Los antiguos romanos celebraban el comienzo de un nuevo año con fiestas muy especiales, como no podía ser de otra forma: no en vano es muy importante en el mundo clásico antiguo la idea o creencia del tiempo cíclico que acaba y renace constantemente. Vease: http://www.antiquitatem.com/que-es-un-siglo

En los meses de diciembre y enero se celebraban  en Roma varias fiestas, (el calendario anual estaba plagado de ellas), las Saturnalia, Año Nuevo, … que han confluido y dejado su huella en nuestras fiestas de Navida y Año Nuevo. Véase artículo http://www.antiquitatem.com/navidad-saturnales-jesus-mitra-marcial

Esta pervivencia nos ayuda sin duda a comprender mejor estos ritos antiguos, a pesar de las diferencias; piénsese que llevamos más de dos mil años celebrando de esta manera la llegada de un nuevo año.

Como ocurre en nuestros días, estas fiestas tenían una dimensión pública y oficial (toma de posesión de los nuevos cónsules, expresión de la fidelidad al emperador haciendo votos por él y  haciéndole regalos que se llaman “strena” y que luego comentaré; hoy mensaje del rey o dirigente político, nuevos presupuestos, cabalgatas públicas, etc.) y otra de fiesta privada (visitas a las casas de familiares y amigos, felicitaciones mutuas, intercambio de abrazos, besos, regalos y votos de buenos deseos, todo ello con cierto valor ritual, …).

En tres días de ritos, actos oficiales y privados y prácticas de purificación y augurales, los romanos cerraban el año ya vivido y abrían un nuevo tiempo bajo la protección de Iuppiter Optimus Maximus, Ianus bifronte y los dioses Lares (los dioses del hogar).

Como decía, es esencial el comenzar las cosas bien: el buen comienzo es la premonición de un buen desarrollo posterior y por eso el primer nombre que se pronunciaba en una celebración solemne debía ser de buen agüero, el nombre del primer soldado reclutado debía expresar felicidad, el nombre de quienes conducían la víctima al sacrificio también debía significar felicidad, etc.  Por eso cualquier acción se suele empezar con la fórmula general “quod bonum, faustum, felix, fortunatumque esset”, “que sea bueno, favorable, feliz y próspero”.

El primer día del año, cargado de una fuerza, de una “virtus” especial, también debía ser feliz como premonición determinante de un año lleno de bienes y por eso en esas fechas se hacían regalos y se deseaban un feliz año con la fórmula “annum novum faustum felicem (tibi, vobis precor, aqdprecor, …etc.), a veces con  “annum novum faustum felicem fortunatum”, similar a la fórmula general, que no son sino ritos y actos mágicos destinados a asegurar un futuro favorable.

Tenemos constancia de esta fórmula en al menos dos cartas y en numerosísimos objetos, algunos de los cuales son precisamente los regalos que en estas fechas se intercambiaban, sobre todo lucernas o candiles, de los que inmediatamente hablaré.

Además de una referencia explícita en Plinio, la fórmula aparece repetidamente en monedas y medallas imperiales y en la dedicación de algunos monumentos. Podemos de todo ello concluir que la fórmula “annum novum faustum felicem” era tan frecuente en estas fechas como nuestra “feliz y próspero año nuevo”.

Las tablillas vindolandas son unas tablillas de madera del tamaño de una tarjetas postal con textos escritos con tinta, de los siglos I y II que aparecieron al pie del famoso Muro de Adriano que separa a las belicosas tribus del norte de Gran Bretaña de la parte dominada por las legiones. Aparecieron en el fuerte de Vindolanda y en ellas se reflejan asuntos militares y personales de la guarnición allí acampada. Se descubrieron en época tan reciente como el año 1973. Son 752 las tablillas (siguen apareciendo) que han sido traducidas y publicadas en el año 2010. Son los documentos más antiguos escritos en latín en las Islas Británicas.

