Safo fue la primera poetisa importante de Occidente y una de las creadoras de la poesía lírica, personal e intimista.

Sáfico y lésbico son dos adjetivos con los que nombramos al amor homosexual entre mujeres. El origen de estos términos está en el nombre de la más famosa poetisa griega de toda la Antigüedad, Safo, y en el nombre de la isla en la que  vivió la mayor parte de su tiempo, Lesbos, a finales del siglo VII a.C. en una familia aristocrática.

Algunos otros de los escasos datos biográficos que nos ofrecen las fuentes antiguas, nada seguras y firmes, son que estuvo casada con un comerciante, que tuvo una hija llamada Cleis, que vivió algún tiempo exiliada en Sicilia y que tuvo tres hermanos, uno de ellos arruinado por su loco amor por  una prostituta (a ello se refieren algunos poemas). Algunos otros detalles interesantes los podemos deducir de sus propios poemas.

Por cierto, de Lesbos era  también Alceo, el otro gran poeta lírico primitivo, y a veces se representan juntos a estos dos grandes poetas.

El origen de la palabra homosexual

Homosexual  es una palabra compuesta de la griega  ὅμοιος, homoyos, que significa “igual” y la latina sexualis, de sexus, sexual, sexo. Por lo tanto se refiere a los amores entre personas del mismo sexo. Nada tiene que ver su origen pues con la palabra latina “homo” que significa hombre. Al amor entre personas de género masculino se le suele llamar, más específicamente “gay”, término inglés que en principio significa “alegre”; al amor entre mujeres, como queda indicado, se le llama “sáfico” o “lésbico”.  Estos términos parece que comenzaron a emplearse en la Francia Ilustrada del siglo XVIII.

Safo, la primera y mejor poetisa griega

De Safo de Lesbos desconocemos casi todo e incluso mucho de  lo que con poco sentido crítico se afirma de ella se debe a una opinión y  tradición negativa ya desde la propia Antigüedad, acrecentada luego por la moral cristiana.

Y sin embargo en lo que sí hay acuerdo general es en que fue la primera y mejor poetisa griega, cuya fama se vio reconocida desde la propia Antigüedad. (Hubo otras poetisas menos conocidas como Corina, Telesila, Praxila, Cleobulina, Beo, Erina, Nóside, …)

Escribió nueve libros de odas, epitalamios o canciones de bodas, elegías, himnos a las diosas y dioses. Pero  tan sólo conocemos de todo esto siete  poemas extensos que podríamos considerar cuasi completos o menos destruidos, y unos cuantos fragmentos, 264 en total, la mayor parte citas, a veces de una sola palabra, de gramáticos y comentaristas antiguos. De hecho, 63 están formados por un solo verso; 21 por una estrofa y como decía,7  poemas están cuasi completos.

Se dice que dirigió una escuela de jóvenes poetisas

Casi todo en su vida es enigmático y fascinante y raramente probado. Se ha dicho, sin suficiente fundamento, que Safo tenía y dirigía una escuela o grupo de jóvenes muchachas (parthenoi, doncellas), círculo de hetairai o «compañeras»,tal vez a semejanza de los grupos masculinos.

La discusión sobre la naturaleza de este grupo o “thiasos” θίασος,  ha sido abundante. Las muchachas acudían a su casa, a la que llamaba “Morada de las servidoras de las Musas , como se refleja en el fragmento  101,  tal vez para recibir cierta formación y cultivar el espíritu, componiendo y cantando poemas al amor, a la belleza, al pudor de las muchachas vírgenes, aprendiendo gimnasia, música y danza, adorno personal,  como si de una escuela de señoritas se tratara; tal vez como preparación al matrimonio; tal vez para  rendir culto a Afrodita o Eros, como otras asociaciones o “thiasos”, θίασος,  similares. Tal vez para un poco de todo esto.  En todo caso se trataría de  una agrupación de amigas que se reúnen  para festejar con cantos y danzas, también con banquetes,  su amistad, como hacían los hombres.  Pero si esto es así, ¿para qué se necesita hacerla directora de una especie de “academia” para señoritas de buena familia?

