El romano, en su autoafirmación y autocomplacencia, llega a confundir el “orbis terrarum” con el “orbis romanus”. Son innumerables también los textos y los hechos que pretenden asentar en los ciudadanos esta idea de que el mundo, al menos el interesante, es romano.

Es lo que, por ejemplo, podemos apreciar en Cicerón, Rhetorica  Ad Herennium, 4,9,13:

Un discurso será del estilo medio si, como he indicado antes, rebajamos ligeramente el tono sin descender sin embargo hasta el más bajo; por ejemplo:

Estáis viendo, jueces, contra quiénes luchamos. Contra aliados que solían combatir a nuestro lado y defendían con su valor y esfuerzo nuestro imperio. Conocen sin duda sus propios recursos y tropas y, por la vecindad y las relaciones todo tipo con nosotros, podían igualmente conocer y evaluar todo el poder del pueblo romano. Cuando decidieron hacernos la guerra, decidme, en qué confiaban pata atacarnos, sabiendo que la mayoría casi absoluta de nuestros aliados permanecería fiel a sus obligaciones, viendo que no disponían de tropas abundantes, generales expertos, fondos públicos ni, en definitiva, nada de lo que se necesita para realizar una guerra. Incluso luchando contra algún vecino por una cuestión de fronteras o pensando resolver el conflicto en una sola batalla, habrían acudido al combate mejor armados y equipados. Mucho menos creíble es que intentaran con tan pocas tropas apoderarse del imperio que domina el mundo, un imperio que todos los pueblos, reyes y naciones han aceptado, unos por la fuerza, otros voluntariamente, vencidos por las armas o la generosidad del pueblo romano. Alguien se preguntará: '¿Y los habitantes de Fregelas?''. ¿Es que ellos no lo intentaron por su propia voluntad?’ Sí, y precisamente por ello no hubieran debido intentarlo, después de ver cómo los de Fregelas salieron malparados. La ignorancia hace caer fácilmente en el error a los pueblos que por falta de experiencia no pueden encontrar precedentes en su historia para cada cuestión. Por el contrario, los que conocen lo que les ha sucedido a otros pueden fácilmente obtener provecho propio de las experiencias ajenas. ¿Ningún motivo les indujo? ¿No tenían la menor esperanza cuando empeñaron las armas? ¿Quién creerá que alguien ha sido tan insensato como para atreverse a atacar el poder del pueblo romano sin el apoyo de alguna fuerza? Algún motivo, por tanto,  debió existir. Y ¿qué otro puede ser sino el que os digo?”
(Traducción de Salvador Núñez. Editorial Gredos)

In mediocri figura versabitur oratio, si haec, ut ante dixi, aliquantum demiserimus neque tamen ad infimum descenderimus, sic:

«Quibuscum bellum gerimus, iudices, videtis: cum sociis, qui pro nobis pugnare et imperium nostrum nobiscum simul virtute et industria conservare soliti sunt. Ii cum se et opes suas et copiam necessario norunt, tum vero nihilominus propter propinquitatem et omnium rerum societatem, quid omnibus rebus populus Romanus posset, scire <et> existimare poterant. Ii, cum deliberassent nobiscum bellum gerere, quaeso, quae res erat, qua freti bellum suscipere conarentur, cum multo maximam partem sociorum in officio manere intellegerent? Cum sibi non multitudinem militum, non idoneos imperatores, non pecuniam publicam praesto esse viderent? Non denique ullam rem, quae res pertinet ad bellum administrandum? Si cum finitumis de finibus bellum gererent, si totum certamen in uno proelio positum putarent, tamen omnibus rebus instructiores et apparatiores venirent; nedum illi imperium orbis terrae, cui imperio omnes gentes, reges, nationes partim vi, partim voluntate consenserunt, cum aut armis aut liberalitate a populo Romano superati essent, ad se transferre tantulis viribus conarentur. Quaeret aliquis: Quid? Fregellani non sua sponte conati sunt? Eo quidem isti minus facile conarentur, quod illi quemadmodum discessent videbant. Nam rerum inperiti, qui unius cuiusque rei de rebus ante gestis exempla petere non possunt, ii per inprudentiam facillime deducuntur in fraudem: at ii, qui sciunt, quid aliis acciderit, facile ex aliorum eventis suis rationibus possunt providere. Nulla igitur re inducti, nulla spe freti arma sustulerunt? Quis hoc credet, tantam amentiam quemquam tenuisse, ut imperium populi Romani temptare auderet nullis copiis fretus? Ergo aliquid fuisse necessum est. Quid aliud, nisi id, quod dico, potest esse?»