Nota: para quien tenga interés le ofrezco un enlace a la página web en la que puede encontrar información completa http://vindolanda.csad.ox.ac.uk/

Pues bien, la tablilla número 261 es un testimonio del uso de la fórmula que nos ocupa.

Hostilio Flaviano a su querido Cerealis, saludos. Feliz y próspero año nuevo.

  1  Hostilius Flauianus Cereali / 2  suo salutem / 3 / 4  annum nouom faustum felicem / . . . . . . .

Probablemente este Hostilio Flaviano es un prefecto que en su carta a  Cerealis, a quien trata de “hermano”, se refiere a un sacrificio con motivo del nuevo año, como deducimos de la tablilla número 265, aunque nada autoriza a relacionar ambas tablillas,  que dice:

… a su querido Cerealis, saludos. Hermano, tal como querías he consagrado el día de las Calendas con un sacrificio…

1  ]..s Ceriali suo / 2  salutem / 3  ego, fráter, sacrificio diem / 4  Kalendarum sic- / 5  ut uoluerás dedi- / 6  traces / . . . . . . . .

Con frecuencia con la expression “diem Kalendarum” , sin referencia al mes,  se refieren a las Kalendas por excelencia, las del Nuevo Año.

Hay también una carta de Marco Cornelio Frontón, (aproximadamente vivió entre el 95 y 165), el mayor orador de su tiempo,  al César Marco Aurelio. en la que le felicita el nuevo año:

Frontón: Ad M. Caesarem 5.45 [77 Hout; 1.228 Haines] (30)

Mi señor:

Te deseo un Nuevo Año feliz y próspero en todas las cosas que justamente deseas no sólo para ti  sino también para tu padre, nuestro señor y tu madre y tu esposa y tu hija y todas las otras personas a las que merecidamente amas.  Por mi parte yo temí, débil como todavía estoy de cuerpo, quedar expuesto a la turbamulta y la presión. Pero si los dioses me ayudan, mañana os veré pronunciando los votos.

Adios, mi dulcísimo señor. Saluda a mi querida señora.

Domino meo.
Annum novum faustum tibi et ad omnia, quae recte cupis, prosperum cum tibi tum domino nostro patri tuo et matri et uxori et filiae ceterisque omnibus quos merito diligis, precor. Metui ego invalido adhuc corpore turbae et inpressioni me committere. Si dei juvabunt, perendie vos vota nuncupantis videbo.
Vale, mi domine dulcissime. Dominam saluta.

Plinio nos atestigua la costumbre de desearse un feliz año nuevo en Historia Natural, 28, 5 (22 )

Para confirmar estas cosas,  quiero hacer una apelación  a la experiencia íntima de cada uno de nosotros. ¿Por qué, de hecho, nos deseamos unos a otros con alegres deseos que el primer día del nuevo año sea feliz?

Libet hanc partem singulorum quoque conscientia coarguere. cur enim primum anni incipientis diem laetis precationibus invicem faustum ominamur?

Tibulo relaciona el rito de quemar hojas de laurel y observar si crepitan en el fuego, buena señal, o no lo hacen, con el presagio de un nuevo año:

Tibulo, II, 5, 79 ss.

Pero tú ya sereno, Apolo, hunde los prodigios bajo las aguas desenfrenadas del mar
y el laurel encendido con la llama sagrada crepite de buen augurio,
un presagio con el que el año será sagrado y dichoso.

(Traducción de Arturo Soler. Editorial Gredos)

sed tu iam mitis, Apollo,
prodigia indomitis merge sub aequoribus,
et succensa sacris crepitet bene laurea flammis,
omine quo felix et sacer annus erit.

La felicitación de Año Nuevo viene acompañada de regalos especiales: se regalan dátiles, higos secos y miel, como todavía ocurre; todo ello productos dulces que he disfrutado sobre todo de niño, ahora ampliados con los inevitables turrones, como expresión de los mejores deseos.

