piensan que la cancelación de las deudas fue total, otros piensan que probablemente la abolición de las deudas por Solón no fue total, sino que hizo “una quita”; lo que sí consiguió  por completo fue abolir la esclavitud por deudas.

Plutarco nos lo cuenta con más extensión en un texto que no dejará de sorprendernos, por ejemplo cuando nos dice cómo en esos momentos de grave situación económica siempre hay algún indecente dispuesto a sacar “tajada” de la actuación pública aprovechándose de la información privilegiada. Una vez más, y son miles ya de veces, repetiré ¡nihil novum sub sole”.

Plutarco Solón, 13-16:
13

Entonces fue también cuando la disensión entre los pobres y los ricos llegó a lo sumo, poniendo a la ciudad en una situación sumamente delicada; tanto, que parecía que sólo podía volver de la turbación a la tranquilidad y al sosiego por medio de la dominación de uno solo, porque el pueblo todo era deudor esclavizado a los ricos, pues o cultivaban para éstos, pagándoles el sexto, por lo que les llamaban partisextos y jornaleros, o tomando prestado sobre las personas quedaban sujetos a los logreros, unos sirviéndolos, y otros siendo vendidos en tierra forastera. Muchos había que se veían precisados vender sus hijos, pues no había ley que lo prohibiera, a abandonar la patria por la dureza de los acreedores. La mayor parte, y los más robustos, se reunían, y se exhortaban unos a otros a no mirar con indiferencia semejantes vejaciones, sino más bien elegir un caudillo de su confianza, sacar de angustia a los que estaban ya citados por sus deudas, obligar a que se hiciera nuevo repartimiento de tierras, y mudar enteramente el gobierno.
14
En tal estado, viendo los más prudentes de los Atenienses que Solón únicamente estaba fuera de aquellos extremos, pues ni tenía parte en los atropellos de los ricos, ni estaba sujeto a las angustias de los pobres, le rogaban que se pusiese al frente de los negocios públicos y calmara aquellos disturbios. Fanias de Lesbos escribe que Solón, con la mira de salvar la patria, usó de artificio con unos y otros, prometiendo a los pobres el repartimiento y a los ricos la estabilidad de sus créditos; pero el mismo Solón dice que al principio puso con repugnancia mano en el gobierno, por temer la avaricia de los unos y la insolencia de los otros. Fue, pues, elegido Arconte, después de Filómbroto, y juntamente medianero y legislador: a satisfacción de los ricos, por ser hombre acomodado, y de los pobres, por la opinión de su probidad.
15
Lo que los modernos han dicho de los Atenienses, que lo que había en las cosas de desagradable lo encubrían con nombres lisonjeros y humanos, halagándolo urbanamente, llamando amigas a las mancebas; a los tributos, tasas; custodias, a las fortalezas de las ciudades, y edificio, a la cárcel, fue primeramente maña de Solón, que llamó alivio de carga, a la extinción de los créditos; porque fue este su primer acto de gobierno, disponiendo que los créditos existentes se anulaban, y que en adelante nadie pudiese prestar sobre las personas. Con todo, algunos, y entre ellos Androción, han escrito que no fue la extinción de los créditos el alivio con que se recrearon los pobres, sino sólo la moderación de las usuras, y que a este acto de humanidad, juntamente con el aumento de las medidas y del valor de la moneda que también se hizo, se le dio aquel nombre de seisacteia, o alivio de carga; porque hizo de cien dracmas la mina que antes era de setenta y tres, con lo que dando lo mismo en número, aunque menos en valor, quedaban muy