Es lo que en varias ocasiones dice Ovidio. Así   a propósito de las celebraciones del día 1 de Enero al dios Jano en Fasti,1,75 y ss.:

¿Ves cómo reluce el cielo con los fuegos perfumados y crepita la espiga cilicia al
encender las hogueras? La llama reverbera con su brillo en el oro de los templos y esparce el resplandor tembloroso en lo alto del santuario. Van con las ropas intactas al alcázar de Tarpeya  y el pueblo lleva el mismo color que el color de su fiesta; ya marchan delante los nuevos mandos, nueva púrpura refulge y el marfil llamativo  siente pesos nuevos. Novillos exentos del trabajo, que la hierba falisca alimentó en sus campiñas ofrecen su cuello para  que los hieran. Júpiter, cuando mira a todo el orbe desde su alcázar, no encuentra nada que ver que no sea romano. ¡Salud, día bienhechor!: vuelve cada vez mejor, merecedor de que te honre el pueblo dueño del mundo. Mas con todo, ¿qué dios diré que eres tú, Jano biforme? Pues Grecia no tiene numen ninguno parejo a ti. Y a la vez revela el motivo por el que eres el único entre los celestiales que ves lo que está a la espalda y lo que está delante.

cernis odoratis ut luceat ignibus aether,              
     et sonet accensis spica Cilissa focis?
flamma nitore suo templorum verberat aurum,
     et tremulum summa spargit in aede iubar.
vestibus intactis Tarpeias itur in arces,
     et populus festo concolor ipse suo est,              
iamque novi praeeunt fasces, nova purpura fulget,
     et nova conspicuum pondera sentit ebur.
colla rudes operum praebent ferienda iuvenci,
     quos aluit campis herba Falisca suis.
Iuppiter arce sua totum cum spectet in orbem,              
     nil nisi Romanum quod tueatur habet.
salve, laeta dies, meliorque revertere semper,
     a populo rerum digna potente coli.
Quem tamen esse deum te dicam, Iane biformis?
     nam tibi par nullum Graecia numen habet.              
ede simul causam, cur de caelestibus unus
     sitque quod a tergo sitque quod ante vides.

Y luego, un poco más abajo: 

"el espacio de la ciudad de Roma es el mismo que el del mundo".

Romanae spatium est Urbis et orbis idem.

Fastos 2, 667 y ss.

¿Qué pasó cuando se construyó el nuevo Capitolio? Por supuesto, toda la legión de los dioses cedió ante Júpiter, haciéndole sitio. Término, según cuentan los antiguos, fue hallado en el templo, y allí se quedó, poseyéndolo junto con el gran Júpiter. Ahora además, para no ver por encima de sí nada que no sean las estrellas, el techo del templo tiene una pequeña claraboya. A partir de entonces no eres libre de levantarte, Término; quédate en el emplazamiento en que  te colocaron, y no cedas un átomo al vecino que te lo pida, para que no parezca que pones a un hombre delante de Júpiter. Ya te empujen con las rejas o con el rastrillo, grita: «Este campo es tuyo, aquél es suyo». Hay un camino  que lleva a la gente a los campos laurentes, el reino que el caudillo dardanio buscó en otro tiempo; en el sexto miliario desde la ciudad se celebra por ese camino una ceremonia por ti, Término, con las visceras de una oveja lanuda. Los demás pueblos tienen cada uno una tierra dada dentó de límites fijos; el espacio de la ciudad de Roma es el mismo que el del mundo.

quid, nova cum fierent Capitolia? nempe deorum
     cuncta Iovi cessit turba locumque dedit;
Terminus, ut veteres memorant, inventus in aede
     restitit et magno cum Iove templa tenet.               670
nunc quoque, se supra ne quid nisi sidera cernat,
     exiguum templi tecta foramen habent.
Termine, post illud levitas tibi libera non est:
     qua positus fueris in statione, mane;
nec tu vicino quicquam concede roganti,               675
     ne videare hominem praeposuisse Iovi:
et seu vomeribus seu tu pulsabere rastris,
     clamato "tuus est hic ager, ille tuus".'
est via quae populum Laurentes ducit in agros,
     quondam Dardanio regna petita duci:               680
illa lanigeri pecoris tibi, Termine, fibris
     sacra videt fieri sextus ab Urbe lapis.
gentibus est aliis tellus data limite certo:
     Romanae spatium est Urbis et orbis idem.

Los triunfos de Pompeyo de Oriente a Occidente confirman a los romanos que ellos son los dueños del mundo. Plutarco nos presenta el triple desfile triunfal de Pompeyo, en el que participa todo el imperio, toda la tierra que había conquistado.

Plutarco, Pompeyo 45:

A la grandeza de su triunfo, aunque se repartió en dos días, no bastó este tiempo, sino que muchos de los objetos que le decoraban pasaron sin ser vistos, pudiendo ser materia y ornato de otra pompa igual. En carteles que se llevaban delante iban escritas las naciones de quienes se triunfaba, siendo éstas: el Ponto, la Armenia, la Capadocia, la Paflagonia, la Media, la Cólquide, los Iberes, los Albanos, la Siria, la Cilicia, la Mesopotamia, las regiones de Fenicia y Palestina, la Judea, la Arabia, los piratas destruidos doquiera por la tierra y por el mar, y además los fuertes tomados, que no bajaban de mil; las ciudades, que eran muy pocas menos de novecientas; las naves de los piratas, ochocientas, y las ciudades repobladas, que eran treinta y nueve. Había dado sobre todo esto razón por escrito de que las rentas de la república eran antes cincuenta millones de dracmas, y las de los países que había conquistado montaban a ochenta millones y quinientas mil. En moneda acuñada y en alhajas de oro y plata habían entrado en el erario público veinte mil talentos, sin incluir lo que se había dado a los soldados, de los cuales el que menos había recibido mil quinientas dracmas. Los cautivos conducidos en la pompa, además de los jefes y caudillos de los piratas, fueron: el hijo de Tigranes, rey de Armenia, con su mujer y su hija; la mujer del mismo Tigranes, Zósima; el rey de los Judíos, Aristobulo; una hermana de Mitridates, con cinco hijos suyos y algunas mujeres escitas; los rehenes de los Albanos e Iberes y del rey de los Comagenos, y, finalmente, muchos trofeos, tantos en número como habían sido las batallas que había ganado, ya por sí mismo y ya por sus lugartenientes. Lo más grande para su gloria, y de lo que ningún Romano había disfrutado antes que él, fue haber obtenido este triunfo de la tercera parte del mundo; porque otros habían alcanzado antes tercer triunfo; pero él, habiendo conseguido el primero de África, el segundo de la Europa y este tercero del Asia, parecía en cierta manera que en sus tres triunfos había abarcado toda la tierra.

