Los poderosos, detentadores de la fuerza y la violencia, generalmente han desconfiado de los pensadores, aunque se ven obligados a vivir con ellos. El tema del encuentro conflictivo del rey y el sabio es un tópico mundial. Véase http://www.antiquitatem.com/diogenes-alejandro-intelectual-politico. Platón imaginó una República en la que los gobernantes fueran los filósofos, los sabios, los intelectuales, constituidos en casta con una especial educación. El intento de Platón por hacer realidad su teoría en Sicilia con Dioniso el Viejo y luego con su hijo fue un completo fracaso. Probablemente el rey no puede convertirse en filósofo, porque se plantearía su propia condición de rey, ni el filósofo pueda ser rey, porque en el ejercicio del poder dejaría de ser filósofo. En consecuencia parece que están condenados a coexistir.

La historia nos enseña cómo en ese encuentro entre la fuerza y la inteligencia, en el debate intelectual moralmente siempre vence la inteligencia, pero en la práctica siempre se impone la fuerza.

Al sabio, al intelectual, le quedan, pues, tres opciones: plegarse servilmente al poder (lo hacen la mayoría), criticar abiertamente al poder (lo hacen unos pocos), alejarse prudentemente del poder (no me atrevo a aventurar una proporción, pero no serán pocos).

Una cita de Estobeo refiriendo una anécdota de Antístenes el cínico describe perfectamente esta actitud. Estobeo nos dice que cuando se le preguntaba a Antístenes hasta qué punto había que implicarse en las cosas públicas o en los asuntos de la ciudad, respondía:

Preguntado Antístenes cómo se debe acercar uno a la política, respondió: como al fuego, ni demasiado cerca para no quemarse ni demasiado lejos para no helarse.  (Estobeo. Florilegio,XLV,28).

Estobeo es un autor griego que escribe en griego, pero su obra fue traducida al latín en el Humanismo. Así en la versión latina de Conrado Gesnero (1516-1565) , editado por Christoph Froschoverus, año 1544, en Suiza, dice  en el capítulo XLIII, en la página 313 (en la edición de Thomas Gaisford corresponde al Título XLV):

Antisthenes interrogatus quomodo ad rempublicam accedendum sit, respondit: ut ad ignem, neque nimis prope ne uraris, neque longius ne frigeas.

Parece, pues, que al filósofo le corresponde la actitud contestaría frente al poder, porque si deciden vivir a la sombra del poder, pronto abandonarán su espíritu crítico y libre. Esta es desde luego la actitud de los “cínicos”.

Antístenes, el creador de la escuela y maestro de Diógenes,  escribió según Diógenes Laercio un libro sobre Aspasia, la mujer de Pericles y otro sobre Alcibiades, en los que sin duda les critica sus defectos.

Nos lo confirma Ateneo, en su “Banquete de los eruditos”. Hablando del carácter maldiciente de los filósofos, dice de Antístenes, que critica la vida inmoral de Alcibíades,  en V, 220 C-D-E:

Antístenes, en el segundo de sus Ciro, afirma, vituperando a Alcibíades, que era un criminal en lo que a las mujeres se refiere, y en las restantes facetas de su vida, pues asegura que se acostaba con su madre, con su hija y con su hermana, como los persas.

Y poco después, en la misma cita, refiriéndose y criticando a  Pericles:

…;  Aspasia, una calumnia contra Jantipo y Páralo, los hijos de Pericles. En efecto, sostiene que uno de ellos era favorito de Arquéstrato, el cual desempeñaba un oficio semejante al de las mujeres en los burdeles de mala muerte, y que el otro era íntimo y seguidor de Eufemo, que acostumbraba a burlarse vulgar y fríamente de quienes se encontraban con él.

Y para confirmar este carácter maldiciente de los filósofos sigue diciendo Ateneo de Antístenes en el mismo texto:

Además, vil y groseramente le cambió el nombre a Platón por el de Satón*, y con este título publicó un diálogo contra él. En efecto, a estos hombres ningún magistrado les parece honrado, ningún estratego sensato, ningún sofista digno de consideración, ningún poeta útil, ningún pueblo prudente, salvo Sócrates, ….