Las discusiones y matizaciones sobre el tipo de relaciones que se establecían en el thiasos han sido muy numerosas y siguen siéndolo hoy en día en que intervienen también diversos grupos feministas con ideas diversas sobre el papel, situación y relaciones de la mujer en la sociedad.

La opinión,  expresada sin ningún rigor, de que su casa  era simplemente un prostíbulo está absolutamente desacreditada. Séneca, bien es cierto que despreciando el saber inútil al que muchos se entregan, hace una referencia a ello en su Carta a Lucilio, LXXXVIII, 37:

El gramático Dídimo escribió cuatro mil libros:  ¡me daría pena si él hubiera leído tantas cosas inútiles! En estos libros se pregunta por la patria de Homero, de la verdadera madre de Eneas, si Anacreonte en su vida fue más lujurioso que borracho, si Safo fue una mujer pública, y otras cosas que si las hubieras aprendido tendrías que desaprenderlas. Y ahora niega que la vida sea larga.

Quattuor milia librorum Didymus grammaticus scripsit: misererer si tam multa supervacua legisset. In his libris de patria Homeri quaeritur, in his de Aeneae matre vera, in his libidinosior Anacreon an ebriosior vixerit, in his an Sappho publica fuerit, et alia quae erant dediscenda si scires. I nunc et longam esse vitam nega!

Safo es una de las creadoras de la poesía lírica

Safo es una de las creadoras de la poesía lírica, que no canta los hechos y hazañas épicas de los héroes griegos que representan el espíritu colectivo, sino los sencillos y refinados sentimientos personales de las delicadas y educadas muchachas de Lesbos, especialmente el amor entre las personas. Canta a las diosas de las artes, de la belleza, del amor, de la voluptuosidad: Eros, Afrodita, las Musas.

Claramente expresa su desinterés por la épica y su interés por su mundo  personal  femenino y delicado en estos versos:

Unos dicen que las huestes de jinetes, otros que las de infantería
Otros que una flota de barcos
Pero yo digo que lo más hermoso sobre la oscura tierra
Es aquello que uno ama

Esta poesía de los sentimientos personales, del amor sobre todo,  frente a los grandes ideales heroicos hoy  no nos llama la atención, pero piénsese que estamos hablando de los orígenes,  de la primera vez que esto ocurre y esto sí debió ser chocante entonces.

Es una poesía para ser cantada al son de la lira (curiosamente, aunque sin fundamento, se le atribuye a Safo el invento del plectro o púa que se utiliza para hacer vibrar las cuerdas de los instrumentos musicales). La  musicalidad y sonoridad es precisamente una de sus características más valiosas.

Nota: Precisamente por el acompañamiento del instrumento musical, la lira,  se llama a esta poesía “lírica”. La palabra épica  proviene del adjetivo griego ἐπικός (epikos), de  ἔπος (epos palabra, discurso, relato, canto, noticia,sentencia).

Otras características, que provocan una fuerte emoción, son la sencillez de las palabras (usa el lenguaje cotidiano, el nombre de las cosas), la naturalidad de los sentimientos y la frescura de  de una poesía fuertemente sensual de expresión directa e inteligible, sin adornos ni afectación, tan lejos de tantos poetas antiguos y modernos saturados de retoricismo o empalagoso lenguaje incomprensible. Su sencillez está, pues,  en las palabras, en la expresión y en la sonoridad.

La estrofa sáfica está formada  por tres versos endecasílabos y otro llamado adonio de cinco sílabas. Aunque se sigue basando esta métrica en la duración de las sílabas, el hecho de que sean versos de un determinado número de sílabas, la aproxima a nuestro sistema de versificación. Safo  popularizó esta estrofa y de ella recibe el nombre.