aliviados los que pagaban, y no sentían detrimento los que recibían; pero los más afirman que la seisacteia fue abolición de todos los créditos, con lo que guardan consonancia los poemas. Gloríase en ellos Solón de que levantó de la tierra hipotecada los mojones fijados por todas partes; de que antes era sierva, y ahora era libre; de que de los ciudadanos obligados por el dinero, a unos los había restituido de país extraño, no sabiendo ya la lengua ática por el tiempo que habían andado errantes, y a otros que acá sufrían la indignidad de la esclavitud los había hecho libres. Dícese que con motivo de esta primera disposición le sobrevino un gravísimo disgusto, porque cuando trataba de abolir los créditos, y andaba examinando qué palabras serían las más acomodadas, y cuál el principio más conveniente, comunicó el pensamiento, de los amigos que tenía de más confianza e intimidad, a Conón, Clinias e Hipónico, diciéndoles que en cuanto al terreno no iba a hacer novedad; pero que tenía resuelto hacer abolición de los créditos. Estos, valiéndose de la noticia, y adelantándose, tomaron gruesas cantidades de los ricos, y compraron grandes posesiones: publicóse después la ley, y como de una parte disfrutasen las tierras, y de otra no pagasen a los acreedores, hicieron nacer contra Solón gran sospecha y calumnia de que no era del número de los perjudicados, sino de los que perjudicaban; pero muy luego se vio libre de esta acusación con la pérdida que se halló tenía que sufrir de cinco talentos, que fue la suma que tenía dada a préstamo, siendo el primero que la dio por extinguida conforme a la ley; algunos dicen que fueron quince, y entre ellos Policelo de Rodas. A aquellos sus amigos siempre los llamaron en adelante bancarroteros.
16
No acertó a dar gusto ni a unos ni a otros, sino que desazonó a los ricos, aboliendo sus créditos, y más todavía a los pobres, porque no hizo el repartimiento de tierras que esperaban, ni los igualó ni uniformó, como había hecho Licurgo, en los medios de vivir. Mas Licurgo, con ser undécimo en grado desde Heracles, y haber reinado muchos arios en Esparta, teniendo en su auxilio, para cuanto intentase, una gran dignidad, amigos y poder, hubo de valerse más bien de la fuerza que de la persuasión, hasta perder un ojo en la revuelta, para poder poner por obra lo más propio para la salud y concordia de la república, que fue el que entre sus ciudadanos no hubiera ni ricos ni pobres. Solón no llegó tan adelante en su gobierno, siendo más del pueblo y clase media; pero, con todo, no se quedó corto respecto de su poder, aspirando a que todo se hiciese con la voluntad y consentimiento de los ciudadanos. Que no agradó a los más de ellos, lisonjeados con otras esperanzas, lo dijo él mismo, cuando prorrumpió en estas quejas: Halagáronlos vanas quejas; ahora, irritados, con torcidos ojos me miran cual si fuera un enemigo. Dice también que si otro hubiera tenido la misma autoridad, No se habría del mando desasido, ni en paz dejado y en reposo al pueblo hasta exprimirle sustanciosa sangre. Con todo, luego comprendieron la utilidad; y desistiendo de sus insultos, sacrificaron en común, dando al sacrificio el nombre de seisacteia, y nombraron a Solón reformador del gobierno y legislador, poniendo en su arbitrio, no unas cosas sí y otras no, sino todas absolutamente, magistraturas, juntas, tribunales, consejos, para que en todo cuanto había o se crease determinara el censo, número y tiempo de cada cosa, destruyera o conservara, según le pareciese.
(Traducción de Ranz Romanillos)