También se regalan monedas de bronce con la imagen bifronte del dios Jano, dios del final y del comienzo, dios que mira al pasado y al futuro y por lo tanto el que cierra el año viejo y abre el nuevo. Jano, Ianus, es precisamente el dios que da nombre al mes de Enero, Ianuarius, con el se abre el año romano desde el año 153 a.C. con motivo de las guerras celtibéricas; antes el año comenzaba en marzo.

Este regalo de monedas tiene su continuidad en nuestro aguinaldo, palabra de cuyo origen dice textualmente el Diccionario de la Real Academia: “Quizá del lat. hoc in anno 'en este año'.”

Estos regalos se llamaban strena, de donde deriva la española “estrena” que el Diccionario de la Real Academia define como “” Dádiva, alhaja o presente que se da en señal y demostración de gusto, felicidad o beneficio recibido”, y estrenar  y la francesa “étrenne”.

La palabra latina strena, probablemente de origen  sabino, significa “buen presagio” y especialmente “regalo hecho como muestra de buen presagio”, en el sentido que dice Festo, 410, 21:

Strenae: se llama así al regalo que se hacía en un día consagrado por la religión, en señal de buen presagio, del número con el que se significa que vendrá un segundo y un tercero de iguales ventajas, como si se dijera “trena”, anteponiéndole una “S”, como los antiguos solían hacer en las palabras loco (locus) y lite (litis).  ….

Strenam vocamus, quae datur die religioso ominis boni gratia, a numero, quo significatur, alterum, tertiumque venturum similis commodi, veluti trenam, praeposita S littera, ut in loco, et lite solebant antiqui.

Son muy especiales los regalos que por estas fechas se hacen a los emperadores en reconocimiento de su autoridad y gobierno. Sirva de ejemplo elsiguiente texto de Suetonio sobre Augusto.

Suetonio, Vida de Augusto, 57:

Fácilemente se aprecia cuán grande era el afecto que se le tenía por una conducta tan ejemplar. Dejo a un lado los senadoconsultos, pues pueden parecer forzados por la necesidad o por el miedo. Pero los caballeros romanos, por decisión propia y de común acuerdo, celebraron siempre durante dos días el nacimiento de Augusto. Todas las categorías sociales del Estado tiraban monedas al lago de Curcio cada año,  en cumplimiento de una promesa hecha por la salud del emperador.  Igualmente durante las calendas de enero, aun cuando estaba ausente, llevaban un aguinaldo al Capitolio. Con este dinero, Auusto compraba magníficas estatuas de dioses que consagraba en los distintos barrios, como el Apolo Sandaliario, Júpiter Tagedio y otros. Para ayudarle a reconstruir su casa del Palatino, arrasada por un incendio,los veteranos, las decurias, las tribus e incluso  gentes de todas las clases a título individual, aportaron voluntariamente sumas de dinero, proporcionales a sus posibilidades, pero él se contntó con tomar aquí y allá monedas de los montones que le ofrecían,sin aceptar más de un denario de cada uno. Cuando volvía de una provincia,era escoltado no sólo por aclamaciones de bienvenida sino también con canciones. Se tomó además por costumbre,el suprimir toda ejecución cada vez que él entraba en Roma. (Traducción de Francisco Luis Cardona y Juan Alsina. Edit. Bruguera)

Pro quibus meritis quanto opere dilectus sit, facile est aestimare. Omitto senatus consulta, quia possunt videri vel necessitate expressa vel verecundia. Equites R. natalem eius sponte atque consensu biduo semper celebrarunt. Omnes ordines in lacum Curti quotannis ex voto pro salute eius stipem iaciebant, item Kal. Ian. strenam in Capitolio etiam absenti, ex qua summa pretiosissima deorum simulacra mercatus vicatim dedicabat, ut Apollinem Sandaliarium et Iovem Tragoedum aliaque. In restitutionem Palatinae domus incendio absumptae veterani, decuriae, tribus atque etiam singillatim e cetero genere hominum libentes ac pro facultate quisque pecunias contulerunt, delibante tantum modo eo summarum acervos neque ex quoquam plus denario auferente. Revertentem ex provincia non solum faustis ominibus, sed et modulatis carminibus prosequebantur. Observatum etiam est, ne quotiens introiret urbem, supplicium de quoquam sumeretur.