Sin duda no es un hecho irrelevante que la isla de Lesbos se encuentre en frente y próxima a las costas de la sensual Asía  y no junto a las más severas y rígidas de la Grecia continental.
Aunque se haya querido ocultar durante mucho tiempo, desconociendo a veces la correcta interpretación del texto, en sus poemas, dirigidos a las jóvenes muchachas servidoras de las Musas” expresando los sentimientos de amor, ternura, celos, rechazo…, se evidencia un amor homosexual que probablemente fue real:

En blandos lechos tendida
pudiste colmar tu deseo” 
   (fragmento 54)

Así la cita de Horacio en Carmen II, XIII, 24-25 lo da por hecho:

A Safo con la lira de los eolios,
llorar de amor por las muchachas de su pueblo.

Aeolibus fidiibus  quaerentem
Sappho puellis de popularibus

Y el mismo Horacio en la Epístola 19 del libro I, verso 28 se refiere a ella como “mascula Sappho”, “masculina Safo”.

Yo fui el primero que mostró al Lacio
los yambos de Paros, siguiendo la métrica y el espíritu
de Arquíloco, mientras los hechos y las palabras seguían a Lycambe.
Pero no me corones por ello con menos hojas (de laurel),
porque no me atreví a cambiar sus  metros y el arte de su poesía.
La masculina Safo acomoda  su Musa al verso de Arquíloco;
la  acomoda  también Alceo, aunque difiere en los hechos  y en su estructura.

Parios ego primus iambos
ostendi Latio, numeros animosque secutus
25Archilochi, non res et agentia verba Lycamben.
ac ne me foliis ideo brevi oribus ornes,
quod timui mutare modos et carminis artem,
temperat Archilochi Musam pede mascula Sappho,
temperat Alcaeus, sed rebus et ordine dispar,

Los moralistas antiguos construyeron una visión negativa de Safo por sus relaciones homosexuales

Su condición de mujer, la dirección de un grupo de muchachas (thiasos), el cultivo de una poesía intimista que canta los sentimientos personales, especialmente dirigida a otras muchachas, (hasta quince: Atis, Anactoria, Cidro, Arquenasa, Girino, etc.) y que revela sus relaciones homosexuales, su devoción a Afrodita, diosa del amor, y al propio Eros, las acusaciones de inmoralidad… fueron los componentes esenciales con los que los moralistas ya antiguos construyeron una visión negativa de la gran poetisa, censurada, incomprendida y olvidada.  Desde luego su modelo de libertad y relaciones sexuales igualitarias entre las amantes chocaría sin duda con el modelo de amor de los hombres, en los que siempre hay un matiz de dominio de uno sobre otra o sobre otro (en el caso del amor pederasta a los jóvenes).

Pero su obra se conservó por lo menos hasta el siglo III de nuestra era; lo que es prueba del aprecio de que gozó. Luego, como  consecuencia de su mala fama, lo que nos ha llegado de ellas son apenas unos retazos (218 fragmentos) de lo que fue su obra.

En el paroxismo de la crítica moral, tanto se le achaca un incontenido apetito sexual que le llevó a tener innumerables amantes masculinos como se afirma que si hubiera sido más atractiva para los hombres no hubiera buscado la relación con mujeres. Hay obras de teatro con su nombre en las que así se la dibuja, como dominada por un fuerte apetito sexual.  Así en Aristófanes aparece el término “lesbiatsein”, verbo formado a partir de “Lesbos”, que viene a significar “hacer un lésbico”, cuyo significado el lector deducirá fácilmente de la comparación con otras modalidades de práctica amorosa a los que también se designa con el nombre del lugar, como “francés o griego”.

Hay incluso algún texto que la describe como de baja estatura, morena y fea. Es curioso lo modernas que suenan algunas de estas afirmaciones, absolutamente machistas, referidas a mujeres homosexuales.

La leyenda sobre su muerte

Menandro creó una leyenda sobre su muerte, que también recrea y propala Ovidio en sus Heroidas, según la cual Safo se arrojó desde el acantilado de Leucade por el amor no correspondido del joven y hermoso Faón. Leucade es un mítico lugar, un alto promontorio y quien de él se arroja se libera de una pasión amorosa no correspondida.

