Puede ser esta una buena frase para celebrar el Día Mundial del Libro, que de acuerdo con la UNESCO se celebra cada 23 de abril de cada año desde 1995. En ese día, en 1616, murieron Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el poeta Garcilaso de la Vega, El Inca.

La frase aparece por primera vez en una carta de Plinio el Joven a Bebio Macro. En la carta  se la adjudica a su tío, el famoso naturalista Plinio el Viejo, que murió en la erupción del Vesubio en aras de la ciencia.

Plinio Epistolas,3,5,10:

Solía decir que no hay libro tan malo que no aproveche en alguna parte

Dicere etiam solebat nullum esse librum tam malum ut non aliqua parte prodesset”.

Luego puede aparecer con alguna ligera variante, como por ejemplo:

Nullus est liber tam malus, ut non aliqua parte prosit

Reproduzco un pequeño fragmento de la carta, para contextualizar la frase :

C. Plinio saluda a su estimado Bebio Macro

Me resulta muy agradable que leas con tanta atención los libros de mi tío, y que quieras tenerlos todos  y que me preguntes cuáles son todos. Desempeñaré la función de un índice e incluso te haré sabedor de en qué orden fueron escritos: pues para los estudiosos es también agradable el conocimiento de estas cosas.
…..

Una vez que había regresado a casa, dedicaba el tiempo que le quedaba a los  estudios. Muchas veces, después de la comida (que tomaba ligera  y sencilla según costumbre de los antiguos), en verano, si tenía algún momento de ocio, se tumbaba al sol, se le leía un libro y lo anotaba y extractaba. Pues no leyó nada que no extractara. También solía decir que no había libro tan malo que no aprovechara en alguna parte. Después del sol, muchas veces se lavaba con agua fría. Luego comía y dormía muy poco: inmediatamente trabajaba como si de otro día se tratase hasta la hora de la cena. Después de esta, se le leía un libro y  lo anotaba a toda velocidad. Recuerdo que  en una ocasión, como quiera que un lector había pronunciado mal alguna parte,   uno de sus amigos le llamó la atención y le obligó a repetirlo; mi tío le dijo a éste: “¿lo habías entendido ya?; como le dijera que sí, le contestó: “entonces ¿por qué le has llamado la atención?. Con tu interrupción hemos perdido más de diez líneas”.  Tanto era el aprovechamiento del tiempo.

C.Plinius Baebio Macro Suo S(alutem)

Pergratum est mihi quod tam diligenter libros avunculi mei lectitas, ut habere omnes velis quaerareque qui sint omnes. Fungar indicis partibus, atque  etiam quo sint ordine scripti notum tibi faciam: est enim haec quoque studiosis non iniucunda cogniti.
….
Reversus domum, quod reliquum temporis, studiis reddebat. Post cibum saepe, quem interdiu levem et facile veterum more sumebat, aestate,si quid otii, iacebat in sole, liber legebatur, adnotabat excerpebatque. Nihil enim legit quod non excerperet. Dicere etiam solebat nullum esse librum tam malum, ut non aliqua parte prodesset. Post solem plerumque frigida lavabatur: deinde gustabat dormiebatque minimum:mox quasi alio die studebat in cenae tempus. Super hanc liber legebatur, adnotabatur, et quidem cursim.
Memini quondam ex amicis cum lector quaedam perperam pronuntiasset, revocasse et repeti coegisse; huic avunculum meum dixisse “intellexeras nempe?” cum ille adnuisset, “cur ergo revocabas? Decem amplius versus hac tua interpellatione perdidimus.”  Tanta erat parsimonia temporis.


La frase se convirtió en un tópico o lugar común en el Renacimiento y no hay autor que no la utilice en alguna ocasión. Es frecuente su uso en los prólogos o prefacios para, curándose en salud, justificar los presuntos escasos méritos de una obra.

Como no podía ser de otra manera la utiliza Erasmo en sus Adagios, pero no como uno de ellos, sino con ocasión de una curiosa polémica con Luigi Ricchieri 1453 o 1469 – 1525, Celio Rodigino en castellano y    Caelius Rhodiginus en latín. profesor de Latín y griego y autor de una gran enciclopedia titulada “Antiquae Lectiones” en la que pretendía recoger todo el saber antiguo a la manera de las Noctes Atticae de Aulo  Gelio.