Pasemos ahora del dibujo de la situación desde el punto de vista de la política o vida pública a la opinión de un ciudadano particular acogotado por las deudas.

“Las Nubes” es una de las  once comedias que se conservan  de Aristófanes (444 a. C- 385 a. C.) y es una de las más famosas porque en ella se pinta una despiadada caricatura de Sócrates como sofista charlatán, que sin duda contribuyó notablemente a crear el mal ambiente ciudadano y social propicio para condenarlo a muerte, al más sabio de los hombres de Grecia según el oráculo de Apolo en Delfos.

Podría establecerse cierto paralelismo entre el argumento de Las Nubes y la situación actual de Grecia en la que algunos sectores pretenden no pagar las deudas del Estado contraídas con los bancos acreedores.

El asunto de la comparación es sin duda arriesgado y el lector (a quien invito a hacer una lectura completa de una obra que como todas las comedias, no es excesivamente larga; yo creo que en poco más de una hora se puede hacer su lectura) podrá ver paralelismo y semejanzas y también notables diferencias.

Téngase en cuenta para obtener algún provecho que en la comedia de Aristófanes no se critica a los prestamistas, que habría de todo, justos y abusivos avaros, y la propuesta de aprender a no pagar a los prestamistas se vuelve contra los acreedores, hasta el punto de subvertir el orden natural del respeto de los hijos para con los padres; en la comedia el hijo, obligado por el padre a estudiar con los sofistas para no pagar las deudas, acaba agrediendo a su propio padre y justificando “sofísticamente” esa agresión. Como consecuencia, el deudor acaba quemando la escuela socrática en la que se enseñaba a convertir lo injusto en justo.

Es decir, en el fondo esa actitud “sofística” de algunos griegos de no querer pagar las deudas no es una buena propuesta.

Claro está, nosotros para tener una visión más exacta del problema griego actual deberíamos conocer mejor qué es la deuda actual, cómo se ha generado, cómo son las condiciones impuestas por una banca despiadada cuyo único objetivo es ganar dinero y más dinero sin reparar en las consecuencias y qué papel juegan estados e instituciones europeas cuyo objetivo primero debería ser conseguir y consolidar el bienestar de todos los europeos, que para eso inventaron la Unión.

En fin, reproduzco algunos textos de la comedia de Aristófanes y que cada lector opine razonadamente.

El argumento de la comedia viene perfectamente resumido precisamente en el primer argumento que acompaña en algunos manuscritos, pero no en otros. Nos dice pues el Argumento I:

“Cierto viejo de nombre Estrepsiades, agobiado por las deudas que tiene por culpa de la afición de su hijo a la cría de caballos, le pide a éste que acuda a la escuela de Sócrates y aprenda el Argumento Inferior, por si pudiera, sosteniendo en el tribunal razones contrarias a la justicia, vencer a sus acreedores y no devolver nada a ninguno de los prestamistas. Pero el muchacho no quiere, y decide acudir él mismo a aprender, y llamando a un discípulo de Sócrates se pone a hablar con él. Cuando la máquina giratoria descubre la estancia, se ve a los discípulos, sentados en círculo y muy sucios, mirando hacia un mismo lugar, y al propio Sócrates suspendido en el aire dentro de un cesto desde el que otea y observa los objetos celestes. Luego termina por recibir al viejo y convoca a los dioses en quienes ellos creen: Aire, Éter y Nubes. Ante la invocación, llegan las Nubes en función de coro y, tras unas explicaciones bastante convincentes por parte de Sócrates sobre fenómenos naturales, se vuelven ellas hacia el público y dialogan con él acerca de muchos temas. Despues, el viejo, una vez instruido, hace reiir, mostrando en público parte de lo que ha aprendido, y cuando a causa de su incapacidad para aprender es expulsado del caviladero, trae por la fuerza a su hijo y lo pone  al lado de Sócrates. Este hace salir al teatro ante él al Argumento Injusto y al Justo, los cuales mantienen una discusión; el joven elige al Injusto y este le enseña. El padre lo recibe tras su aprendizaje y se porta muy insolentemente con los acreedores y ante el éxito se lleva a su hijo para darle un banquete; pero durante una discusión respecto a lo que tendrían que hacer en ese banquete, el padre recibe unos golpes de su hijo y se pone a gritar, pero su hijo consigue enredarle y convencerle de que es justo que los padres reciban golpes de sus hijos, y el viejo,muy enfadado por la contienda con su hijo, prende fuego al caviladero de los socráticos y lo derriba. La pieza es de las más vigorosamente compuestas. (Traducción de Luis M. Macía Aparicio. Editorial Gredos)

Nota: Estrepsiades es un “nombre parlante”, significa "el que da vueltas", del verbo strepho, volver, dar, hacer vueltas”, porque da vueltas en la cama por sus deudas o porque da la vuelta al sistema al sistema socrático, cuya escuela (físicamente no existió) quema. Estrpsiades podría ser pues “el revoltoso, el inquieto.