Tenemos también información sobre las gestas de Pompeyo en Diodoro Sículo  40, 4

Esta es una copia de la inscripción que Pompeyo colocó, registrando sus logros en Asia.
Pompeyo Magno, hijo de Gnaeus, general (imperator), liberó las costas del mundo y todas las islas dentro del océano de los ataques de piratas. Rescató del asedio el reino de Ariobarzanes, Galacia y los territorios y provincias de más allá, Asia y Bitinia. Protegió Paflagonia, El Ponto, Armenia y Acaya, y también Iberia, la Cólquida, Mesopotamia, Sofene y Gordiene. Subyugó a Dario rey de los Medos, Artoles rey de los Ibéricos, Aristóbulo rey de los judíos, y Aretas rey de los árabes nabateos, y también Siria junto a Cilicia, Judea, Arabia, la provincia de Cyrenaica, Achaei, Iozygi, Soani y Heniochi y las otras tribus que habitan la costa entre Colchis y el lago Meotis, junto con los reyes de estas tribus, nueve en número, y todas las naciones que habitan entre el mar Póntico y el Mar Rojo. Extendió las fronteras del imperio hasta las fronteras del mundo. Mantuvo los ingresos de los romanos, y en algunos casos los aumentó. Retiró las estatuas y otras imágenes de los dioses, y todo el otro tesoro de los enemigos, y dedicó a la diosa (Minerva) 12.060 piezas de oro y 307 talentos de plata.

Tal vez sea  Plinio el más exagerado en recordarnos los éxito de Pompeyo en todo el mundo romano, hasta concluir :

Lo mas grande dentro de la grandeza de aquella gloria fue (según él mismo dijo públicamente en la asamblea, hablando de sus propias hazañas) que recibió Asia como la provincia más lejana y la devolvió a la patria como provincia interior.

Veamos esta cita más amplia:

Plinio, Historia Natural: 7, 95 (26), (27) y ss.

Verdaderamente corresponde al honor del Imperio Romano, no solo al de Las hazañas un hombre, que se mencionen en este  lugar todos los títulos de las victorias y los triunfos de Pompeyo Magno, ya que el brillo de sus hazañas se iguala no solo con las de Alejandro Magno sino incluso casi con las de Hércules y las del padre Liber. Pues, una vez recuperada Sicilia, momento desde el que comenzó mostrándose primero partidario de Sila en la causa de la Republica, después de dominar África entera y someterla a su autoridad, por lo que recibió como trofeo de guerra el nombre de Magno, entró en carro triunfal, cosa que nadie había obtenido antes, siendo caballero romano, y pasando inmediatamente a Occidente, además de conseguir trofeos en los Pirineos, añadió a la victoria ochocientas setenta y seis poblaciones, desde los Alpes hasta los confines de la Hispania Ulterior, sometidas a su autoridad, y con gran magnanimidad guardó silencio sobre Sertorio y, después de poner fin a una guerra civil que concitaba a todos los enemigos extranjeros, de nuevo condujo los carros triunfales siendo caballero romano, tan frecuentemente general antes que soldado. Después, enviado a todos los mares y luego a Oriente, volvió trayendo a su patria estos títulos según la costumbre de los vencedores en las competiciones sagradas — en realidad
no se coronan ellos mismos, sino que coronan a sus patrias—; por eso, en el santuario de Minerva, que dedicó con el dinero del botín, ofrecía estos honores a Roma:

El GENERAL GNEO POMPEYO MAGNO, CONCLUIDA UNA GUERRA DE TREINTA ANOS, DISPERSADOS, PUESTOS EN FUGA, MUERTOS Y RENDIDOS DOCE MILLONES CIENTO OCHENTA Y TRES MIL HOMBRES, HUNDIDOS O CAPTURADOS OCHOCIENTOS CUARENTA Y SEIS BARCOS, TOMADAS BAJO PROTECCION MIL QUINIENTAS TREINTA Y OCHO POBLACIONES Y FORTALEZAS, Y SOMETIDOS LOS TERRITORIOS DESDE LOS MEOTAS HASTA EL MAR ROJO, CUMPLE SU VOTO, COMO DEBIA, A MINERVA.