* Nota: Para entender la vileza en el cambio de nombre a Platón es necesario conocer que el nombre griego Sáthon, con el que solían llamar las nodrizas a los niños, deriva de sáthe, uno de los términos para designar al miembro viril.
(Traducción y nota de Lucía Rodrïguez-Noriega Guillén. Editorial Gredos)

Así que ya el primero de los cínicos se mostró crítico con los poderosos de su época, y marcó el camino a seguir por el resto de los cínicos. Diógenes superó con creces al maestro en la acritud con la despreció a los poderosos.

Antístenes prefería al verdugo que da muerte al malhechor que al tirano que mata inocentes. Asi en  Estobeo.Florilegio,M.49.47 (en un título que en latín se titula De uituperio tyrannidis ) .

El  filósofo Antístenes prefería en piedad a los verdugos antes que a los tiranos; a una persona que le preguntó el motivo le respondió: porque el verdugo mata a hombres injustos, pero el tirano mata también a inocentes. ('Stoboe., tit. , XLIX, 47, Gaisf., p. 359.)

En la version latina citada se corresponde con el Título XLVII y dice en la pág. 343 de la citada edición:

Antithenes philosophus carnifices tyrannis in pietate praeferebat, cuius causam interroganti cuidam respondit: a carnifice quidem homines iniusti interimuntur; a tyranno autem etiam insontes.

Antístenes, criticando duramente el ansia insaciable de riquezas dijo, según Stobeo, t. X, 12, Thomas Gaisford., p. 294 (Citado a su vez por Chappuis, Antisthenè, Edit. Pág, 98):

Quien ama el dinero no puede ser una persona de bien, ni como rey ni en la vida privada.

En la traducción latina de citada está en el Tit. VIII, y dice:

Avarus nemo bonus, neque rex, neque liber esse potest

Es la misma actitud que mantiene Diógenes, según cuenta Diógenes Laercio en VI, 43

“Y cuenta Dionisio el Estoico que, tras la batalla de Queronea, fue conducido prisionero ante Filipo; y preguntándole éste quién era, dijo: ‘El explorador de tu insaciabilidad’; admirado de lo cual aquel le dejó libre.”

Antístenes desprecia a quienes imponen su delirio a los demás y limitan la libertad de los individuos.

Esta actitud  contestataria se puso de manifiesto en el relato citado de los encuentros entre Diógenes y Alejandro que ya comenté.

Por cierto, que Alejandro tuvo por maestro a Aristóteles, llevaba consigo un ejemplar de la Iliada de Homero y respetó y no destruyó la casa de Píndaro en Tebas en reconocimiento de sus valores literarios, pero eso no le impidió actuar con enorme crueldad en muchas ocasiones.

La diferente actitud de Diógenes y Platón ante los poderosos queda perfectamente dibujada en esta anécdota que cuenta Diógenes Laercio en VI,58:

Algunos afirman que fue él también a quien Platón, viéndole lavar verduras, se le acercó y le dijo al oído: “Si sirvieras a Dioniso (de Siracusa) no estarías lavando verduras”; y élle respondió asimismo al oído: “Y tú, si lavaras verduras, no estarías sirviendo a Dioniso”

Otra anécdota nos muestra cómo a Diógenes no le impresiona Alejandro y sus acciones, obras al fin y al cabo de un “misero” ser humano; nos lo cuenta Laercio en VI,44:

“Cuando Alejandro mandó una vez a Antípatro una carta a Atenas por vía de un tal Atilio (palabra que significa “mísero”), Diógenes, que se hallaba presente dijo: “Mísera misiva de mísero a mísero, por vía de Mísero” (taducción de Luis Andrés Bredow.Edit.Lucina)

De similar manera Diógenes rechazó la petición de que le visitara que le hizo Crátero, general de Alejandro Magno y uno de sus herederos a su muerte. Nos lo cuenta Laercio en VI,57:

Cuando Crátero le pidió que lo visitara, dijo: Pues yo prefiero lamer sal en Atenas antes que disfrutar de la prodigiosa hospitalidad de Crátero”.

