Tras la adquisición del concepto abstracto de número y sus representación gráfica, necesitaba el hombre crear un sistema de numeración que le permitiese trabajar cómodamente con grandes cantidades. Para ello necesitaba crear un sistema jerarquizado de varios órdenes o niveles, de tal manera que determinado número de unidades de un nivel se convirtiesen en unidad del nivel superior y así sucesivamente. Al criterio para organizar ese sistema se le llama “base”. Así entre nosotros diez unidades constituyen una decena y diez decenas una centena y diez centenas un millar.

El sistema de numeración más extendido en el mundo es el de base 10, que acabamos de ejemplarizar, que se llama “decimal” de la palabra latina “decem” que significa “diez”. Pero existen y han existido otros, incluso entre nosotros. Reliquias de esos otros sistemas son por ejemplo  el contar por docenas en algunos casos (una docena de huevos…) que correspondería a un sistema de base 12 o duodecimal , de la palabra latina “duodecim” que significa “doce”; la expresión francesa con la que se designa 80, “quatre vingt” (cuatro veintes)  que delata el uso de base 20; la medición del tiempo:  60 segundos hacen un minuto y 60 minutos una hora que corresponde a un sistema en base 60 o sexagesimal, (de la palabra latina sexaginta, que significa “sesenta”.

El sistema decimal se impone naturalmente porque diez son los dedos de las dos manos con las que el hombre acostumbra a contar. La mano es y sigue siendo la primera máquina de calcular. A pesar de ello los sistemas de pesos y medidas de muchos  países, y aun dentro de ellos, eran muy diversos aun siendo decimales, lo que dificultaba enormemente las relaciones, sobre todo económicas, entre ellos.

Al final del  Siglo de las Luces , el siglo XVIII,  en la Revolución Francesa, se comienza a poner orden en tanta confusión. En primer lugar se trataba de encontrar una “unidad” que fuera aplicable a la medida de la longitud, del espacio, del volumen, de la capacidad  y del peso. Después de muchas discusiones se encontró una longitud a la que se llamó “metro” con la que se construyó un patrón  de platino e iridio a 0ºC.  Hoy se define esa distancia como la longitud del trayecto recorrido por la luz en el vacío durante 1/299.792.458 de segundo.

A esta unidad se le llamó “metro” de la  palabra griega (  "μέτρον" , metron) que significa "medida"

Esta unidad podía generar múltiplos y submúltiplos, a los que también había que poner nombres.  Los sabios franceses encontraron una solución salomónica: a los múltiplos se les pondría nombres griegos:  deca-, del griego  “ deka” (δέκα),  que significa diez, hecto-(del griego ἑκατόν “ekaton”) que significa cienkilo–  (del griego χίλια. “jilia”)que significa mil. A los submúltiplos se les pondría nombres latinos: deci– (del latin “decem” que significa diez, centi– (del latín centum) que significa cien-, milli– (del latín “mille” )que significa mil.
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Aplicando esta terminología a las  medidas de longitud tenemos que: la unidad es el metro; múltiplos son el decámetro, el hectómetro, el kilómetro, submúltiplos son el decímetro, el centímetro, el milímetro.

Como medida de capacidad tenemos el litro ; múltiplos el decálitro, el hectólitro, el kilolitro ; submúltiplos el decilitro, el centilitro, el mililitro.

La palabra “litro” procede la de la francesa “litre” y ésta del latín medieval “litra”  y esta a su vez del griego λίτρα , “litra”, que significa  y de la que procede “libra”.

Como medidas de peso tenemos la unidad, el gramo ( del griego γράμμα , “gramma” que significa letra y que pasa al latín con el significado de piedrecilla); múltiplos son el decagramo, el hectogramo, el kilogramo; submúltiplos son el decigramo, el centigramo, el miligramo.

Una vez más Grecia y Roma, las raíces,  venían en nuestra ayuda.

Por cierto, un prisma de un decímetro de base por  un decímetro de altura es un decímetro cúbico porque resulta de multiplicar 3 veces el decímetro  (largo X ancho X alto). La capacidad de agua que puede recoger ese prisma es de un litro y el peso de esa agua es un kilogramo. Se encontró así la relación y equivalencia entre las medidas de longitud, capacidad y peso y todas ellas sobre el sistema decimal. Al margen quedó la medida del tiempo, residuo antiquísimo como dijimos.

Así que se ha impuesto casi por completo el sistema decimal, excepto las reliquias anteriormente comentadas, y en el mundo anglosajón, empeñados como siguen en contar en millas y yardas.

Tanto en el caso de las reliquias como en el inglés se comprueba una vez más que en la sociedad humana no siempre se impone lo fríamente racional; hay usos y costumbres manifiestamente mejorables que impone la voluntad o inercia social.

Pero las necesidades de la moderna computación han obligado a superar el tradicional sistema métrico decimal y así se ha creado el Sistema Internacional de Unidades o de Medidas con términos para múltiplos  tales como  yotta,  zetta, exa, peta, tera,  giga, mega, kilo, hecto, deca; y submúltiplos tales como  deci, centi, mili, micro, nano,  pico,  femto, atto,  zepto , yocto.

Casi todos los nombres nuevos son también griegos y latinos con algunas adaptaciones, como yotta, zetta, peta (parecido a penta), giga, mega… micro, nano, micro, zepto, yocto; parece que se han colado algunos daneses como femto o attto.

Decámetros y decímetros

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