Inscripción del pedestal de la escultura dedicada a Vulcano por Augusto con el dinero entregado en año nuevo (CIL 06, 00457) :

Imp(erator) Caesar divi f(ilius) Augustus / pontifex maximus imp(erator) XIII
co(n)s(ul) XI trib(unicia) potest(ate) XV / ex stipe quam populus
Romanus / anno novo apsenti contulit / Nerone Claudio Druso
co(n)s(ulibus) / T(ito) Quinctio Crispino / Volcano

El emperador César Augusto, hijo del divino, pontífice máximo emperador por decimotercera vea, cónsul por úndecima, con poder tribunicio por decimoquinta, dedicó (esta estatua) a Vulcano con el dinero que el pueblo romano le regaló en año nuevo estando ausente, siendo cónsules Nerón Claudio Druso y Tito Quintio Crispino.

Que la palabra strena probablemente es de origen Sabino lo afirma de alguna manera Símaco cuando atribuye la costumbre de hacer regalos al rey sabino Tacio. El texto aparece en algunas ediciones más antiguas como la carta número 28  o número 35, según la edición, del Libro X de sus cartas. Modernamente el texto aparece como el Informe 15 de su obra “Informes”. En él además se hace referencia a la costumbre que se mantiene tres siglos después de Augusto, de dar las “estrenas” al emperador.

Symmachus. Epistulae, 10,  28 (al. 35), o Informes, 15:

A nuestros señores Valentiniano, Teodosio y Arcadiosiempre augustos, de Símaco, varón clarísimo, prefecto de la Urbe (384)

La práctica de las estrenas se desarrolló casi desde el nacimiento de la Urbe de Marte por el impulso del rey Tacio, quien fue el primero que aceptó unas ramas de un árbol fructífero del bosque sagrado de Estrenia como auspicio del año nuevo, señores emperadores. El nombre indica que las estrenas casan con los hombres estrenuos debido a su valor, y por eso se debe una distinción de esta clase a unos seres como vosotros, cuyo espíritu divino aguarda más bien un testimonio de su vigilancia que un presagio. Recibid por ello, defensores del bienestar público, unos modestos dones trabajados en oro, según la costumbre, no porque gocéis con una ofrenda de metal precioso, sino por atestiguar con nuestra entrega la opulencia de una época feliz. Consagramos unos dones bien adquiridos a unos príncipes buenos. Vosotros que condenais los pagos ocultos, recibid de los dignatarios una obsequiosidad manifiesta. Os ofrecemos con razón, por ser los númenes de nuestra incolumidad, las páteras tradicionales con cinco sueldos cada una. Con ellas no se ven abrumados ni vuestro pudor ni nuestras haciendas. Que persista largo tiempo esta práctica de consideración hacia vosotros y que una sucesión ingterminable de años renueve el homenaje de vuestra clemencia. La prefectura, que ha de ser otorgada a hombres estrenuos, satisfará de buen grado las estrenas tradicionales. (Traducción de José Antonio Valdés Gallego. Editorial Gredos)

DD. VALENTINIANO, THEODOSIO ET ARCADIO SEMPER AUG. SYMMACHUS V. C. PRAEF. URB.
Ab exortu pene urbis Martiae strenarum usus adolevit, auctoritate Tatii regis, qui verbenas felicis arboris ex luco Strenuae anni novi auspices primus accepit, DD. imperatores. Nomen indicio est viris strenuis haec convenire ob virtutem: atque ideo vobis hujusmodi insigne deberi; quorum divinus animus magis testimonium vigilantiae quam omen exspectat. Sumite igitur defensores publicae salutis solemniter auro ducta munuscula: non quia divitis metalli honore gaudetis, sed ut nostra devotio felicis saeculi testetur opulentiam. Bonis principibus bene parta libamus. Suscipite a judicibus aperta obsequia, qui pretia occulta damnatis. Merito vobis solemnes pateras, cum quinis solidis, ut numinibus integritatis offerimus: quibus nec vester pudor, nec noster census oneratur. Maneat aevum talis circa nos usus officii: et honorem clementiae vestrae interminus annorum recursus instauret. Libenter strenis solemnibus praefectura fungetur, strenuis deferendis.