Este mismo Diógenes, según cuenta el otro Diógenes, el Laercio, en VI,50,  cuando un tirano le preguntó cuál era el mejor bronce para construir una estatua respondió:

”Preguntándole un tirano cuál era el mejor bronce para las estatuas, dijo: aqul del que se hacen los Harmodio y los Aristogitón” .

Nota: Harmodio y Aristogitón, muertos en el 514 a.C., fueron los que acabaron con el tirano Hiparco de Atenas y por eso se les conoce como los Tiranicidas. Fueron considerados como unos héroes y restauradores de la libertad. Por ello se les levantó una estatua construida por Antenor.

Nota: Tiranicidio, del griego τύραννος / tyrannos, "tirano" y del latín –cido, de caedo,  "matar."

También Diógenes le decía a gritos al tirano Dioniso de Siracusa, destituido y reducido a la condición de simple ciudadanos:

“¡Cómo llevas una vida indigna de ti! No deberías vivir aquí, con nosotros, libremente y con toda seguridad, sino que convendría que estés encerrado allá con los tiranos como tu padre y que llevaras esa vida hasta la vejez”. (Plutarco,Moralia,783.D)

Hay una anécdota más de Diógenes que parece anticipar uno de nuestros males actuales. Cuenta la anécdota que un día  vio en las calles de Atenas a un ladrón que había robado un jarrón de propiedad del tesoro y lo llevaban detenido  dos guardias. Diógenes dijo, en Diógenes Laercio, Vida de Diógenes, VI, 45:

“Viendo una vez a los guardianes de un templo llevándose preso a uno de los administradores que había robado una copa, dijo: “Los grandes ladrones se llevan al pequeño”

Los dos guardias son, naturalmente, los representantes del poder institucionalizado. La justicia no sólo no era ni es igual para todos, sino que la persecución del pequeño delincuente parece encubrir la permisividad con los grandes delitos económicos. Con demasiada abundancia estamos asistiendo a la impunidad de quienes hunden grandes empresas bancarias que han de ser rescatadas con dinero de todos o dilapidan el dinero público.

Cuando en otra ocasión le preguntaron a Diógenes cuáles eran los animales más feroces, respondió,según Antonio y Maximo. De lucri cupiditate,226:

“En las montañas los osos y los leones; en las ciudades los funcionarios y los sicofantas”

Diogenes interrogatus, quaenam essent ferae pessimae, dixit: In montibus ursi et leones,in civitatibus vero publicani et sycophantae

Nota: losSicofantas son los delatores.

Laercio lo cuenta de manera incomprensible por incompleto en VI,51. Conviene saberlo para comprender alguna de las dificultades que tiene la transmisión de los textos antiguos:

Preguntado cuál es el más dañino de los animales, dijo: “De los salvajes el delator; de los domésticos, el adulador”

También otros cínicos, como Crates, uno de los más famosos discípulos del “Perro”, como dice Laercio (VI, 85), que por cierto formó pareja con una de las pocas mujeres griegas de las que conocemos su nombre y hechos, Hiparquia, filósofa también cínica locamente enamorada de él, también desprecia el enorme poder de Alejandro que tantas ciudades destruyó y construyó. Nos cuenta Diógenes Laercio en VI, 93:

A Alejandro, quien le preguntó si quería que se reconstruyera su ciudad natal (Tebas), le contestó: “¿Para qué? Acaso luego otro Alejandro la volverá a destruir”.

La tarea del filósofo es la de la resistencia, la insurrección,la rebelión, la insumisión.
En el  artículo anterior comentaba, como decía, la actitud irrespetuosa y contestaría del filósofo cínico Diógenes de Sinope. Los fiolósofos “perros”,  los cínicos, son en la Antigüedad el prototipo de pensador antisistema, anarcoide y libertario y por tanto muy críticos con el poder.

