“Aut insanit homo aut versus facit” es uno de los muchos “tópicos” del poeta latino Quinto Horacio Flaco; tópico en el sentido etimológico de “lugar”, pasaje, cita, del gr. τόπος, lugar, país, pasaje de un libro. El verso, convertido en sentencia o máxima, es citado por muchas personas con sentido y en contextos muy diversos.

La sentencia aparece en sus Satiras, lib. II, 7, v, 117. Conocida es la facilidad con la que autores antiguos, de manera especial Horacio, crean frases y sentencias redondas, preñadas de sentido, que pronto escapan del “texto”, ( tejido),  inicial y adquieren una larga vida autónoma.

Horacio es el autor de sentencias (alguna ya la hemos comentado en este mismo blog)  tales como:
–  “carpe diem” (Odas, lib. I, 11,8aprovecha el momento, http://www.antiquitatem.com/carpe-diem-horacio-oda-poesia-latina

– "la Grecia conquistada conquisto a su fiero  conquistador e introdujo las artes en el agreste Lacio.". "Graecia capta ferum victorem cepit et artes intulit in agresti Latio." ( Epístolas II, 1, 156-157).   http://www.antiquitatem.com/graecia-capta-cultura-griega-quignard

Dulce y honroso es morir por la patria "Dulce et decorum est pro patria mori."  (Odas, 3,2,13)

Dorada moderación  en los versos  “Auream quisquis mediocritatem /diligit” ( Todo el que elige la dorada moderación…”(Odas, II,10,5-6)

– y otras muchas…

Una vez que la frase adquiere su autonomía,  son los hablantes que de ella se sirven, quienes la rellenan de contenido y la dotan de matices, que en ocasiones poco tienen que ver con su significado inicial. Este podría ser el caso a la vista del uso que de la frase hacen centenas y aun millares de personas.  Por  eso me voy  a permitir una pequeña exploración de la cuestión.

Horacio es de las escasas personas, y menos aún literatos,  que con envidiable sentido del humor y con notable madurez, se presenta ante sus lectores con todos sus pequeños vicios y defectos, tal como es. Para ello aprovecha las fiestas anuales de las Saturnalia en las que en la sociedad romana se invertía el orden social establecido. Durante esos días los esclavos eran los señores y los señores soportaban las impertinencias de los esclavos, que incluso vestían con la ropa de su dueño. En esos días, sintiéndose libres, podían dirigirse a su “dominus” en  términos inadmisibles en otro momento. (el asunto es realmente interesante desde el punto de vista sociológico, etnológico y psicológico, aunque no sea este el momento).

Pues bien, esto es lo que hace el esclavo Davus, el esclavo de Horacio,  con su señor,  al que entre otras lindezas le  llama  inconstante y caprichoso (si está en Roma quiere ir al campo, si está en el campo echa en falta Roma), servil con quien le invita, glotón,  borracho, dormilón, perezoso, esclavo de mujeres casadas de manera ilícita, esclavo de muchos otros más,  etc. (En el fondo lo que nos está diciendo Horacio por boca de su esclavo es que el único hombre verdaderamente libre es el sabio y no el tonto, el inconstante o el que depende de mil caprichos, algunos peligrosos), Pues bien, después de esta  larga retahíla, el poeta no soporta más tanto atrevimiento y le dice airado:

Horacio¿Dónde tengo una piedra?
Davo:       ¿Para qué la necesitas?
Horacio¿Dónde están las flechas?
Davo:       Este hombre o está rabiando o haciendo versos.
HoracioSi no te largas de aquí a toda prisa, tú servirás de  noveno trabajador en mi finca 
                 Sabina.

(Trabajar en el campo -en la granja de Sabina- era bastante más duro que servir en la casa del señor)

Horatius:  unde mihi lapidem?                             
Davus:   quorsum est opus?                                 
Horatius: unde sagitas?
Davus  aut insanit homo aut versus facit  /     
Horatius: ocius hinc te ni rapis, accedes opera agro nona Sabino     

Bien, el significado en su contexto parece claro y en principio limitado a un solo suceso. Pero es necesario conocer que Horacio ha jugado con un detalle contextual de gran importancia, también para el futuro de la frase. En realidad está relacionando la “insania” del poeta con la opinión común en la Antigüedad de que los poetas son arrebatados por cierto “furor poeticus”, por la “inspiración divina”,  por cierta locura que los señala y aparta del común de los mortales.

El mismo Horacio no está de acuerdo  en su Epistula ad Pisones 295-97  con  Demócrito, que  exigía a los poetas cierta locura, mientras Horacio exige el trabajo exigente del pulido y corrección:

Porque Demócrito cree que el talento natural
es más afortunado que la pobre técnica
y excluye del Helicón a los poetas sanos
(que no están locos).

(Nota: el Helicón es un monte cercano al Parnaso dedicado al dios Apolo y a las Musas)

Ingenium misera quia fortunatius arte
Credit et excludit sanos Helicone poetas
Democritus,…

Recordemos asimismo cómo la palabra “carmen”  significa “poema, verso”, pero también “embrujo, canción, canto y encantamiento, profecía, predicción, embrujo, filtro mágico, fórmula religiosa, sentencia moral…”.

Asimismo “poeta”, del griego  del gr. ποιητής,  “poietés”,  es el creador, autor, fabricante, hacedor, poeta (hacedor de versos) también es llamado  “vate“ del latín “vates”, adivino, profeta, poeta inspirado por los dioses (por cierto, el Vaticano es la colina de los “vaticinios” o profecías según una etimología que no todos admiten, seamos precisos, pero que parece plausible).

Esta característica del poeta como individuo especial en la colectividad tocado por los dioses ha transcurrido por la Edad Media, Moderna (recordemos a Cervantes y su referencia a la poesía como “la gracia que no quiso darme el cielo”),  y Contemporánea y de alguna manera ha llegado a nuestros días.

Al poeta se le sigue viendo  como un “loco”  o insanus, no peligroso (a veces lo es o puede serlo), por cierto,  sino como persona afortunada por los dioses o la madre naturaleza, capaz de penetrar en las cosas o de sentir la realidad con más intensidad que el común de los mortales.

Quizás en algunos casos alguien cargue de mayor contenido peyorativo el adjetivo “insanus”, loco, arrebatado, llevado tal vez de la envidia de alguien que está mejor dotado para percibir y expresar sus sentimientos.

No entiendo muy bien la absoluta generalización del sentido de la frase, que aplicada con exactitud descalificaría a la enorme mayoría de seres humanos, que desde luego ni hacen versos ni tienen capacidad alguna para hacerlos aunque quisieran.

Tal vez podríamos admitir cierta generalización en el sentido de que es una auténtica locura para la humanidad reducir la vida de las personas a una exclusiva preocupación por las cuestiones económicas. Quienes así viven están locos, no están sanos, que es lo que significa en sí el término in-(preverbio negativo) sanus.

La alternativa a este estado de alienación humana, desde luego, es la poesía, al menos un poco de poesía, en el sentido de percibir y disfrutar de una vida plena de sentimientos, matices y experiencias. En esta tarea es esencial la educación de las personas, la educación integral y no la educación para la competitividad.

Pero este desde luego no era el sentido que Horacio dio a su famoso verso, aunque nos venga bien utilizarlo y nos agrade ampliar su sentido.
 

Aut insanit homo aut versus facit (el hombre o está loco o hace versos)

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