Sobre la costumbre de hacer  regalos, sobre todo a los comensales de los banquetes,  léanse el los artículo sobre las fiestas Saturnales http://www.antiquitatem.com/navidad-saturnales-jesus-mitra-marcial

y para los regalos de Navidad http://www.antiquitatem.com/xenia-apophoreta-marcial-saturnales .

En estos regalos a veces cargados de ironía podemos ver un precedente del “roscón de reyes” que tan extendido está en España. En el roscón se esconde una “haba”, legumbre cargada de profundo y extraña valor ritual para los romanos (los pitagóricos por ejemplo tienen prohibido comer habas), y se esconde también otra figura “positiva”, que puede ser un rey, recordándonos probablemente la figura de “rey del banquete”, que regulaba la ingesta del vino durante la celebración.

Reproduzco un epigrama de Marcial en el que se hace referencia a la costumbre de hacer regalos en Navidad.

Marcial, VIII, 33

¿Por qué ese regalo tan sutil? (Paulo envía a Marcial una copa de metal tan fino, que el poeta se ingenia para encontrarle Analogías)

De tu corona pretoria, me envías, Paulo, un pétalo y me mandas tenerlo a título de escudilla. Con una pátina así, rebajada con un suave baño de rojo azafrán, se había recubierto recientemente tu impulsor. ¿O es más bien que la uña de un hábil sirviente ha despegado una fina lámina, que yo creo que es del pie de tu lecho?  Puede ella captar el vuelo lejano de un mosquito, o moverse con el ala de una minúscula mariposa. Se mantiene en el aire con el vaho de una lámpara mortecina, y se rompe con el golpe del vino suavemente escanciado. Con una binza así se envuelven los dátiles que en las calendas de Jano ofrece junto con un poco de mísera calderilla un cliente pobre. Menos flexibles crecen las colocasias de sutil filamento; más gruesos se marchitan por el exceso de sol los pétalos del lirio; y la araña no corre, vagando de aquí para allá, por una tela tan tenue, ni el gusano de seda realiza, suspendido en el aire, un trabajo tan fino. Más gruesa es la capa de afeites que hay en la cara de la vieja Fabula; más gruesa es la burbuja que se forma en el agua removida; más fuerte es tanto la redecilla que mantiene rizados los cabellos como la pomada bátava que tiñe las cabelleras latinas. Con una telilla así se reviste el pollo en el huevo de Leda, tales son las cintas que ciñen las frentes adornadas con una luneta. ¿Qué te importa a ti una escudilla, pudiendo enviarme un cazo, pudiendo enviarme incluso una cuchara —estoy hablando de cosas demasiado grandes—, pudiendo enviarme una cáscara de caracol, pudiendo, en fin, Paulo, no enviarme nada?  (Traducción de José Guillén. Institución Fernando el Católico. Zaragoza)

De praetoricia folium mihi, Paule, corona
Mittis et hoc phialae nomen habere iubes.
Hac fuerat nuper nebula tibi pegma perunctum,
Pallida quam rubri diluit unda croci.
An magis astuti derasa est ungue ministri
Brattea, de fulcro quam reor esse tuo?
Illa potest culicem longe sentire volantem
Et minimi pinna papilionis agi;
Exiguae volitat suspensa vapore lucernae
Et leviter fuso rumpitur icta mero.
Hoc linitur sputo Iani caryota Kalendis,
Quam fert cum parco sordidus asse cliens.
Lenta minus gracili crescunt colocasia filo,
Plena magis nimio lilia sole cadunt;
Nec vaga tam tenui discurrit aranea tela,
Tam leve nec bombyx pendulus urguet opus.
Crassior in facie vetulae stat creta Fabullae,
Crassior offensae bulla tumescit aquae;
Fortior et tortos servat vesica capillos
Et mutat Latias spuma Batava comas.
Hac cute Ledaeo vestitur pullus in ovo,
Talia lunata splenia fronte sedent.
Quid tibi cum phiala, ligulam cum mittere possis,
Mittere cum possis vel cocleare mihi, –
Magna nimis loquimur – cocleam cum mittere possis,
Denique cum possis mittere, Paule, nihil?