Aunque suponga una pequeña digresión comentaré que Ovidio escribió una  obra de cartas imaginarias en las que veintiuna heroínas griegas escriben a sus amados. Son las Heroidas. Todas las mujeres son personajes míticos, excepto Safo, personaje real, protagonista de la carta número XV, que envía a su amor Faón. Esta carta de Ovidio colaboró enormemente a difundir algunos de los tópicos que sobre Safo corrían ya en la Antigüedad. Así:

–  el inflamado apetito sexual y lascivia de la poetisa, en los versos 9-10:

Me abraso, como arde el fértil campo con sus trigales incendiados,
cuando el Euro incontrolado aviva las llamas.

Uror, ut, indomitus ignem exercentibus Euris,
Fertilis accensis messibus ardet ager.

También en Ars amatoria, III, 331 se pregunta retóricamente:

mira a Safo: ¿qué más lascivo que ella?

Nota sit et Sappho (quid enim lascivius illa?),

la mala fama de su amor en el verso 201:

Muchachas de Lesbos, que me habéis hecho infame por haberos amado…

Lesbides, infamem quae me fecistis amatae

  el reconocimiento y fama que ya tenía, v. 29-30:

Mi nombre es alabado en el orbe entero
y ni el mismo Alceo, compañero de patria también poeta,
es más alabado, aunque su canto resuene mejor.

Nec plus Alcaeus, consors patriaeque lyraeque,
Lausdis habet, quamvis grandius ille sonet

su fealdad, baja estatura  y tez morena, 31-38

Si la cruel naturaleza me negó la belleza,
yo suplo con mi ingenio la falta de hermosura.
Soy pequeña, pero tengo un nombre que llena toda la tierra.
La estatura que tengo es la que mide mi nombre.
No soy blanca, pero a  Perseo  le agradó Andrómeda,
hija de Cefeo, morena con el color de su país.
Muchas veces las blancas palomas se unen a las de muchos colores
y la negra tórtola es amada por el ave de color verde (el loro)

Si mihi difficilis formam natura negavit,
Ingenio formae damna rependo meae.
“Sum brevis; at nomen quod terras impleat omnes
Est mihi; mensuram nominis ipsa fero.
Candida si non sum, placuit Cepheia Perseo
Andromede, patriae fusca colore suae.
Et variis albae iunguntur saepe columbae;
Et niger a viridi turtur amatur ave.

En esta carta Ovidio creó un verso famoso, expresión del sentimiento amoroso. El v. 96

No te pido que me ames, sino que me dejes amarte

Non ut ames oro, verum ut amare sinas.

O el verso 121, resumen de tanta conducta enamorada socialmente correcta:

No marchan juntos el pudor y el amor

Non veniunt in idem pudor atque amor:…

La poesía de Safo fue reconocida por serios e importantes hombres antiguos

Pero todo esto negativo choca con la opinión de serios e importantes hombres antiguos y con el reconocimiento de que fue objeto por su ciudad y por estos hombres, a pesar de que su labor y poesía queda encerrada exclusivamente en el mundo femenino.

Dionisio de Halicarnaso, en su De Compositione Verborum XXIII, 173 la considera como la mejor representante  de la lírica, junto a Anacreonte. Es en ese pasaje en el que transcribe, y gracias a él se conserva, el prácticamente único poema completo, el Himno a Afrodita.

Estobeo, autor bizantino de los siglos V-VI de una antología de textos, hace una cita de Aeliano en la que se cuenta una interesante anécdota referida  a la poetisa:

Estobeo, Florilegio, 3.29.58: 

Solón de Atenas escuchó de su sobrino Execestides una canción de Safo sobre el vino y tanto le gusto la canción que le pidió al muchacho que se la enseñara; cuando le preguntaron por qué razón quería aprenderla, contestó que para aprenderla y luego morir.