ESTREPSIADES: (Incorporándose) ¡Joder, qué noche tan larga, Zeus soberano, interminable! ¿Nunca se hará de día? Pues ya hace un rato que el gallo, y los criados roncan: eso no habría ocurrido en otros tiempos. Mueras, pues, tú, guerra, por muchos motivos, como por ejemplo,que no pueda yo castigar a mis criados. Y tampoco se despierta de la noche el buen joven que a mi lado está,  sino que tira pedos, arrebujado entre cinco cobertores. Pues bien, si te parece,ronquemos bien tapados. (Vuelve a meterse en su catre y enseguida se levanta de nuevo). Mas no puedo, pobre de mí, conciliar el sueño, mordido por los gastos,el pesebre y las deudas, por culpa de este hijo mío. Él gasta melena y monta a caballo, conduce un tiro de caballos y sueña con caballos. Y mientras tanto yo me siento morir cuando veo la luna trayendo las veintenas, pues los intereses aumentan. Enciende luz, esclavo, y sácame la libreta para que pueda leer a cuántos les debo y calcular los intereses. Veamos qué debo: doce minas a Pasias. ¿De qué le debo doce minas a Pasias? ¿Por qué se las pedí? Ah, fue cuando compré a Copatero(nombre de un caballo). Infeliz de mí, antes me hubiera dado un golpe en un ojo con una piedra.

FIDÍPIDES: (En sueños) Filón, haces trampa, conduce por tu carril.

ESTREPSIADES: He aquí la desgracia que ha acabado conmigo: hasta dormido sueña con caballos.

FIDÍPIDES: ¿Cuántas vueltas dará en carrera un carro de guerra?

ESTREPSIADES: A mí, tu padre, bien de vueltas me haces dar tú. Bueno, a ver en qué deuda me metí después de lo de Pasias. Tres minas a Aminias por un pescantillo y un par de ruedas.

FIDÍPIDES: Que se revuelque ese caballo y luego mételo en casa.

ESTREPSIADES: Idiota, a fuerza de hacerme dar vueltas me has dejado fuera de mi hacienda, porque ya he perdido algunos juicios, y otros dicen que van a exigir un aval por los intereses.

FIDÍPIDES: (Despertando) Padre, ¿por qué estás molesto y no paras de dar vueltas en toda la noche?

ESTREPSIADES: Me ha echado las mantas a bocados un demarco (funcionario que establecía el censo).

FIDÍPIDES: Déjame dormir a mí un poco, hombre de dios.

ESTREPSIADES: Eso, tú duerme, pero entérate bien de que todas esas deudas se volverán contra tu cabeza. Ay, ojalá hubiera muerto de mala muerte la casamentera que me indujo a casarme con tu madre. Yo vivía una agradabilísima vida rústica, entre el fango, sin lavar, tumbado cuando quería, con abejas, ganado y orujo en abundancia; luego me casé con la sobrina de Megacles, yo, un paleto, con una de la ciudad: altanera, voluptuosa y con las maneras de Cesira. Cuando me casé con ella, acostado a su lado olfateaba yo el vino joven, las bandejas de higos, la lana, la abundancia; pero ella, los perfumes, el azafrán, los besos a tornillo, el derroche, la glotonería, Afrodita de los Cipotes y la Haceniños. No puedo decir, sin embargo, que fuera perezosa, porque tejía, y yo, enseñándole este manto que llevo, encontraba el pretexto para decirle: “Mujer, tejes demasiado tupido” (palabras con sentido sexual por “fornicar”)

CRIADO: No nos queda aceite en la lámpara.

ESTREPSIADES: ¡Ay de mí! ¿Por qué me encendiste la bebedora? Ven aquí, que vas a llorar.

CRIADO: ¿Por qué he de llorar?

ESTREPSIADES: Porque le pusiste una mecha de las gordas (vuelve a su monólogo). Después, cuando nos nació este hijo nuestro a mí y a mi buena mujer, discutimos enseguida sobre cómo llamarlo, y ella añadía un –ipo (significa caballo) al nombre: Jantipo, Caripo o Calípides, en tanto que yo proponía el nombre de mi abuelo, Fidónides (significa “ahorrativo”). Así pues, el asunto quedó sin decidir algún tiempo y finalmente llegamos al acuerdo de llamarle Fidípides (es una mezcla de los dos). Ella tomaba en sus brazos al niño y le decía con mucho mimo: “Cuando seas mayor, subirás en tu carro a la Acrópolis, como Megacles, con un vestido púrpura”. Y yo le decía: “Cuando traigas las cabras de vuelta del Feleo,como tu padre, vestideo con una pellica…” Pero no hizo ningún caso de mis palabras, sino que derramó su hipomanía sobre mis bienes. Con que ahora, encontrar un camino divinamente dispuesto, por el que si convenzo a éste, podré salvarme. Mas quiero despertarle primero. ¿Cuál será el modo más dulce de despertarlo? ¿Cuál? ¡Fidípides, Fidipito!