San Agustin, criticando los abundantes dioses paganos, hace referencia a la diosa Strenia, citada en el texto anterior, y que hace fuertes a los hombres porque fuerte en latín se dice “strenuus”, en dos capítulos del libro IV de su obra, De civitate Dei: el 11 y el 16. Reproduzco el capítulo XVI:

Agustín, De civitate Dei, IV, 16

Los romanos han querido que el templo a la diosa Quietud estuviera fuera de las puertas de la ciudad. ¿Por qué razón, cuando a cada cosa y cada movimiento le tienen asignado un dios?
Hay algo que me sorprende sobremanera en los paganos: a cada realidad y casi a cada obra le han asignado un dios: a la diosa Agenoria le asignaron el excitar a la acción; a la diosa Estímula, que estimulase a la actividad desmedida; a Murcia como la diosa que inmovilizase al hombre más de lo normal y lo hiciera, como dice Pomponio, «múrcido», es decir, perezoso e inactivo en demasía; a la diosa Strenia para que lo volviese vivaz. A todos estos dioses y diosas se comprometieron a ofrecerles un culto público. En cambio, a la diosa llamada Quietud, que tiene como misión conceder la tranquilidad, no la han querido aceptar oficialmente, puesto que tiene su templo fuera de la puerta Colina. ¿Qué quiere decir esto: que el romano, por su forma de ser, es inquieto, o más bien que todo el que se mantenga en el culto de esta caterva no digo de dioses, sino de demonios, jamás podrá alcanzar la paz del espíritu? A esta paz nos invita el verdadero Médico con estas palabras: Aprended de mí, que soy sencillo y humilde, y encontraréis la paz del espíritu
(Mateo, 11,29). (http://www.augustinus.it/spagnolo/cdd/index2.htm)

[XVI] Miror autem plurimum, quod, cum deos singulos singulis rebus et paene singulis motibus adtribuerent, uocauerunt deam Agenoriam, quae ad agendum excitaret, deam Stimulam, quae ad agendum ultra modum stimularet, deam Murciam, quae praeter modum non moueret ac faceret hominem, ut ait Pomponius, murcidum, id est nimis desidiosum et inactuosum, deam Streniam, quae faceret strenuum, his omnibus diis et deabus publica sacra facere susceperunt, Quietem uero appellantes, quae faceret quietum, cum aedem haberet extra portam Collinam, publice illam suscipere noluerunt. Vtrum indicium fuit animi inquieti, an potius ita significatum est, qui illam turbam colere perseueraret non plane deorum, sed daemoniorum, eum quietem habere non posse? ad quam uocat uerus medicus dicens: Discite a me, quoniam mitis sum et humilis corde, et inuenietis requiem animabus uestris.

Nota: Al final de este artículo reproduzco lo que dice Covarrubias en su “Tesoro de la lengua castellana” a propósito de la palabra aguinaldo, porque sin duda contiene algunas curiosidades dignas de ser conocidas por quien tenga especial interés. 

Pero el regalo más especial para la ocasión es una lucerna o lámpara de aceite, generalmente de cerámica, en la que aparece la inscripción que nos ocupa: novum annum faustum felicem (tibi,…).

Este regalo está evidentemente en relación con el hecho de que el nuevo año los antiguos romanos lo celebraban el día 25 de diciembre, día del nacimiento del “Sol invicto”, es el “dies Solis natalis invicti”,  “el día del nacimiento del dios Sol invicto”.  Véase http://www.antiquitatem.com/mitraismo-cristianismo-solsticio

La lámpara representa la “nueva luz”, el “nuevo Sol”, el “novum annum” que ese día comienza.