Sócrates la consideraba también  como uno de los sabios de la antigua historia griega.

A Platón se le atribuye el siguiente epigrama de la Antología Palatina, que recoge García Gual en su Antología de la poesía lírica antigua, en el que la llama nada menos que “la décima Musa”:

Dicen algunos que son nueve las Musas.
¡Cuánto se engañan!
Pues he aquí la décima Musa
(Antología Palatina (16D))

Y también unos atribuyen  a Platón y otros a Antípatro de Sidón otro epigrama llamado “Epitafio para Safo” en el que se llama “Musa mortal que cantaba con las Musas inmortales». Reproduzco la versión de  Manuel Fernández Galiano para Gredos. Antología Palatina, Epigrama Helenísticos (VII 14):

Epitafio de Safo

A Safo custodias, eólide tierra, a la Musa
Mortal a quien las Musas divinas reconocen,
Criada por Cipris y Eros, que siempre trenzaba
Con Persuasión guirnaldas perennes de las Piérides,
De la Hélade encanto y honor para ti. ¿Por qué, Moiras,
Que torcéis el hilo triple con vuestros husos,
vida infinita no hilasteis a aquella que trajo
dones infinitos a las Heliconiades?

Alceo, su compatriota, le dedicó un sentido y precioso verso:

“Coronada de violetas, sonrisa de miel, sagrada Safo” (fragmento 63D), con el que he querido titular este artículo

Dice también Estrabón en XIII,2,3:

“en la misma época (que Pitaco y Alceo) vivio Safo; fue un ser extraordinario, porque no sabemos que en ningún otro tiempo, por más que nos remontemos al pasado, hubiese existido otra mujer que por poco que fuese pudiera comparársele en poesía”.

Las referencias son numerosas. Estas contradicciones en la valoración llevaron a algunos antiguos a suponer o a inventar absurdamente la existencia de dos Safos, una la adorada poetisa y otra la de vida ligera y casquivana y amante de Faón.

Safo, desde luego,  impresionó a Ovidio y a Catulo (vease el artículo http://www.antiquitatem.com/catulo

en el que comento su poema 51, traslación del de Safo) y a Petrarca y a Leopardi y a Byron y a Baudelaire.

Presentaré el Himno a Afrodita, muy interesante, aunque con alguna dificultad de comprensión para el lector poco conocedor del mundo antiguo, en una de las versiones de García Gual. Presentaré también el famoso poema , que inspiró a Catulo, pero  también a Plutarco, Longo, Horacio, y al mismo Lucrecio en su De rerum Natura III, 53-156 cuando habla de la relación entre el cuerpo  y el alma.

Ofreceré también unos pocos fragmentos menores para que el lector compruebe el estado fragmentario en que nos ha quedado su obra y el enorme valor que de estos retazos se deduce.

Nota: La mayoría de las traducciones son obra de Carlos Montemayor, publicadas en Editorial Trillas (Mexico).  Algunas son del maestro Carlos García Gual; una es del catedrático Manuel  Pérez. La numeración de los fragmentos es ciertamente complicada; en la medida de lo posible utilizo la numeración de Page y Campbell en la edición de The Loeb Classical Library o la de Voigt.
….
1 (Page, Voigt)

Himno a Afrodita

A ti, en tu trono multicolor, inmortal Afrodita,
Hija de Zeus, tejedora de ardides, yo te suplico
¡no me paralices, con melancolía y hastío,
Oh soberana, el ánimo!

Ven aquí, como hacías antaño,
Cuando oyendo mi voz desde lejos
Me escuchabas y abandonando la casa paterna
Venías.

Unciendo el carro dorado bellos y veloces gorriones,
Te traían alrededor de la oscura tierra,
Batiendo velozmente las alas en remolino, desde el cielo,
A través del éter.

Llegaban pronto y tú, bienaventurada, sonriendo
Con tu inmortal rostro preguntabas
Cuál era mi padecimiento y por qué
Te llamaba nuevamente.