FIDIPIDES: ¿Qué, padre?

ESTREPSIADES: Bésame y dame tu diestra

FIDIPIDES: Ya esta, ¿qué sucede?

ESTREPSIADES: Dime, ¿tú me quieres?

FIDIPIDES: Sí, por este Posidón Hípico aquí presente.

ESTREPSIADES: No me vengas a mí con Hípicos, por favor, que ese dios es el culpable de mis males; pero obedéceme, hijo, si verdaderamente me quieres de corazón.

FIDIPIDES: ¿En qué quieres que te obedezca?

ESTREPSIADES: Cambia cuanto antes de comportamiento y ve a aprender lo que yo te indique.

FIDIIDES: Habla, ¿qué me pides?

ESTREPSIADES: ¿Me obedecerás?

FIDIPIDES: Te obedeceré, por Dioniso.

ESTREPSIADES: Mira ahora hacia allí. ¿Ves esa puertecita y esa casita?

FIDIPIDES: Las veo. ¿Qué sucede realmente, padre?

ESTREPSIADES: Ese es el caviladero de mentes sabias; dentro habitan unos hombres que hablan del cielo y te convencen de que es una estufa que nos rodea y que nosotros somos las brasas. Si se les paga dinero, enseñan a ganar, hablando con la razón o sin ella.

FIDIPIDES: ¿Quiénes son?

ESTREPSIADES: No sé exactamente su nombre; sólo que son caviladores concienzudos, buenos y honrados.

FIDIPIDES: ¡Bah! Pura chusma, los conozco. Los que dices son sólo unos bocazas de faz pálida, que andan sin sandalias. De ellos son el desdichado Sócrates y Querefonte.

ESTREPSIADES: ¡Eh,eh, calla, no digas idioteces! Si te importan algo las gachas de tu padre, hazte uno de ellos y abandona tu afición por los caballos.

FIDIPIDES: No, por Dioniso, habrías de darme los faisanes que cría Leógoras

ESTREPSIADES: Ve, te lo ruego, tú a quien quiero más que a nadie, ve y aprende

FIDIPIDES: ¿Y qué quieres que aprenda?

ESTREPSIADES: Dicen que entre ellos se encuentran los dos Argumentos,  el Superior, tal como es, y el Inferior. Y dicen que uno de ellos, el Inferior, consigue vencer defendiendo las causas más injustas, conque si tu me aprendieras ese Argumento Injusto, de todas las deudas que tengo por tu culpa no pagaría a nadie ni un solo óbolo.

FIDIPIDES: No te obedeceré, pues con la piel descolorida no me atrevería a mirar a la cara a los caballeros.

ESTREPSIADES: En ese caso no comerás a mi expensas, por Deméter, ni tú ni tu yunta, ni el Sánfora (un caballo), sino que te mandaré a los cuervos, fuera de mi casa.

FIDIPIDES: Mi tío Megacles no consentirá que esté sin caballo. Ea, me voy adentro, no me preocupo de ti.

ESTREPSIADES: Pues lo que es yo, aunque caído, no me quedaré tumbado, sino que tras rogar a los dioses iré personalmente al caviladero y haré que me enseñen. ¿Cómo podré aprender yo, un viejo torpe y desmemoriado, las sutilezas de los razonamientos exactos? Es preciso ir. . (Traducción de Luis M. Macía Aparicio. Editorial Gredos)

Luego,más adelante en los veros  235-246 Estrepsiades acude a Sócrates que colgado en una cesta observa los fenómenos celestes, y le pide que le enseñe a argumentar para no pagar sus muchas deudas.

ESTREPSIADES: … Vamos, querido Sócrates, baja ahora aquí junto a mí y dame los conocimientos por cuya causa he venido.

SOCRATES: ¿Y a qué has venido?