    

Dos lucernas muy similares, una de terracota y otra de bronce. La de terracota está en el Museo de la ciudad de Milán. La expcional de bronce aparece a la venta en una página web de comercio o subastas, descontextualizada y sin especial valor histórico por haber desaparecido toda la información arqueológica referida al yacimiento.

En ellas  aparecen una Victoria alada, con una espiga o palma en su mano, panes, nueces y la moneda de Jano bifronte, con el escudo en el que está inscrita la frase:

Te deseo un feliz año annum novum felicem tibi

Entre las numerosísimas inscripciones en lucernas reproduciré, además de las anteriores, tan sólo dos, una de ellas de España. Así esta de Hispania Citerior, (Madrid), de origen incierto:  CIL 02, 04969,03;  EDCS-20301000

Annum / nov(u)m Faus/tum fel/icem mih(i) / hu(n)c

O esta otra de Bruttium et Lucania, Eboli/Eburum:  CIL 10, 08053,005ª;  EDCS-22900527 en la que la inscripción aparece  en el escudo que sostiene la Victoria:

Annum / nov(u)m fau/stum fel/icem mi/hi

Se regalan también otros objetos, como este cristal grabado con los motivos acostumbrados: dátiles, higos, hojas de laurel, moneda con la imagen de Jano, un templo, etc

Medallón de terracota con la inscripción de que tratamos y otro con los símbolos citados.

  

En el siguiente texto de Ovidio se explican estas costumbres, que los ciudadanos de la época parecen no saber explicar. En el caso del regalo del as o moneda de bronce con Jano bifronte en el anverso y un barco en el reverso los contemporáneos de Ovidio parecen mostrar una absoluta falta de explicación. Reproduzco el texto, si bien elimino la parte correspondiente a este último detalle del barco en el reverso de  la moneda por no resultar excesivamente largo. En cualquier caso el lector interesado encontrará el texto con facilidad, o se lo puedo facilitar si me muestra su interés en ello.

    

Ovidio, Fastos, I, v. 145 y ss.

Dijo (el dios Jano), y con la cara expresó que no sería inasequible si yo quería preguntarle más. Tomé ánimo y di las gracias al dios sin asustarme, y mirando al suelo le hablé unas pocas palabras:

“Dime, por favor, ¿por qué comienza el Año Nuevo con los fríos, cuando más bien debería comenzar en primavera? Todo florece entonces; entonces hay una fase nueva de tiempo y se hincha la yema nueva en la vid preñada; el árbol se cubre de hojas recién formadas y el tallo de la semilla asoma en la superficie del suelo;  los pájaros endulzan el aire tibio con sus cantos orquestados y los rebaños juegan y retozan en los prados. Entonces los rayos del sol son suaves y sale la golondrina exótica y fija en la viga alta su nido de barro; entonces permite el campo su cultivo y se renueva con el arado. Con justicia había que llamarlo el Año Nuevo”.

Le había preguntado por extenso; él, sin detenerse mucho, redujo sus palabras a dos versos de la siguiente manera:

“El invierno es lo primero del Año Nuevo y lo último del viejo; Febo y el año toman el mismo comienzo”.

Después de lo cual seguía preguntando por qué el primer día no estaba libre de litigios.

“Escucha el motivo –dijo Jano- : asigné el nacimiento del año a los quehaceres para que no fuese inhábil el año entero por causa de los auspicios. Por lo mismo, cada uno prueba sus aptitudes en la acción y no testimonia sino su obra acostumbrada”.

A continuación le pregunté:

“Por qué, Jano, aunque debo aplacar los númenes de los demás, te traigo a ti antes que a nadie el incienso y el vino puro?”

Me dijo:

“Para que puedas a través de mí, que guardo sus umbrales, tener acceso a cualesquiera dioses”

“Pero, ¿por qué se dicen palabras de felicitación los días de tus calendas, y hacemos y recibimos votos recíprocamente?”