Esto es el compendio de su actuación en Oriente. Pero el preámbulo del triunfo que celebró el día tercero antes de las kalendas de octubre, siendo cónsules Marco Pisón y Marco Mesala era el siguiente:

HABIENDO LIBERADO DE PIRATAS LA COSTA MARITIMA Y HABIENDO DEVUELTO EL IMPERIO DEL MAR AL PUEBLO ROMANO, CONSIGUIÓ HONORES DE TRIUNFO POR SUS VICTORIAS EN ASIA, EL PONTO, ARMENIA, PAFLAGONIA, CAPADOCIA, CILICIA, SIRIA, LOS ESCITAS, JUDIOS, ALBANOS, HIBERIA, LA ISLA DE CRETA, LOS BASTERNAS Y, ADEMAS DE ESTO, SOBRE EL REY MITRIDATES Y SOBRE TIGRANES.

Lo más grande dentro de la grandeza de aquella gloria fue (según él mismo dijo públicamente en la asamblea, hablando de sus propias hazañas) que recibió Asia como la
provincia más lejana y la devolvió a la patria como provincia interior. Si alguien por el contrario quisiera examinar de igual modo las hazañas de César, que se mostró más
grande que aquel, debería enumerar el orbe de la tierra absolutamente entero, cosa que convendrá que es infinita.
(Traducción de Encamacion del Barrio Sanz)

Verum ad decus imperii Romani, non solum ad viri unius, pertinet victoriarum Pompei Magni titulos omnes triumphosque hoc in loco nuncupari, aequato non modo Alexandri Magni rerum fulgore, sed etiam Herculis prope ac Liberi patris.

igitur Sicilia recuperata, unde primum Sullanus in rei publicae causa exoriens auspicatus est, Africa vero tota subacta et in dicionem redacta Magnique nomine in spolium inde capto, eques Romanus, id quod antea nemo, curru triumphali revectus et statim ad solis occasum transgressus, excitatis in Pyrenaeo tropaeis, oppida DCCCLXXVI ab Alpibus ad fines Hispaniae ulterioris in dicionem redacta victoriae suae adscripsit et maiore animo Sertorium tacuit, belloque civili, quod omnia externa conciebat, extincto iterum triumphales currus eques R. induxit, totiens imperator ante quam miles.

postea ad tota maria et deinde solis ortus missus hos retulit patriae titulos more sacris certaminibus vincentium — neque enim ipsi coronantur, sed patrias suas coronant —, hos ergo honores urbi tribuit in delubro Minervae, quod ex manubiis dicabat:

CN·POMPEIVS MAGNVS IMPERATOR BELLO XXX ANNORVM CONFECTO FVSIS FVGATIS OCCISIS IN DEDITIONEM ACCEPTIS HOMINVM CENTIENS VICIENS SEMEL LXXXIII DEPRESSIS AVT CAPTIS NAVIBVS DCCCXLVI OPPIDIS CASTELLIS MDXXXVIII IN FIDEM RECEPTIS TERRIS A MAEOTIS AD RVBRVM MARE SVBACTIS VOTVM MERITO MINERVAE.

Hoc est breviarium eius ab oriente. triumphi vero, quem duxit a. d. III kal. Oct. M. Pisone M. Messala cos., praefatio haec fuit:

CVM ORAM MARITIMAM PRAEDONIBVS LIBERASSET ET IMPERIVM MARIS POPVLO ROMANO RESTITVISSET EX ASIA PONTO ARMENIA PAPHLAGONIA CAPPADOCIA CILICIA SYRIA SCYTHIS IVDAEIS ALBANIS HIBERIA INSVLA CRETA BASTERNIS ET SVPER HAEC DE REGE MITHRIDATE ATQVE TIGRANE TRIVMPHAVIT.

Summa summarum in illa gloria fuit (ut ipse in conditione dixit, cum de rebus suis disseret) Asiam ultimam provinciarum accepisse eandemque mediam patriae reddidisse. si quis e contrario simili modo velit percensere Caesaris res, qui maior ille apparuit, totum profecto terrarum orbem enumeret, quod infinitum esse conveniet.

En numerosos pasajes Plinio va incluso más allá y justifica el imperialismo romano por sus efectos beneficiosos para la humanidad. En el libro 27 de su Historia Natural nos habla de las numerosas plantas  existentes en el mundo  que son recogias y transportadas desde cualquier lugar del mundo sólo por efecto de la Pax romana. Por eso los romanos son como una segunda luz, como un segundo sol para la humanidad, y también como una segunda naturaleza como dirá lugo en el libro 44.
Transcribo ambos pasajes:

Plinio, 27, 1 y ss:

Ciertamente aumenta en mi interior la admiración de la Antigüedad conforme crece mi obra y cuanta más cantidad de hierbas me queda por describir, tanto más aumenta el deseo de valorar el cuidado de los antiguos a la hora de buscarlas y luego su bondad al transmitírnoslas. Y sin duda podría parecer que de este modo la magnificencia de la misma naturaleza de las cosas ha sido superada si su descubrimiento es propio de la obra humana.