Y que o que más deseara en mi corazón atormentado
Lo tendría. ¿A quién pretendes que Peitho** conduzca hacia tu amor?
¿Quién, oh Safo,
Te causa pena?
** el engaño, la persuasión

Pues si ahora huye, pronto perseguirá,
Si no acepta regalos,en cambio ella te los dará,
Y si no ama, ¡pronto amará
Aún contra su voluntad”

¡Ven hacia mí también ahora! ¡Líbrame
De pensamientos tristes y haz
Que se cumpla lo que mi corazón ansía1
¡Sé túmisma mi compañera de lucha!

(Traducción de Carlos García Gual)

31 (Voigt )

Me parece igual a los dioses
aquel hombre que enfrente de ti
se sienta y de cerca tu dulce voz
escucha
y tu dulce reír. Eso, lo juro,
el corazón en mi pecho con fuerza golpea,
pues nada más que te miro, al instante, de voz
nada me queda.
Que la lengua se me quiebra, y un sutil
fuego en seguida me recorre por debajo la piel.
Con mis ojos no veo nada, y los oídos
me zumban,
y me recorre un frío sudor, y un temblor
hace presa de mí toda, y más pálida que la hierba
estoy. Y estar muerta por poco
me parece…
Pero todo se debe soportar…

(Traducción de Manuel Pérez López, en “De lo subime”; Edit. Dykinson)

2 (Voigt)

. . .ven, Cipris,
y delicadamente, en copas de oro,
escancia el néctar mezclado
con goces. 
(Versión de García Gual)

….
160 (Page)

. . .ahora, para mis amigas,
cantaré bellamente dulces cosas.

37 (Page)

. . .en mi dolor que fluye gota a gota

36 (Voigt)

Lo deseo ardientemente, y lo busco. . .

15 (Page, Voigt)

¡Oh Cipris, sé para Dórica
amarga! ¡Que no se vanaglorie
diciendo que otra vez se aleja
por un dulce amor!

16 (Paage, Voigt)

Algunos dicen que un ejército de caballería,
o de infantería, o una escuadra de navíos,
es lo más bello sobre la oscura tierra.
Yo digo que lo que uno ama.
5 Y muy fácil es que todos lo comprendan.
Porque Helena, que conoció a los más bellos hombres,
abandonó a su marido, el mejor de todos,
por navegar a Troya,
10 sin acordarse de hijos ni del cariño
de los padres ¡Tan lejos desvió Cipris a la amante!
Pues logra Cipris al corazón doblegar
y al que ama que nunca levemente ame.
15 Ahora me hace recordar a Anactoria,
que no está conmigo,
y a la que quisiera ver con su amoroso andar
y la radiante luz de su rostro,
mucho más que a los carros lidios o las armas
20 con que combaten de pie sus guerreros.
Y sé bien que nadie puede alcanzar
la suprema dicha, pero desear tenerla, . . .
repentinamentre.    (
Versión de García Gual)

23 (Page, Voigt)
………………..
. . . ahora, querida
……………………
pues como. . . al verte frente a mí
. . .ni la misma Hermione fue tan bella
. . .ni con la rubia Helena compararte
sería inconveniente,
si fuese justo a los mortales hacerlo, pues sabe
que con tu belleza toda mi inquietud
. . .goza. . .
……………….
. . .el promontorio
. . .a los
Celebrando la noche entera.

22 (Voigt).

. . .te pido. . .
que aparezcas, oh Gónguila, vestida con la túnica
blanca como leche. El amor mismo
se agita alrededor.
de tu belleza, pues el deseo arrebata
a quien apenas la mira. Y yo gozo
porque esto te reprocha la misma
Ciprigenia,
a la que pido.
esto
. . . quiero. . .

