Bien conocido es que el infanticidio y la exposición de niños son prácticas admitidas en Grecia y Roma bien sea por razones religiosas (discapacidad como castigo o consecuencia de la cólera de los dioses) o por razones de política y de tradición cultural.

Las polis griegas y las sociedades antiguas necesitan hombres fuertes para un ejercicio frecuente de la actividad bélica. La sociedad excluye al inválido, al no-válido.

Por otra parte siempre fue una preocupación de las ciudades griegas evitar el crecimiento excesivo de los ciudadanos para no repartir el territorio y mantener la relación entre riqueza de la ciudad y número de ciudadanos. Platón en sus Leyes, V,737e considera como número ideal de su ideal ciudad el de 5.040 ciudadanos. 

En el pensamiento y cultura griegos  además tiene una gran importancia la belleza y perfección física.

Todo ello explica que los propios legisladores como Licurgo, Platón o Aristóteles teoricen y dictaminen sobre la dimensión de las ciudades y sancionen en sus leyes o en sus propuestas de constituciones  prácticas  de eugenesia o búsqueda de la salud genética de las generaciones futuras.

En este contexto los niños y niñas  nacidos con alguna malformación física eran sencillamente eliminados.

Así Plutarco nos dice en su Licurgo, XVI 1-2:

Un padre no era el dueño de la crianza  de su hijo. Una vez que había nacido lo llevaba a un lugar llamado Lesque, en el que se reunían en asamblea los más antiguos de cada tribu. Lo examinaban y si estaba  bien conformado, si manifestaba vigor, ordenaban que se le alimentase y le asignaban como herencia una de las nueve mil parcelas de tierra. Si era contrahecho o de débil constitución, ordenaban arrojarlo a un precipicio al pie del  monte Taigeto, que se llamaba Apothetes. Consideraban que estando destinado desde su nacimiento a no tener ni fuerza ni salud, no merecía la pena ni para él mismo ni para el estado dejarle con vida.”

“Τὸ δὲ γεννηθὲν οὐκ ἦν κύριος ὁ γεννήσας τρέφειν, ἀλλ´ ἔφερε λαβὼν εἰς τόπον τινὰ λέσχην καλούμενον, ἐν ᾧ καθήμενοι τῶν φυλετῶν οἱ πρεσβύτατοι καταμαθόντες τὸ παιδάριον, εἰ μὲν εὐπαγὲς εἴη καὶ ῥωμαλέον, τρέφειν ἐκέλευον, κλῆρον αὐτῷ τῶν ἐνακισχιλίων προσνείμαντες· (2) εἰ δ´ ἀγεννὲς καὶ ἄμορφον, ἀπέπεμπον εἰς τὰς λεγομένας Ἀποθέτας, παρὰ Ταΰγετον βαραθρώδη τόπον, ὡς οὔτε αὐτῷ ζῆν ἄμεινον ὂν οὔτε τῇ πόλει τὸ μὴ καλῶς εὐθὺς ἐξ ἀρχῆς πρὸς εὐεξίαν καὶ ῥώμην πεφυκός.”

Platón en su República V 460b-c se inspira en Esparta para recomendar el infanticidio.

Aristóteles en su Política, libro VII, 1335b (16,15) dice:

En cuanto a la exposición y crianza de los hijos, debe existir una ley que prohíba criar a ningún defectuoso

Περὶ δὲ ἀποθέσεως καὶ [20] τροφῆς τῶν γιγνομένων ἔστω νόμος μηδὲν πεπηρωμένον τρέφειν,

y  recomienda como mejor medida el aborto.

En Roma la legislación y la costumbre conceden al paterfamilias el derecho de vida y muerte sobre sus hijos, que puede reconocerlos o no cuando nacen; así que la suerte de quienes nacen con un defecto físico no es mejor que en Grecia. Los niños con malformaciones  o son arrojados al Tiber o  expuestos junto a la columna Lactaria.

Aristóteles en su Historia de los animales, libro IV,9,15-16 (537a) se refiere al fenómeno de la voz:

Cada uno de los cuadrúpedos vivíparos tienen una voz diferente de los demás, pero ninguno es capaz de articular un lenguaje; este es un privilegio reservado sólo al hombre. Cuando el animal tiene una lengua articulada, tiene también una voz, pero puede tener voz sin tener nunca lenguaje ni articulación. Los que son sordos de nacimiento son también siempre mudos; sin embargo tienen una voz, pero no se puede articular. “

Hipócrates considera más bien que una malformación en realidad es fruto de una enfermedad, pero esta opinión en nada modificó la cruel costumbre de eliminar a los minusválidos.

Lucrecio, en su De rerum natura,L. V, 1052-55 dice:

No es fácil ni enseñar ni aconsejar de manera alguna a los sordos lo que es necesario hacer”.

Nec ratione docere ulla suadereque surdis, quid sit opus facto, facilest:

A la vista de estos testimonios es fácil suponer el rechazo social que una minusvalía producía en el mundo antiguo. Por eso  no es de extrañar que ya en la propia  Antigüedad resultara ciertamente llamativo un texto de Plinio el Viejo  en el que se da cuenta de la educación de un muchacho sordo como pintor.

Es el primer caso de educación de un discapacitado del que tenemos constancia histórica y el primer sordo del que conocemos su nombre: Quintus Pedius. Era hijo del senador y orador romano Quintus Pedius Publicola, Su abuelo paterno fue el cónsul Quintus Pedius y su abuela paterna Valeria, pariente, tal vez hermana, del senador y orador también Marco Valerio Messala Corvino. Su abuelo y el emperador Augusto eran primos por parte de madre. Así que este muchacho era de muy buena familia.
Messala aconsejó y Augusto autorizó su educación como pintor; desgraciadamente murió joven. Esto es lo que nos  dice Plinio, Historia Natural  35, 7,  21:

…. No debemos olvidar el célebre consejo sobre pintura de los principales personajes, a propósito de  Quinto Pedio, nieto de Quinto Pedio, consular, recompensado con el triunfo, nombrado coheredero por el dictador Cesar con Augusto, que había nacido mudo (sordo) por naturaleza. El orador Messala, de cuya familia era la abuela del niño, aconsejó que se le enseñara pintura, cosa que también aprobó el divino Augusto. Habiendo hecho grandes progresos  en ese arte, murió siendo niño.”

… et principum virorum non omittendum de pictura celebre consilium, cum Q. Pedius, nepos Q. Pedii consularis triumphalisque et a Caesare dictatore coheredis Augusto dati, natura mutus esset. in eo Messala orator, ex cuius familia pueri avia fuerat, picturam docendum censuit, idque etiam divus Augustus comprobavit; puer magni profectus in ea arte obiit”.

Luego  tuvieron que pasar muchos siglos hasta la aceptación social de las medidas de reinserción de las personas con discapacidad. En la historia de la educación y enseñanza de sordos ha jugado un papel muy importante España, considerada la cuna de la enseñanza de sordomudos gracias a la labor del benedictino. Pedro Ponce de León, (1513?-1584) nacido en Sahagún (León), que partió de las propuestas de Girolamo Cardano (nacido en 1501) que pensó que los signos con las manos podían ayudar a los sordos a comunicarse. El lenguaje y la numeración con signos eran conocidos desde la Antigüedad, pero no aplicados a la comunicación de los sordos.

Desgraciadamente todavía son numerosos los lugares del planeta en los que se todavía es muy insuficiente la atención a estas personas y las razones o sinrazones vienen a ser las mismas que en la Antigüedad.
 

El primer testimonio de educación de un sordo

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