Con toda seguridad que habrá muchas personas, incluidos amigos de “facebook”, a quienes interesen poco o nada estas anécdotas o comentarios diversos sobre el mundo antiguo. Probablemente alguno los considere propios de personas ensimismadas y despreocupadas del entorno y del mundo tan problemático en el que vivimos porque el mundo antiguo queda muy lejano. Es una apreciación respetable.

Comprendo que haya personas que en nada o en poco valoren conocer que al noveno mes del calendario le llamemos “septiembre” precisamente porque era el “séptimo” mes del calendario romano o que cuando utilizamos la expresión “dios padre” no estamos sino traduciendo la latina  “Deus pater” (<Dius pitar) o  Iuppiter (Júpiter) < Ioupitar;   “deus, dius o Iou o Iu en indoeuropeo ” significa “día, luz” y “piter o paterpadre, con lo que “dios padre” o Júpiter no significa sino “padre del día, padre de la luz”, divinidad por cierto característica de todos los pueblos indoeuropeos (Zeus es el nombre griego que tiene precisamente la misma raíz indoeuropea).

Yo creo que del mundo antiguo merece la pena conocer cuantos más detalles mejor, algunos intranscendentes o aparentemente intranscendentes y otros de más envergadura.

Yo creo que merece la pena conocer, por ejemplo, un sentido y piadoso epigrama funerario del ácido  Marcial (nacido  y muerto en Bilbilis, junto a la actual Calatayud) a la  niña “Erotión”, una pequeña esclava, jugando con la frase ritual “Sit tibi terra levis” (normalmente expresada con sus siglas S.T.T.L.), “que la tierra te sea ligera”, equivalente a nuestros “Requiescat In Pace  o Descanse en paz):

A ti , padre Frontón y a ti madre Flaccila, os encomiendo
esta niña, mis besos y mis delicias.
Que las negras sombras y la terrorífica boca del perro del Tártaro
no asusten a la pequeña Erotión.
Casi estuvo a punto de completar los fríos del sexto invierno
si no hubiese vivido otros tantos días menos.
Que juegue feliz entre patronos tan viejos
y con su boca infantil balbucee mi nombre.
Que el rígido césped no cubra sus blandos huesos
ni tú, tierra, le seas pesada: ella no lo fue para ti.

(Epigramas, V, 34)


Hanc tibi, Fronto pater, genetrix Flaccilla, puellam
   oscula commendo deliciasque meas,
paruola ne nigras horrescat Erotion umbras
   oraque Tartarei prodigiosa canis.
Impletura fuit sextae modo frigora brumae,
   uixisset totidem ni minus illa dies.
Inter tam ueteres ludat lasciua patronos
   et nomen blaeso garriat ore meum.
Mollia non rigidus caespes tegat ossa nec illi,
   10terra grauis fueris: non fuit illa tibi.

o conocer lo suficiente de Sila, de sus proscripciones y de alguna de sus leyes, aunque sólo sea para comprender mejor,  por ejemplo, el artículo periodístico publicado en el diario “El mundo” por Pedro G. Cuartango, el pasado y reciente día 22 de Noviembre de 2013, titulado “Las leyes Cornelias”, en el que establece un paralelismo con la última reforma del “Consejo General del poder judicial” en España y la época del romano:

http://www.elmundo.es/opinion/2013/11/22/528fbf420ab74083068b456c.html

(La utilización de expresiones latinas o referencias directas al mundo antiguo son numerosas en la prensa diaria así como de cultismos y palabras técnicas  cuya comprensión es más fácil desde el conocimiento del griego y latín)

o identificarse con el emocionante discurso de Tiberio Graco, que Plutarco nos cuenta en su Vida de Tiberio Graco, IX, 4-5:

Hasta las fieras de la selva tienen una madriguera y cuevas donde poder guarecerse; en cambio, los hombres que luchan y mueren por Italia no poseen nada, excepto  el aire y la luz. Privados de techo, marchan vagabundos con sus mujeres y sus hijos. Los generales engañan a sus soldados cuando, en el campo de batalla, los animan a combatir para defender sus tumbas y sus dioses de los enemigos. Pero les mienten, porque la mayoría de los romanos no tienen altar paterno ni tumbas de antepasados. Sólo tienen el nombre de dueños del mundo, pero deben morir por el lujo de los otros sin poder llamar suyo ni un pedazo de tierra”.

Es éste un párrafo del discurso de uno de los hermanos Graco, Tiberio, en el que pide algo tan viejo y tan moderno  "la revolución agraria” y el reparto de la propiedad, demanda que le costó la vida a él y a su hermano Cayo Graco a manos, naturalmente, de los senadores terratenientes.

El texto tal vez haga a algún lector devoto recordar el pasaje evangélico  de Lucas, IX, 58, aunque nada tenga que ver, excepto la fuerza retórica de la comparación:

Y le dijo Jesús: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del hombre no tiene donde recline la cabeza”.