Sin embargo ahora parece que fue obra de los dioses  o ciertamente de inspiración divina, incluso aunque el hombre las haya encontrado, y que la misma madre de todas las cosas las ha engendrado y las ha mostrado, no habiendo ningún milagro mayor de la vida, si es que queremos confesar la verdad.  Las hierbas escíticas vienen de las lagunas Meóticas y la eufórbea del monte Atlas y de la otra parte de las columnas de Hércules desde el propio límite de las cosas de la naturaleza,y por la otra parte la británica  de las islas del Océano situadas más allá de la tierra y así mismo la Etiópica  de la región abrasada por las estrellas. Además otras se traen  de otras partes más lejos o más cerca por todo el mundo para la salud de los hombres, mostrando la inmensa majestad de la paz romana no solo hombres entre sí de  diferentes tierras y naciones, sino tambien montes y cumbres que se alzan hasta las nubes y sus productos y las hierbas que producen. Pido que este regalo de los dioses sea eterno. Hasta tal punto parece que nos han dado a los romanos como otra luz para  las cosas humanas.

Crescit profecto apud me certe tractatu ipso admiratio antiquitatis, quantoque maior copia herbarum dicenda restat, tanto magis adorare priscorum in inveniendo curam, in tradendo benignitatem subit. nec dubie superata hoc modo posset videri etiam rerum naturae ipsius munificentia, si humani operis esset inventio.

nunc vero deorum fuisse eam apparet aut certe divinam, etiam cum homo inveniret, eandemque omnium parentem et genuisse haec et ostendisse, nullo vitae miraculo maiore, si verum fateri volumus. Scythicam herbam a Maeotis paludibus et Euphorbeam e monte Atlante ultraque Herculis columnas ex ipso rerum naturae defectu, parte alia Britannicam ex oceani insulis extra terris positis,

itemque Aethiopidem ab exusto sideribus axe, alias praeterea aliunde ultro citroque humanae saluti in toto orbe portari, inmensa Romanae pacis maiestate non homines modo diversis inter se terris gentibusque, verum etiam montes et excedentia in nubes iuga partusque eorum et herbas quoque invicem ostentante! aeternum, quaeso, deorum sit munus istud! adeo Romanos velut alteram lucem dedisse rebus humanis videntur.

Plinio en 37, 77 (200) ss.  asimila  Roma a la propia naturaleza e Italia es la gobernadora y segunda madre del mundo; la primera es, evidentemente,  la propia naturaleza.

Despúes de haber tratado de todas las obras de la Naturaleza, es oportuno ahora establecer una comparación entre los territorios y las diversas cosas que producen.

Así pues, en todo el orbe, a dondequiera que se extienda la bóveda celeste, por las cosas que con todo merecimiento merecen el primer puesto de la Naturaleza, Italia es la más hermosa de todos los países, ella  que gobierna y es la segunda madre del mundo. Es así por sus hombres, por sus mujeres, por sus jefes militares, por sus soldados, por sus esclavos, por la superioridad de las artes, por los ejemplos de sus hombres ilustres. Y también por su situación, por la salubridad y suavidad de su clima; por el fácil acceso para todas las naciones, por sus costas abundantes en puertos, por el benigno soplo de sus vientos; lo que se debe por su posición, colocada en una parte muy favorable, en medio de la salida y la puesta del sol (entre Oriente y Occidente. Y también por la abundancia de agua, la salubridad de sus bosques, las intersecciones de sus montes, la inocuidad de sus animales salvajes, la fertilidad de su suelo y la riqueza de sus pastos.

Etenim peractis omnibus naturae operibus discrimen quoddam rerum ipsarum atque terrarum facere conveniet.

Ergo in toto orbe, quacumque caeli convexitas vergit, pulcherrima omnium est iis rebus, quae merito principatum naturae optinent, Italia, rectrix parensque mundi altera, viris feminis, ducibus militibus, servitiis, artium praestantia, ingeniorum claritatibus, iam situ ac salubritate caeli atque temperie, accessu cunctarum gentium facili, portuosis litoribus, benigno ventorum adflatu. quod contingit positione procurrentis in partem utilissimam et inter ortus occasusque mediam, aquarum copia, nemorum salubritate, montium articulis, ferorum animalium innocentia, soli fertilitate, pabuli ubertate.

También Cicerón en Catilinarias 4, 11 (6) compara a Roma con la lux orbis terrarum.

Si os conformáis con esta opinión, me daréis, ante la asamblea, un compañero a quien el pueblo es¬tima y quiere; si seguís el parecer de Silano, fácilmente nos libraremos vosotros y yo del cargo de crueldad, y aun demostraré que este parecer es el más benigno. Aunque para castigar tan horrible maldad, ¿habrá, pa¬dres conscriptos, algo que sea excesivamente cruel? Yo por mí juzgo. Porque así pueda gozar con vosotros de ver salvada y tranquila a la república, como es cier¬to que si soy algo enérgico en esta causa, no es por dureza de alma (¿quién la tiene más benigna que yo?), sino por pura humanidad y misericordia. Paréceme estar viendo a esta ciudad, lumbrera del mundo y fortaleza de todas las gentes, ser devorada repentinamente por el incendio: me figuro arruinada la patria, y sobre sus ruinas los insepultos cuerpos de desdichadísimos ciudadanos; tengo ante mis ojos la figura de Cetego satisfaciendo su furor y gozando con vuestra muerte, figuro arruinada la patria, y sobre sus ruinas los insepultos cuerpos de desdichadísimos ciudadanos; tengo ante mis ojos la figura de Cetego satisfaciendo su furor y gozando con vuestra muerte. (Traducción de Juan Bautista Calvo)

