El plagio y el robo de creaciones artísticas, intelectuales, etc. es muy antiguo y a veces difícil de detectar. Hoy sin duda es mucho mayor dada la enorme producción intelectual y la capacidad de los modernos instrumentos informáticos que han reducido el trabajo de la copia y plagio al “copia y pega” de los procesadores de textos. Claro que estos modernos instrumentos también son eficaces para detectar y localizar al plagiador.
Las Médulas son la evidencia de la “ruina montium”
Como comenta Plinio en su Naturalis Historia, libro 33, dedicado a los metales, existió en la Antigüedad una verdadera fiebre del oro. Véase http://www.antiquitatem.com/oro-en-la-antiguedad-mineria-romana
La fiebre del oro en la Antigüedad
Desde que los hombres descubrieron la utilidad de los metales, una de sus mayores preocupaciones ha sido localizar los yacimientos en los que se encuentra el oro, la plata, el hierro, el estaño, el cobre, el plomo…
Fósiles de dinosaurios en la Antigüedad
En la Mitología grecolatina, como en casi todas, son frecuentes los seres monstruosos y los animales fantásticos. A veces estos monstruos son animales de grandes dimensiones, otras son resultado de la mezcla de varios diferentes e incluso en ocasiones de la mezcla de seres humanos y animales.
Cayo Graco: sólo el interés mueve al orador político
Aulo Gelio, en el libro XI, capítulo 9, de sus Noches Áticas, nos relata cómo el famoso orador griego Demóstenes se deja comprar por una buena cantidad de dinero para no pronunciar un discurso en contra del macedonio Harpalo. En el capítulo siguiente en el 10, nos da otra versión atribuida ahora a un discurso de Cayo Graco. Pero el interés de este texto va más allá de la diferente atribución, porque en él Graco nos descubre con toda crudeza cómo los oradores políticos y los abogados buscan sobre todo el lucro y el beneficio.
Un caso famoso de corrupción política en Atenas
Si algo planea de manera insufrible sobre la vida política española es la corrupción. En realidad parece inherente a la condición de muchas personas y su sed insaciable de dinero. Por eso existe en todos los países, dependiendo su intensidad de la fuerza de la democracia y de la existencia de controles adecuados. Tampoco es exclusiva de nuestra época, sino de todos los tiempos.
Los ladrones de lo público
La insufrible corrupción que parece dominar toda la vida pública está a punto de arruinar la confianza de los ciudadanos en la política. Tal vez alguno piense que este es un mal de los tiempos modernos y limitado a algunas sociedades en las que la democracia es más débil. Nada más lejos de la verdad histórica.
“No esperes de los amigos lo que puedas hacer tu mismo”. (Ne quid exspectes amicos, quod tute agere possies).
Hace pocos días un buen amigo de elevada sensibilidad literaria se servía de la frase presuntamente atribuida a Shakespeare “Siempre me siento feliz, ¿ sabes por qué ?
Porque no espero nada de nadie; esperar siempre duele”. La frase admite dos interpretaciones, una negativa y de desesperanza y otra positiva de autoconfianza, de seguridad en las propias fuerzas y recursos. Mi amigo se decantaba por esta segunda.
Apotegmas, aforismos, adagios, axiomas, sentencias, dichos
Los griegos fueron quienes decidieron que el saber y los avances del conocimiento debían ser enseñados a los ciudadanos y que estos debían ser educados en ese conocimiento y en el respeto a las leyes. Ciertamente ni los griegos ni los romanos crean un sistema público de enseñanza similar a los modernos, pero sí un sistema de enseñanza con sus diversas etapas.
Delta
Delta es el nombre de la cuarta letra del alfabeto griego (Δ, δ), equivalente a la latina, y, por tanto, también a nuestra “D,d”. Procede del alfabeto fenicio, en que se llama “ daleth”, “puerta”