Parece ser que Caelius Rhodiginius estaba componiendo también una colección de adagios o sentencias latinas pero salió antes la obra de Erasmo así que suspendió la suya, si bien utilizó el material acumulado en su enciclopedia y en otras obras. Pues bien, Rodigino  bebió en la obra de Erasmo y Erasmo también bebió en la obra de Rodigino, aunque ninguno de los dos lo econozca. En los casos en que uno se servía del otro no citaban la fuente. Erasmo se queja de plagio (furtum, hurto, robo)en la carta dirigida a todos los filólogos, prólogo a la edición de los Adagia de Basilea de 1533 y es en esa carta en donde utiliza la frasecita en cuestión:

Desiderio Erasmo de  Roterdam saluda a todos los filólogos

Consideraría estas cosas indignas de ser recordadas si no hubiera visto que se trataban en serio por parte de algunos, que querían parecer a los otros que eran los primeros en haber considerado este ejemplo, sin  que pareciera que habían tomado algo de mis “quiliadas” sino que habían realizado toda la obra  con sus solos medios y con su Marte (su trabajo). Pero si  recogen lo que publican de los autores antiguos,  como quiera que en ellos se encuentra cantidad infinita de proverbios, que yo paso por alto, ¿por qué  pasadas por alto estos cogen tantos publicados por mí y añaden tan pocos no tratados por mi? ¿Por qué citan tan raramente autores no citados por mí?  Y si añaden algo nuevo, ¿acaso creen  que con ello disimulan bien el robo, si a las ollas viejas les ponen asas nuevas? Si no han leído mi selección, ¿con qué cara confiesan que nada tienen en común conmigo? Si la han leído pero quieren disimular, ciertamente lo deberían haber llevado a cabo con más diligencia y destreza de ejecución para que no hubiese sospecha. Yo ciertamente, aunque parezco versado en los buenos autores, que no necesito robar a escondidas en las  mezclas de los más recientes, sin embargo no considero que haya hoy un autor tan trivial que no sea digno de leerse, si publica un libro de adagios, porque es verdad el dicho de que no hay libro tan malo de donde no puedas sacar algo de bueno. Que yo no quiera leer los que tratan un argumento común con el tuyo, es propio de una vergonzosa arrogancia; disimular tú que los has leído, es propio de una vergonzosa ambición; negar el beneficio es propio de la más vergonzosa ingratitud.

Desiderius Erasmus Roterodamus philologis ómnibus S.D.
Haec indigna ducerem quae commemorentur, nisi uiderem hoc a quibusdam agi
serio, ut primi hoc exemplum induxisse uideantur, ab aliis, ne quid ex meis
Chiliadibus uideantur sumpsisse mutuo, sed rem totam suis auspiciis suoque
Marte confecisse. Atqui si decerpunt ex uetustis autoribus quae produnt, quum in
his resideat infinita prouerbiorum copia quae nos praetermisimus, quur his
praeteritis tam multa congerunt a nobis prodita, tam pauca adferunt nobis
intacta? Quur tam raro citant autores a nobis non citatos? Et si quid paululum
nouent, an credunt ilico bene dissimulatum furtum, si ueteribus ollis nouas
affigant ansas? Si nostra non legerunt, qua fronte profitentur se nihil habere
mecum commune? Si legerunt ac dissimulandum putant, certe diligentia et
dexteritate tractandi perficiendum erat, ne cui suboleret fucus. Ego sane
quanquam ita uersatus uideor in bonis autoribus, ut non magnopere sit opus ex
recentiorum miscellaneis suffurari, tamen nullus est hodie literator tam triuialis
quin, si libellum aederet adagia pollicentem, dignaturus sim eum lectione, quod
uere dictum sit nullum esse librum tam malum unde non aliquid boni possis
decerpere. Nollem legere eos qui tractant argumentum commune tecum, turpis est
arrogantiae: dissimulare quum legeris, turpioris est ambitionis: inficiari
beneficium, turpissimae ingratitudinis.

Otro ejemplo es el uso que de ella hace Gabriel Alonso de Herrera, que  escribió a instancias de Cisneros un libro para mejora la práctica agrícola de su tiempo titulado “Agricultura General que trata de la labranza del campo y sus particularidades” (1513). Curándose en salud, afronta la crítica que alguien pueda hacerle de qué utilidad puede tener tal libro para agricultores generalmente iletrados, responde con Plinio la famosa frase:

“No hay libro tan malo que en alguna parte no sea provechoso, siquiera para ocupar los ociosos algún poco de tiempo, para que no ejerciten vicios dedonde suelen resultar muchos escándalos y pecados”

Pero probablemente las citas más famosas que se hacen en castellano son la del Lazarillo de Tormes, la de Mateo Alemán en el Guzmán de Alfarache y las dos que hace Cervantes en la II parte del Quijote.

En el prólogo del Lazarillo la utiliza Diego de Mendoza usando la autoridad de Plinio en el sentido indicado de prudente presentación justificándose ante quien pueda sentir algún recelo:

“Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos, y no se entierren en la sepultura del olvido; pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite; y a este propósito dice Plinio “que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena” mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello.”