Quam ob rem, sive hoc statueritis, dederitis mihi comitem ad contionem populo carum atque iucundum, sive Silani sententiam sequi malueritis, facile me atque vos a crudelitatis vituperatione populo Romano purgabo atque obtinebo eam multo leniorem fuisse. Quamquam, patres conscripti, quae potest esse in tanti sceleris inmanitate punienda crudelitas? Ego enim de meo sensu iudico. Nam ita mihi salva re publica vobiscum perfrui liceat, ut ego, quod in hac causa vehementior sum, non atrocitate animi moveor (quis enim est me mitior?), sed singulari quadam humanitate et misericordia. Videor enim mihi videre hanc urbem, lucem orbis terrarum atque arcem omnium gentium, subito uno incendio concidentem, cerno animo sepulta in patria miseros atque insepultos acervos civium, versatur mihi ante oculos aspectus Cethegi et furor in vestra caede bacchantis.

La expresión concentrada y visual de todo el imperio se representa en el famoso “Mapa de Agripa”.
Agripa ordenó construir un mapa de todo el mundo conocido que se colocó en el Pórtico que llevaba el nombre de su hermana Vipsania, en el Campo de Marte y cerca del Panteón, y que tenía como finalidad evidenciar que Roma era el centro del mundo.  Le podíamos, pues, considerar el  mapa del  Orbis Terrarum o representación de todo el mundo conocido. Hay quien piensa que se trataba simplemente de una lista de lugares con su dimensión y de la distancia entre ellos antes que de una representación del mundo. Y es que de la descripción del mapa tan solo tenemos algunos fragmentos escritos y podemos hacernos alguna idea por otros mapas posteriores. Podemos imaginarnos al ciudadano romano a punto de emprender un viaje o por mera curiosidad, observando este enorme mapa de países y carreteras.

Se considera que las medidas eran de gran precisión, aunque Plinio observa algún error, por ejemplo cuando habla de Hispania y de la Bética:

Plinio, Historia Natural, 3, 17 (3, 2, 17)

La longitud actual de la Bética, desde la localidad de Cástulo hasta Gades, es de doscientos cincuenta mil pasos y desde Murgi, en la costa, veinticinco mil más. La anchura, de Carteya al Guadiana, por la costa doscientos treinta y cuatro mil pasos. .Quién creeria que Agripa, varon tan celoso y que tanto se esmeró en este trabajo, cuando fue a exponer la imagen del mundo a los ojos de Roma se equivocó, y con él el divino Augusto? Porque este fue el que llevo a término el pórtico que empezó a levantar la hermana de Agripa, en el que se albergaba ese plano del orbe, elaborado según el proyecto y los escritos de Marco Agripa. (Traducción de Antonio Fontán. Editorial Gredos).

Baeticae longitudo nunc a Castulonis oppidi fine Gadix CCL et a Murgi maritima ora XXV p. amplior, latitudo a Carteia Anam ora CCXXXIIII p. Agrippam quidem in tanta viri diligentia praeterque in hoc opere cura, cum orbem terrarum orbi spectandum propositurus esset, errasse quis credat et cum eo Divum Augustum? is namque conplexam eum porticum ex destinatione et commentariis M. Agrippae a sorore eius inchoatam peregit.

Vitrubio expresa la misma idea desde otro punto de vista: no existió otro mejor emplazamiento que el de Roma para conquistar el mundo:

Vitrubio, VI,1, 10-11

Siendo, pues, las naciones meridionales de ingenio agudísimo, y maravillosa sutileza en sus pensamientos, si emprenden acciones valerosas, salen vencidas, por haberles el calor del sol disipado el vigor del ánimo; pero los que nacen en regiones frías son mas a propósito para el rigor de las armas, y se arrojan sin temor valerosamente a la pelea; si bien, faltos de reflexión por lo tardo de su ingenio, lo hacen inconsideradamente y ciegas, siendo siempre rechazados en sus designios. Habiendo, pues, la naturaleza dispuesto las cosas en el mundo de manera que todas las naciones tienen diverso y desproporcionado temperamento, quiso que el pueblo Romano tuviese sus confines en medio de todas la partes y regiones del orbe de la tierra; y así las gentes en Italia son aptísimas para entrambos ministerios, de valor en sus cuerpos, y de agudeza en el ánimo. Porque así como el planeta Júpiter, corriendo entre Marte calidísimo y Saturno frígidísimo, goza un temperamento medio, del modo mismo la Italia, sita entre septentrión y mediodía, tiene la preeminencia de que con la mezcla de ambos temperamentos goza constitución templada : así que con el consejo rebate las fuerzas de los barbaros, y con el valor las astucias de los meridionales. En efecto, colocó Dios la capital del pueblo Romano en región tan templada y excelente, para que fuese dueña y señora del mundo. (Tradución de Joseph Ortiz y Sanz. 1787)