Diógenes es el más famoso representante de esta línea de pensamiento o escuela que no llega a plasmar sus ideas en obras sistemáticas de pensamiento, si bien es cierto que son muy pocos los restos que nos quedan de lo que escribieron.

Pues bien, además de Diógenes hay otros muchos ejemplos de intelectuales que critican al poderoso y con ello al poder, sufriendo las duras consecuencias del castigo real. La mayor parte de ellos fueron cínicos pero también fueron  estoicos.

La actitud de los cínicos es de enfrentamiento directo “y a voces” con los poderosos y con los ciudadanos. Los estoicos son más prudentes.

Puede reflejar esta actitud un fragmento de la Carta 103 de Séneca a Lucilio en la que le aconseja que desconfíe de los hombres, porque pueden hacer mucho mal a otros hombres, y que se refugie en la filosofía; pero que no ejerza la filosofía con altanería:

Séneca, Cartas a Lucilio, 103, 4:

……. Pero refúgiate tanto como puedas en la filosofía: en su seno hallarás protección y en ese santuario estarás seguro, por lo menos más seguro. No tropiezan unos con otros sino cuando siguen la misma vía. Pero no uses la filosofía con jactancia: para muchos fue causa de peligro el hecho de haberla conducido por caminos de altanería y arrogancia: es menester que te cures de los vicios sin retar a los demás hombres. No menosprecies las costumbres públicas, ni procedas de tal modo que parezcas condenar todo lo que no sea ella misma. La sabiduría puede andar sin pompa y sin malevolencia. Consérvate bueno.

Quantum potes autem, in philosophiam recede: illa te sinu 1 suo proteget, in huius sacrario eris aut tutus aut tutior. Non arietant inter se nisi in eadem ambulantes via. 2 Ipsam autem philosophiam non debebis iactare; multis fuit periculi causa insolenter tractata et contumaciter.
[5] Tibi vitia detrahat, non aliis exprobret. Non abhorreat a publicis moribus nec hoc agat, ut quicquid non facit, damnare videatur. Licet sapere sine pompa, sine invidia. VALE.

Y sin embargo una de las funciones sociales de la filosofía es la de ser crítica con el poder y el poderoso.  Quizás no con la pasión con la que se expresaba Crates  pero tampoco con la pasividad que hace que hoy la filosofía no solo no sea una norma de vida y conducta, sino que la ha reducido a pura teoría y estudio libresco.

Decía Crates, en Diógenes Laercio, VI, 92:

“Decía que hay que filosofar hasta el punto de que los generales nos parezcan ser arrieros de acémilas”.

Esta actitud crítica de los filósofos antiguos frente al poder nos sugiere plantear el papel hoy de la filosofía…

Pero, ¿juega hoy algún papel la filosofía en la sociedad? ¿No hace demasiado tiempo que quedó confinada en la escuela, reducida al estudio de los libros de filosofía sin relación alguna con la vida de la calle? Como dijo Nietzsche en Conversaciones intempestivas,3a,2  (Schopenhauer como educador):

“La única crítica posible de una filosofía, la que demuestra algo, la que consiste en ver si se puede vivir con arreglo a dicha filosofía, jamás ha sido enseñada en las universidades, que se contentan con hacer una crítica de palabras con palabras,”

Nietzsche, Unzeitgemäße Betrachtungen (Schopenhauer als Erzieher)

Die einzige Kritik einer Philosophie, die möglich ist und die auch etwas beweist, nämlich zu versuchen, ob man nach ihr leben könne, ist nie auf Universitäten gelehrt worden: sondern immer die Kritik der Worte über Worte.

Más aún, podemos incluso preguntarnos: ¿Tienen sentido hoy en nuestra sociedad “filósofos cínicos”?  ¿No son tan necesarios ahora como hace 2000 años los intelectuales o "filósofos" críticos con el poder, ahora globalizado y en manos de unos pocos?

Intelectuales frente al poder (II)

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