Los griegos vivieron en su momento y a lo largo de su historia el enfrentamiento con los persas como una confrontación entre la libertad democrática helena frente a la tiranía oriental persa.

Los “medos” fueron unas  tribus que habitaron el noroeste de Persia, el actual Irán, en la región que se llamó Media, con capital en Ecbatana  y que tras numerosas luchas y revueltas se integraron en el imperio persa desde los tiempos de Ciro II el Grande , fundador del imperio aqueménida o persa, muerto en el año 530 antes de Cristo. Dominaban lo que luego se llamó la “ruta de la seda”, camino desde China hasta el occidente europeo.

Los griegos utilizaron prácticamente como sinónimos los términos “medos” y “persas” y por ello a las tres guerras famosas que los enfrentaron en la primera mitad del siglo V a.C. las  llamaron “Guerras Médicas” (Μηδικά, Mĕdiká). En ellas se enfrentaron las pequeñas e independientes ciudades griegas contra el enorme y poderoso imperio persa.

Contra todo pronóstico ganaron los griegos y los enfrentamientos produjeron  algunos de los episodios más famosos de la Historia, como la heroica batalla de las Termópilas en las que un puñado de espartanos detiene al numeroso ejército persa, o la batalla de Maratón, cuyo resultado fue comunicado a la ciudad de Atenas por Filípides, soldado griego  que recorrió sin parar los 42 kilómetros de distancia que aproximadamente  había entre los dos puntos y que dio muchos años después nombre a la carrera olímpica más famosa y atractiva.

Estas guerras nos las cuenta con detalle Heródoto (484-425 a.C.), que las presenta como un enfrentamiento grandioso entre  la libertad griega y la tiranía persa, entre la democracia helena y el absolutismo medo, en definitiva como un conflicto entre Oriente y Occidente.

¿Quién nos iba a decir que dos mil quinientos años después se producirían otros conflictos en la misma zona que intentarían justificarse de manera similar: Occidente frente a Oriente, la libertad y la democracia occidentales frente a la tiranía y el despotismo orientales. ¿Llevaremos tal vez estos conflictos constantes y estas mismas razones incrustados en nuestra genética?

 

Las Guerras Médicas no fueron un problema de salud

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