Pero tal vez algún otro lector, abrevado en las fuentes de Marx, pueda recordar un párrafo del Manifiesto Comunista:

Os horrorizáis de que queramos abolir la propiedad privada. Pero en vuestra sociedad actual la propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus miembros. Precisamente porque no existe para esas nueve décimas partes existe para vosotros. Nos reprocháis, pues, el querer abolir una forma de propiedad que no puede existir sino a condición de que la inmensa mayoría de la sociedad sea privada de propiedad."

Claro que hablando de Carlos Marx, quizás convenga recordar que autores modernos patricios le han comparado con los sediciosos Gracos o el revoltoso Espartaco.

Aunque quizás convenga todavía más conocer que Marx  fue un buen estudiante de Latín allá en su Tréveris (la Augusta Treverorum de los romanos) natal y un estudioso de la cultura, la historia y la lengua de los romanos.

Allí había nacido en 1818. Estudio de 1830 a 1835 en el Friedrich-Wilhelm Gymnasium (Instituto Fedérico Guillermo) y leyó a Ovidio, Cicerón, Tácito, Propercio, Homero, Sófocles, Platón, Tucídides y Plutarco. Incluso enamorado de la poesía de Ovidio pensó en dedicarse precisamente a la poesía, lo que le originó un conflicto con su padre, notario de la ciudad,  que quería que Karl estudiase Derecho.  De hecho al terminar el Gymnasium tradujo el primero de los “Poemas Tristes” (Tristia) de Ovidio.

Curiosidades de la Historia, también Ovidio vivió un conflicto similar con su padre, que también se oponía a  que fuera poeta,  aunque sin mucho éxito evidentemente (hay una antigua anécdota al respecto que en otro momento comentaré).

Los bachilleres alemanes estudiaban entonces y durante mucho tiempo después más de ocho horas semanales de latín en el Gymnasium en la modalidad de bachillerato más prestigiada entonces y hoy en Alemania.

Para obtener el título de bachiller debían realizar varios ejercicios, entre ellos una amplia redacción en latín. Karl Marx presentó en 1835 la suya: An principatus Augusti merito inter feliciores ætates rei publicæ Romanæ numeretur?   ¿Se puede contar merecidamente el principado de Augusto entre las épocas más prósperas de la República Romana?

Se le calificó como un ejercicio “bueno”, aunque se le reprochó su mala caligrafía: hay una nota al margen del ejercicio del profesor Loers que dice: “…vero quam turpis littera!  pero qué letra tan mala!

Así que Marx resultaba un buen conocedor del mundo antiguo. No es el momento de profundizar algo en este ejercicio escolar de Marx, que a veces los devotos y ortodoxos marxistas han pretendido ocultar.

Es más, puede alguien pensar que por aquel entonces Marx era demasiado joven y desde luego todavía no era “marxista” ¡ Pero algo y no poco le debieron influir sus estudios en el Instituto: siguió leyendo a Plutarco,  y en la Universidad asistió a la cátedra de griego para estudiar a Homero y sobre todo, en 1841,con 23 años pues, a la hora de conseguir el doctorado, momento importante en la vida académica de una persona,  eligió para su tesis un tema tan clásico como  Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demó¬crito y la de Epicuro.

Es verdad que Demócrito y Epicuro son los dos filósofos “materialistas” por excelencia del mundo griego. Epicuro además es el más vilipendiado y deformado por la cultura y sociedad del momento y posterior, pero les aseguro que el estudio de las diferencias entre ambos en el asunto del título sólo está al alcance de quien tenga un alto conocimiento y especialización del tema. Quien tenga curiosidad podría leer la tesis de Marx (donde comprobará su nivel de erudición) o hacer algo más fácil y al alcance de cualquiera: leer la extraordinaria obra de Carlos García GualEpicuro” (Alianza Editorial, 1981), especialmente el capítulo 5, dedicado a “La teoría física. La constitución atómica del universo”.

Por no extenderme más en el tema, concluiré diciendo que muy probablemente fue precisamente su estudio y conocimiento del mundo clásico lo que convirtió a Karl Marx en un “ciudadano del mundo”  que dirige su mensaje a la comunidad proletaria internacional. El Manifiesto Comunista acaba precisamente con la famosa proclama internacionalista “Proletarios del mundo, uníos”, (“Proletarier aller Länder, vereinigt Euch”).

Estas anécdotas pueden ser transcendentes o intranscendentes; en gran parte depende de la consideración del propio lector. Desde luego, Karl Marx, el Manifiesto Comunista y El Capital han sido fundamentales en la conformación del mundo contemporáneo.
 

¿Tiene algún interés conocer detalles y anécdotas del Mundo Antiguo?

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