Cum sint autem meridiane nationes animis acutissimis infinitaque sollertia consiliorum, simul ut ad fortitudinem ingrediuntur, ibi succumbunt, quod habent exsuctas ab sole animorum virtutes; qui vero refrigeratis nascuntur regionibus, ad armorum vehementiam paratiores sunt magnis virtutibus sine timore, sed tarditate animi sine considerantia inruentes sine sollertia suis consiliis refragantur. cum ergo haec ita sint ab natura rerum in mundo conlocata et omnes nationes inmoderatis mixtionibus disparatae, veros inter spatium totius orbis terrarum regionesque medio mundi populus Romanus possidet fines.
Namque temperatissimae ad utramque partem et corporum membris animorumque vigoribus pro fortitudine sunt in Italia gentes. quemadmodum enim Iovis stella inter Martis ferventissimam et Saturni frigidissimam media currens temperatur, eadem ratione Italia inter septentrionalem meridianamque ab utraque parte mixtionibus temperatas et invictas habet laudes. itaque consiliis refringit barbarorum virtutes, forti manu meridianorum cogitationes. ita divina mens civitatem populi Romani egregia temperataque regione conlocavit, uti orbis terrarum imperii potiretur.

Si el “orbis terrarum” es el “orbis romanorum” y Roma es un microcosmos, también Nerón, por ejemplo, pretende que su Domus Aurea sea un microcosmos, una reproducción a pequeña escala del “imperio romano”, incluyendo bosques, lagos y las obras maestras de todo el imperio. Nos lo confirman textos de Suetonio o Tácito  y tantos otros. :

Suetonio, Vida de Nerón, (Vidas de los doce Césares, VI,31),31

Pero en ningún asunto gasta tanto como en sus construcciones, pues edificó una casa que llegaba desde el Palatino hasta las Esquilias y a la que llamó primero “Transitoria” y luego, despues que fue consumida por un incendio y restaurada, “Dorada”.. Para hacerse una idea de sus dimemisries y esplendor bastara con referir lo siguiente. Tenia un vestibulo en el que se alzaba una estatua suya colosal, de ciento veinte pies de altura;  era tan espaciosa, que albergaba porticos de tres filas de coiumnas y mil pasos de largo, un estanque tan grande como un mar, rodeado de edificios que parecian ciudades, y, ademas, grandes extensiones de terreno, que incluian campos, viñedos, pastos y bosques, con una multitud de animales  domesticos y salvajes de todo tipo. Todas sus habitaciones estaban forradas de oro y adornadas con piedras preciosas y conchas de perlas; sus comedores estaban cubiertos por unos paneles de marfil movibles y perforados por tubos, para que se pudieran esparcir desde el techo flores o perfumes; el comedor principal era redondo, y giraba continuamente sobre si mismo, de dia y de noche, como el mundo; sus banos tenian agua corriente del mar y de los rnanantiales de Álbula. Cuando inauguró semejante mansión, una vez acabadas las obras, le dio su aprobación exclamando que por fin había empezado a vivir como un hombe.

Non in alia re tamen damnosior quam in aedificando domum a Palatio Esquilias usque fecit, quam primo transitoriam, mox incendio absumptam restitutamque auream nominauit. de cuius spatio atque cultu suffecerit haec rettulisse. uestibulum eius fuit, in quo colossus CXX pedum staret ipsius effigie; tanta laxitas, ut porticus triplices miliarias haberet; item stagnum maris instar, circumsaeptum aedificiis ad urbium speciem; rura insuper aruis atque uinetis et pascuis siluisque uaria, cum multitudine omnis generis pecudum ac ferarum.

in ceteris partibus cuncta auro lita, distincta gemmis unionumque conchis erant; cenationes laqueatae tabulis eburneis uersatilibus, ut flores, fistulatis, ut unguenta desuper spargerentur; praecipua cenationum rotunda, quae perpetuo diebus ac noctibus uice mundi circumageretur; balineae marinis et albulis fluentes aquis. eius modi domum cum absolutam dedicaret, hactenus comprobauit, ut se diceret “quasi hominem tandem habitare coepisse.”

De similar manera Marcial, en su Libro de los Espectáculos, nos ofrece numerosos ejemplos de espectáculos en Roma con animales exóticos, traídos desde los confines del imperio, del que se sienten los dueños

Marcial, Libro de los Espectáculos, 2.

Aquí en donde el coloso sidéreo contempla muy de cerca las estrellas y se elevan en mitad de la vía altos andamiajes, irradiaban los atrios soberbios del fiero tirano y había ya una sola casa en toda Roma. Aquí en donde se eleva la augusta mole del hermoso anfiteatro estaban los estanques de Nerón. Aquí en donde admiramos las termas, obra prontamente acabada, un campo inmenso había expropiado las casas de los míseros ciudadanos. En donde el pórtico de Claudio proyecta sus amplias sombras, venían a terminar las últimas construcciones del palacio imperial. Roma ha sido devuelta a sí misma y, contigo en el trono, César, hace las delicias del pueblo lo que las hacía de su señor.  (Traducción de Jose Guillén. Institución Fernando el Católico)

Hic ubi sidereus propius uidet astra colossus
     et crescunt media pegmata celsa uia,
inuidiosa feri radiabant atria regis
     unaque iam tota stabat in urbe domus;
hic ubi conspicui uenerabilis Amphitheatri              
     erigitur moles, stagna Neronis erant;
hic ubi miramur uelocia munera thermas,
     abstulerat miseris tecta superbus ager;
Claudia diffusas ubi porticus explicat umbras,
    ultima pars aulae deficientis erat.              
Reddita Roma sibi est et sunt te preside, Caesar,
     deliciae populi, quae fuerant domini.

