Tal vez algún lector se haya preguntado alguna vez por cuestión aparentemente tan irrelevante como el origen de los nombres “minuto” y “segundo” como divisores de la hora. Ningún conocimiento carece de valor.

La historia empieza en Sumer”  es el título de una famosa obra de Noah Kramer publicada en los años cincuenta del siglo pasado. Los Sumerios fueron pioneros en la escritura, astronomía, matemáticas, etc. De ellos aprendieron muchas cosas los egipcios y de ambos (sumerios y sus descendientes en la zona, babilonios, persas, etc.; y egipcios) aprendieron los griegos y los restantes pueblos del Mediterráneo.

En Sumer hay algún indicio de sistema numeral quinquenal o de base 5, relacionado sin duda con los cinco dedos de la mano. Utilizaron también un sistema duodecimal, de base 12,  (contaban señalando con el dedo pulgar 3 falanges en cada uno de los cuatro dedos restantes) relacionado con las doce lunas del año… Utilizaron un sistema decimal, de base 10, relacionado con los diez dedos de las manos.

Utilizaron también curiosamente un sistema sexagesimal, sin que sepamos exactamente su origen. Se ha pensado que este sistema facilitaba las equivalencias entre el decimal y el duodecimal, ya que los divisores de 60 son el 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 20, 30, 60.

Pues bien, a partir de los sistemas duodecimales y sexagesimales, desde los planteamientos sumerios y con el desarrollo en Egipto y Grecia, se estableció la división del tiempo en horas, estas  en minutos y estos en segundos. Y este es el sistema que seguimos empleando.

El mismo sistema se aplicó a la división del espacio.

Así  que las actuales medidas de los ángulos en grados y minutos, la de la esfera del reloj o medida del tiempo o la del globo terráqueo  con sus coordenadas de longitud y latitud tienen su origen en el sistema numeral inventado por los sumerios y babilonios hace 4.000 años.

Eratóstenes, matemático y astrónomo griego (c. 276-194 a.C.) usó el sistema sexagesimal para dividir el círculo en 60 partes o grados (la palabra latina gradus significa paso) y creó las líneas paralelas horizontales de este a oeste para señaliza la latitud.

Un siglo después Hiparco creó un sistema de líneas verticales que iban de norte a sur y dividían la esfera en 360  grados. 

A mediados del siglo II d.C. Claudio Ptolomeo desarrolló los trabajos de Hiparco  y dividió los 360 grados en 60 partes más pequeñas cada uno en su obra Almagesto. A estas fracciones les llamó “partes minutae primae”, es decir, ”primeras partes pequeñas”. Volvió a fraccionar estas partes primeras en otras 60 más pequeñas y las llamó “partes minutae secundae”, es decir “segundas partes pequeñas”.

A la primera fracción, a las “partes minutae primae” se les acabó llamando “minutae”, “las pequeñas”, de dónde deriva nuestra palabra “minuto”.

A la segunda fracción, las “partes minutae secundae”, “segundas partes pequeñas”, se les acabó llamando “las segundas”,y de ahí deriva el “segundo”.

Nota: Ptolomeo escribió su obra en griego y se llamaba Μαθηματικὴ Σύνταξις (Mathēmatikē Syntaxis) , Composición matemática. En latín se la conocía como Syntaxis mathematica. Luego se le llamó ‘Ἡ Μεγάλε Σύνταξις Hē Megalē Syntaxis , La gran sintaxis, el gran tratado.

El superlativo del adjetivo griego μεγάλε, megale, grande, es μεγίστη, μέγιστος , megiste, megistos, (el más grande). La palabra Almagesto es la forma arabizada, con el artículo o presentador “al-“ del superlativo  griego μεγίστη: al-majisṭī (المجسطي). Gerardo de Cremona tradujo este libro del árabe al latín en la famosa escuela de Toledo en el año 1175, con lo que obtuvo una gran importancia en el mundo científico europeo. 

Por lo demás, la división de las horas en 60 minutos y los minutos en sesenta segundos sólo se generalizó en su  uso mucho más tarde, cuando el hombre fue capaz de construir relojes mecánicos que pautasen esa duración, es decir, a partir del siglo XVI, XVII…

No deja de ser una curiosidad interesante cómo en la necesaria división de los segundos ya no utilizamos el sistema sexagesimal sino el decimal: hablamos de décimas de segundo y centésimas y milésimas de segundo…  Sirva esta coexistencia actual de sistemas de numeración como prueba  de la posible coexistencia también del sistema duodecimal, el decimal y el sexagesimal en la antigua Sumeria.

Sobre la división del tiempo de los griegos y romanos en horas hablaré en otra ocasión. Es suficiente ahora con conocer que en la mitología griega, Ὣραι (Horai) en un principio eran las diosas que marcaban el paso de las estaciones y fueron evolucionando hasta ser doce, una para cada una de las doce divisiones del día.

Origen de las palabras minuto y segundo.

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