30 (Voigt)

…………………………..
……………………………..
……………………………..
noche. . .
las muchachas ante la puerta
pasamos la noche entera, oh afortunado esposo,
cantando tu amor y a tu novia
cubierta de violetas,
pero despierta cuando brote la aurora
y acude a tus amores
. . . a todo cuanto. . .
al sueño veamos

47 (Page Voigt)

Amor ha sacudido mis sentidos,

como el viento que arremete en el monte a las encinas. (Versión de García Gual)

48 (Page, Voigt)

Hiciste bien en venir, pues te anhelaba
y desfallecía por este deseo que incendia mi alma. (
Versión de García Gual)

50 (Voigt)

Sólo mientras lo miran tiene belleza el que es bello.
Ahora y siempre dignidad, el que es digno.

46 (Voigt)

. .Y yo, sobre un blando cojín,
tienda mis miembros. . .

55 (Voigt)

Después de que mueras, yacerás sin que nadie te recuerde
o por ti se duela, pues no gozaste las rosas de
Pieria *. Ignorada también en la casa del Hades,
flotarás errabunda entre los oscuros muertos. .
.

* la poesía

82 (Page, Voigt)

De más bello cuerpo es Mnasídica que la tierna Gyrinna. . .
Y a ninguna he encontrado, oh adorable, más desdeñosa que
tú. . .

168B (Voigt)

se han puesto la luna y las Pléyades; ya es media noche; las
horas avanzan, pero yo duermo sola.

94 (Page, Voigt)

De veras, estar muerta querría.
Ella me dejaba y entre muchos sollozos
Así me decía:
“¡Ay,qué penas terribles pasamos,
Ay, Safo, qué a mi pesar te abandono!”
Y yo le respondía:
“Alegre vete, y acuérdate
De mí. Ya sabes cómo te quería.
Y si no, quiero yo recordarte…
Cuántas cosas hermosas juntas gozamos.
Porque muchas coronas
De violetas y rosas y flores de azafrán
Estando conmigo pusiste en tu cabeza,
Y muchas guirnaldas entretejidas,
Hechas de flores variadas,
Alrededor de tu cuello suave.
Y ungías toda tu piel…
Con un aceite perfumado de mirra
Y digno de un rey
Y sobre un mullido cobertor
Junto a la suave…
Suscitaste el deseo…
Y no había baile ninguno
Ni ceremonia sagrada
Donde no estuviéramos nosotras,
Ni bosquecillo sacro…
…el repicar…
…los cantos… 
  (Versión de García Gual)

130 (Voigt)

Otra vez el amor que deshace el cuerpo me atormenta,
como una amarga y dulce fiera invencible.

102 (Voigt)

Dulce madre, no puedo ahora continuar mi tejido:
¡con el deseo de un muchacho me subyuga la tierna Afrodita!

(Edmonds 158)

Oh novia, tu cuerpo es hermoso; de miel
son tus ojos y amor derrama tu delicado rostro!
Con extraordinaria distinción te dotó, ciertamente, Afrodita.

114 (Page, Voigt)

(La joven desposada)
– Doncellez, doncellez, ¿a dónde te vas y me dejas?
(la doncellez)
–  Ya no volveré a ti, querida, ya nunca más volveré.
(Versión de García Gual)

115 (Page, Voigt)

¿Con qué podré compararte, esposo?
Con un esbelto y tierno junco.

142 (Voigt)

Latona y Níobe fueron amigas que se amaron tiernamente

126 (Voigt)

. . .duermes en el pecho de una tierna amiga. . .

138 (Voigt)

Quédate así, amigo, ante mí:
déjame ver tu belleza

Cita de Filóstrato

. . .de melodiosa voz. . .
«Y de muchas maneras se dirigía a las muchachas, como las de los
brazos de rosas, las de ojos vivaces, las de hermosas mejillas o de
melodiosa voz. Así, suavemente, Safo les hablaba.»

119 (Bergk)

Estas cenizas son de Timas, a quien muerta
antes de sus bodas recibió el oscuro tálamo de Perséfone:
todas sus compañeras, cuando ella murió, con recién afilados
hierros sus hermosas cabelleras cortaron.

Sagrada Safo, coronada de violetas, sonrisa de miel

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