Así en De spectaculis, 5

Podéis creer que Pasífae se ha unido al toro de Creta: lo hemos visto nosotros, la antigua fábula ha recibido su confirmación. Que no se admire de sí misma, César, la longeva antigüedad: lo que la fama canta, lo presenta la arena ante tus ojos. (Traducción de Jose Guillén. Institución Fernando el Católico)

Iunctam Pasiphaen Dictaeo credite tauro:
     uidimus, accepit fabula prisca fidem.
Nec se miretur, Caesar, longaeua uetustas:
     quidquid fama canit, praestat harena tibi.

Y en el 6,b

La fama ensalzaba un trabajo famoso y propio de Hércules: que el león había sido abatido en el vasto valle de Nemea. Calle la leyenda, porque después de tus juegos, oh César, declaramos que esto lo hace ya un Marte femenino. (Traducción de Jose Guillén. Institución Fernando el Católico)

Prostratum uasta Nemees in ualle leonem
     nobile et Herculeum fama canebat opus.
Prisca fides taceat: nam post tua munera, Caesar,
     hoc iam femineo Marte fatemur agi.

Y en  el 7

Lo mismo que Prometeo, atado en las rocas de Escitia, alimentó con su hígado potente al águila puntual a su cita, así Lauréolo, colgado realmente en una cruz, presentó sus entrañas desnudas al oso de Caledonia. Sus músculos desgarrados palpitaban en sus miembros sangrantes, y en todo su cuerpo no había cuerpo por ninguna parte. Por fin recibió un castigo digno: él había clavado cruelmente el cuchillo en el cuello de su padre o de su dueño; había robado locamente el oro sagrado de los templos; te había aplicado a ti, Roma, las teas incendiarias; había superado el criminal las atrocidades referidas por la antigua leyenda, y por ello lo que era hasta entonces pura imaginación, se cumple en él realmente. (Traducción de Jose Guillén. Institución Fernando el Católico)

Qualiter in Scythica religatus rupe Prometheus
     adsiduam nimio pectore pauit auem,
nuda Caledonia sic uiscera praebuit urso
     non falsa pendens in cruce Laureolus.
Viuebant laceri membris stillantibus artus              
     inque omni nusquam corpore corpus erat.
Denique supplicium dignum tulit: ille parentis
     uel domini iugulum foderat ense nocens,
templa uel arcano demens spoliauerat auro,
     subdiderat saeuas uel tibi, Roma, faces.              
Vicerat antiquae sceleratus crimina famae,
     in quo, quae fuerat fabula, poena fuit.

y en el 8

Dédalo, al sentirte devorado por el oso de Lucania, ¡cómo desearías haber tenido ahora tus alas! (Traducción de Jose Guillén. Institución Fernando el Católico)

Daedale, Lucano cum sic lacereris ab urso,
     quam cuperes pinnas nunc habuisse tuas!

Y en el 9

Exhibido el rinoceronte por toda la arena, te ofreció, César, un espectáculo que no prometió. ¡Oh con qué bravura se enfureció incoerciblemente! ¡Qué grande era el toro, para quien un toro era un pelele! (Traducción de Jose Guillén. Institución Fernando el Católico)

Praestitit exhibitus tota tibi, Caesar, harena
     quae non promisit proelia rhinoceros.
O quam terribilis exarsit pronus in iras!
     Quantus erat taurus, cui pila taurus erat!

Elefantes en el 17

Esto de que, piadoso y suplicante, te adore, César, un elefante, éste que poco ha era tan temible para un toro, esto no lo hace mandado ni por maestramiento de ningún domador; créeme, también él reconoce a nuestro dios. (Traducción de Jose Guillén. Institución Fernando el Católico)

Quod pius et supplex elephas te, Caesar, adorat
     hic modo qui tauro tam metuendus erat,
non facit hoc iussus, nulloque docente magistro,
     crede mihi, nostrum sentit et ille deum.

Etc. etc.

Hasta aquí algunos textos que documentan el status divino que adquirió  Roma en virtud de la fuerza y energía que de ella emanaba. Podría aportar otros muchos. Ello explica como la “urbe” por antonomasia, por excelencia, es Roma.

Nota: antonomasia, palabra griega, ἀντονομασία, del verbo ἀντονομάζω ("antonomázo"), compuesto de antí-/ant-/anta-, con el significado de "en lugar de", "a cambio de", y el verbo ὀνομάζω ("onomázo"), que significa denominar, nombrar, derivado de ὄνομα "ónoma", nombre.  Designa a una figura retórica que consiste en nombrar a un sustantivo por el adjetivo que expresa su cualidad o viceversa porque en él se da esa cualidad de manera sobresaliente.

(Continuará…)

Urbi et orbi: la ciudad dueña de un Imperio (II)

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