ESTREPSIADES: Quiero aprender a hablar, pues los intereses y unos acreedores implacables me llevan y me traen, y mis bienes están hipotecados.

SÓCRATES: ¿Y de dónde te viene el darte cuenta que estás endeudado?

ESTREPSIADES: Me ha dejado baldado la enfermedad de los caballos, ¡joder cómo comen! Mas enséñame uno de tus dos Argumentos, el que no paga nada de lo que debe, y te juro por los dioses que te pagaré el sueldo que tú exijas.  (Traducción de Luis M. Macía Aparicio. Editorial Gredos)

Más adelante Estrepsiades consigue que su hijo Fidípides aprenda de Sócrates el arte de la palabra. Confiado Estrepsiades en la habilidad de su hijo niega las deudas a sus acreedores, les niega el capital y los intereses.

Versos: 1154 y ss.

ESTREPSIADES:
Vocearé entonces con la voz
más aguda: ea, usureros, llorad
vosotros y el capital y los intereses de los intereses,
que ningún perjuiciopodréis hacerme ya
con el hijo que me han
educado en esta casa:
adornado con una lengua bífida,
es mi baluarte, el salvador de
mi casa, la perdición de mis enemigos,
el que librará a su padre de su gran desgracia.
…..

Curiosamente la palabra “usurero”, obolostatai en griego, ὧβολοστάται, está formada a partir de óbolo, que es la moneda, con el mismo sentido que nosotros decimos de alguien que es un “pesetero”. Parece que los intereses eran de un óbolo diario por mina (6 óbolos = 1 dracma, 100 dracmas = 1 mina, 60 minas = 1 talento= unos 27 Kg.; un jornalero ganaba dos óbolos diarios y un trabajador cualificado cuatro).

También es curioso que las palabras capital, to archaion,  τἀρχαῖον, lo antiguo, es lo que se ha ido asentando con el tiempo, y los intereses, “lo que día a día y mes a mes aumenta más y más con el correr del tiempo” como dice en el verso 1286,  son los hoy tókoi, τόκοι, los hijos, el producto como decimos nosotros. Ha tomado los términos del lenguaje de la generación, verbo que por cierto también utilizamos cuando decimos "me genera tanto dinero…"

Los acreedores, a quienes Estrepsiades les niega su dinero, anuncian que acudirán a la justicia y le pondrán un pleito.

Finalmente Estrepsiades se arrepentirá de la educación que ha dado a su hijo, capaz de argumentar para negar las deudas, pero también capaz de justificar cualquier injusticia, como la agresión que como hijo hace a su padre con el argumento de que quien bien te quiere te hará llorar.

El CORO lo anuncia en los versos 1302 y ss.

CORO:
          (Estrofa)
         ¡Cómo es eso de que a uno le gusten los malos asuntos!
         Este viejo está en pleno celo
        y quiere birlarle a sus dueños
        el dinero que tomó prestado.
        Pero hoy no se librará de algún asuntillo,
        que hará que este gran sofista
         se lleve pronto un disgusto
         por el mal que él ha iniciado.
          (Antistrofa)
            Creo que pronto va a conseguir lo que
            Busca hace tiempo:
            su hijo será un portento
            para expresar ideas contrarias
            a la justicia, y podrá
             vencer a todos cuantos
             dispute, aunque diga
             canalladas. Quizá,quizá un día deseará
              que el niño hubiera sido mudo.

Y así ocurrió pronto, cuando Estrepsiades recibe de su propia medicina y tiene que soportar cómo su hijo justifica con argumentos la paliza que le está pegando a él mismo, a su padre. Arrepentido, pues, Estrepsiades de la educación”sofística” que ha dado a su hijo y dolido con sus maestros Sócrates y Querefonte, termina quemándoles la escuela.

Estos textos nos dan idea de la complejidad de las cosas  en Grecia ya desde la Antigüedad y ante esto de nada vale el simplismo y oportunismo con el que se conducen algunos políticos europeos actuales, entre ellos naturalmente algunos españoles. Dos mil quinientos años separan las leyes de Solón de las de hoy y el sufrimiento de muchos griegos parece seguir siendo el mismo.

Las deudas de los griegos

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