En Guzmán de Alfarache I,33:

Bien veo de mi rudo ingenio y cortos estudios fuera muy justo temer la carrera y haber sido esta libertad y licencia demasiada; mas considerando no haber libro tan malo donde no se halle algo bueno, será posible que en lo que faltó el ingenio supla el celo de aprovechar que tuve, haciendo algún virtuoso efecto, que sería bastante premio de mayores trabajos y digno del perdón de tal atrevimiento.

Cervantes en el capítulo 3 de la II parte:

La historia es como cosa sagrada, porque ha de ser verdadera, y donde está la verdad, está Dios, en cuanto a verdad; pero, no obstante esto, hay algunos que así componen y arrojan libros de sí como si fuesen buñuelos

—No hay libro tan malo —dijo el bachiller—, que no tenga algo bueno.

—No hay duda en eso —replicó don Quijote—, pero muchas veces acontece que los que tenían méritamente granjeada y alcanzada gran fama por sus escritos, en dándolos a la estampa la perdieron del todo o la menoscabaron en algo.

Y de nuevo en el capítulo 59 de la misma II parte:

—Por vida de vuestra merced, señor don Jerónimo, que en tanto que traen la cena leamos otro capítulo de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha.

Apenas oyó su nombre don Quijote, cuando se puso en pie y con oído alerto escuchó lo que dél trataban y oyó que el tal don Jerónimo referido respondió:

—¿Para qué quiere vuestra merced, señor don Juan, que leamos estos disparates, si el que hubiere leído la primera parte de la historia de don Quijote de la Mancha no es posible que pueda tener gusto en leer esta segunda?

—Con todo eso —dijo el don Juan—, será bien leerla, pues no hay libro tan malo, que no tenga alguna cosa buena. Lo que a mí en este más desplace es que pinta a don Quijote ya desenamorado de Dulcinea del Toboso

Oyendo lo cual don Quijote, lleno de ira y de despecho alzó la voz y dijo:

—Quienquiera que dijere que don Quijote de la Mancha ha olvidado ni puede olvidar a Dulcinea del Toboso, yo le haré entender con armas iguales que va muy lejos de la verdad; porque la sin par Dulcinea del Toboso ni puede ser olvidada, ni en don Quijote puede caber olvido: su blasón es la firmeza, y su profesión, el guardarla con suavidad y sin hacerse fuerza alguna.


Los ejemplos modernos son infinitos. Sirva como muestra de su uso internacional la cita que hace el famoso historiador Edward Emily Gibbon (1737-1794), autor de la gran obra The History of the Decline and Fall of the Roman Empire ( Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano). Dice Gibbon en sus  Memoirs of My Life and writings

…and that I soon adopted the tolerating maxim of the elder Pliny, “nullum esse librum tam malum ut no ex aliqua parte  prodesset”.
   
Oscar Wilde, modificó la frase, pero dándole un sentido moral desplazando la posible maldad  del contenido moral al lector, en el Prefacio de "El retrato de Dorian Gray".: 

"No hay libros morales ni inmorales. Los libros están bien escritos o no lo están."

  La frase siempre me ha generado pensamientos enfrentados: por una parte cierto atractivo, casi fetichista, por el libro, por la letra impresa me impide despreciar y mucho más destruir cualquier texto; por otra encuentro que son muchos los libros verdaderamente deleznables, esencialmente malos, entre los cuales se cuentan la mayor parte de los modernos bestsellers. Encuentro libros de historia absolutamente falsos y faltos de rigor, encuentro publicitados bestsellers dignos de todo rechazo, encuentro libros moralmente (y no me refiero a la temática sexual) negativos.  Recuerdo con simpatía una vieja columna de una vieja revista de humor en los años duros de la dictadura, La Codorniz; en ella había una sección llamada “La cárcel de papel”  en la que eran recluidos los autores y escritos especialmente disparatados o falsos o malos de solemnidad. La verdad es que mucha de la letra impresa en forma de libro merecen si no la pena de muerte, contra la que me manifiesto contrario, sí una cadena perpetua en esa “cárcel, naturalmente de papel”.

Al margen de todo ello el mismo Plinio nos dejó un buen consejo para lectores compulsivos:

“Hay que leer mucho, no muchas cosas”  Plinio, Epistolas, 7,9,16 que viene a querer decir "hay que leer muchas veces un libro, no muchos libros"

Multum legendum esse,  non multa

No hay libro tan malo que no aproveche en alguna parte. (Nullum esse librum tam malum, ut non in aliqua parte prodesset) Plinio el Joven, Epist.3,5,10

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