Hoy se publican miles de libros, miles de títulos y miles de ejemplares de cada título. En la Antigüedad la industria editorial era mucho más pequeña, pero existe un importante comercio de libros primero de papiro y luego de pergamino o piel.
Pues bien, entonces como ahora existieron personas que exponían libros en las estanterías de sus casas simplemente por ostentación, libros que no habían leído, si bien no se llegó al extremo de exponer en las bibliotecas libros simulados, cajas vacías representando lomos de libros importantes, aunque al decir de Séneca, eran los lomos lo único que vieron algunos romanos.
Séneca se refiere a esta costumbre en su “ De tranquillitate animi,” 9, 4:
¿De qué sirven innumerables libros y librerías, de los que el dueño apenas ha leído en toda su vida los índices? Una multitud de libros es una carga, y no enseña; y así te será mucho más satisfactorio seguro entregarte á unos pocos autores, que andar errante por muchos. En Alejandría ardieron cuarenta mil libros. Alguno habrá alabado este hermosísimo testimonio de la opulencia del rey, como incluso hizo Livio, que dijo que aquello fue extraordinaria obra de la exquisitez y preocupación de los reyes. Pero aquello no fue ni elegancia ni preocupación, sino un exceso de pretensión estudiosa, mejor ni siquiera estudiosa, porque los compraron no para el estudio, sino para la vista; como ocurre a muchísimos ignorantes, incluso los libros de las primeras letras infantiles no son instrumentos para los estudios, sino adorno de sus comedores. Téngase en consecuencia la cantidad de libros que sea necesaria y ninguno para aparentar. Me dices que te parece más adecuado el gasto en estos que en copas de Corinto y en cuadros de pintura. Pero allí donde hay exceso hay vicio. ¿Qué razón hay para disculpar al hombre que acapara armarios de madera de tuya y de marfil, o rebusca obras de autores desconocidos o prohibidos y bosteza entre tantos miles de libros, a quien lo único que le agrada son los cantos y títulos de sus volúmenes? Así pues verás en casa de los más ignorantes todo lo que está escrito de discursos y de historia y las estanterías levantándose hasta el techo; pues incluso ya entre los baños y las termas se instalan también bibliotecas como el adorno necesario de la casa. Yo lo perdonaría sin duda si surgiese de un deseo excesivo de estudios, pero ahora, mezcladas con las imágenes de sus antepasados, se compran estas obras exquisitas de inteligencias divinas para el embellecimiento y adorno de las paredes.
Studiorum quoque, quae liberalissima impensa est, tamdiu rationem habet quamdiu modum. Quo innumerabiles libros et bibliothecas, quarum dominus uix tota uita indices perlegit? Onerat discentem turba, non instruit, multoque satius est paucis te auctoribus tradere quam errare per multos. Quadraginta milia librorum Alexandriae arserunt. Pulcherrimum regiae opulentiae monumentum alius laudauerit, sicut et Liuius, qui elegantiae regum curaeque egregium id opus ait fuisse. Non fuit elegantia illud aut cura, sed studiosa luxuria, immo ne studiosa quidem, quoniam non in studium, sed in spectaculum comparauerant, sicut plerisque ignaris etiam puerilium litterarum libri non studiorum instrumenta, sed cenationum ornamenta sunt. Paretur itaque librorum quantum satis sit, nihil in apparatum. (Honestius, inquis, huc se impensae quam in Corinthia pictasque tabulas effuderint.) Vitiosum est ubique quod nimium est. Quid habes cur ignoscas homini armaria e citro atque ebore captanti, corpora conquirenti aut ignotorum auctorum aut improbatorum et inter tot milia librorum oscitanti, cui uoluminum suorum frontes maxime placent titulique? Apud desidiosissimos ergo uidebis quicquid orationum historiarumque est, tecto tenus exstructa loculamenta: iam enim, inter balnearia et thermas, bibliotheca quoque ut necessarium domus ornamentum expolitur. Ignoscerem plane, si studiorum nimia cupidine erraretur; nunc ista conquisita, cum imaginibus suis discripta, sacrorum opera ingeniorum in speciem et cultum parietum comparantur.