Entonces el dios, apoyándose en el báculo que llevaba en la diestra, dijo:

“Los augurios suelen hallarse en los principios. A la palabra primera dirigís vuestros oídos temerosos, y el ave que primero vio es la que toma en cuenta el augur; están abiertos los templos y los oídos de los dioses, ninguna lengua profiere votos perecederos y tienen peso las palabras”.

Había terminado Jano, pero yo no guardé largo silencio, sino que con mis palabras empalmé sus últimas palabras:

“Qué significado tienen los dátiles y los higos arrugados? –dije- ¿y la miel resplandeciente que se ofrece en un vaso blanco como la nieve?”

“El motivo –dijo- es el augurio: que semejante sabor persevere en las cosas y que el dulce año termine su camino emprendido.”

“Ya veo por qué se regalan cosas dulces. Añade la razón de la moneda, para que ninguna parte de su fiesta me quede sin confirmar.”

Se rió y dijo:

“¡Oh, qué poco entiendes a tu siglo, si piensas que la mieles más dulce que coger una moneda! Apenas vi yo a nadie cuando reinaba Saturno, a cuyo corazón no fuese dulce el lucro. Con el tiempo creció el deseo de tener, que ahora es sumo: apenas si tienen donde avanzar más. Las riquezas pueden ahora más que en los años del tiempo originario, cuando el pueblo era pobre y Roma era nueva, cuando una pequeña cabaña acogía al hijo de Marte, Quirino…  ”  (Traducción de Bartolomé Segura Ramos. Edit. Gredos.2001)

Dixerat, et vultu, si plura requirere vellem,
  Se mihi difficilem non fore, fassus erat:
Sumpsi animum, gratesque deo non territus egi,
  Verbaque sum spectans pauca locutus humum:
Dic, age, frigoribus quare novus incipit annus,
  Qui melius per ver incipiendus erat?
Omnia tunc florent, tunc est nova temporis aetas,
  Et nova de gravido palmite gemma tumet,
Et modo formatis operitur frondibus arbos,
  Prodit et in summum seminis herba solum,
Et tepidum volucres concentibus aëra mulcent,
  Ludit et in pratis luxuriatque pecus.
Tum blandi soles, ignotaque prodit hirundo,
  Et luteum celsa sub trabe fingit opus.
Tum patitur cultus ager, et renovatur aratro.
  Haec anni novitas jure vocanda fuit.
Quaesieram multis: non multis ille moratus,
  Contulit in versus sic sua verba duos:
Bruma novi prima est, veterisque novissima solis:
  Principium capiunt Phoebus et annus idem.
Post ea mirabar, cur non sine litibus esset
  Prima dies. Causam percipe, Janus ait.
Tempora commisi nascentia rebus agendis,
  Totus ab auspicio ne foret annus iners.
Quisque suas artes ob idem delibat agendo,
  Nec plus quam solitum testificatur opus.
Mox ego: Cur, quamvis aliorum numina placem,
  Jane, tibi primo tura merumque fero?
Ut per me possis aditum, qui limina servo,
  Ad quoscumque voles, inquit, habere deos.
At cur laeta tuis dicuntur verba Kalendis,
  Et damus alternas accipimusque preces?
Tum deus incumbens baculo, quem dextra gerebat,
  Omina principiis, inquit, inesse solent.
Ad primam vocem timidas advertitis aures,
  Et primum visam consulit augur avem.
Templa patent auresque deûm, nec lingua caducas
  Concipit ulla preces, dictaque pondus habent.
Desierat Janus: nec longa silentia feci,
  Sed tetigi verbis ultima verba meis:
Quid vult palma sibi rugosaque carica, dixi,
  Et data sub niveo Candida mella cado?
Omen, ait, causa est, ut res sapor ille sequatur,
  Et peragat coeptum dulcis ut annus iter.
Dulcia cur dentur, video: stipis adjice causam,
  Pars mihi de festo ne labet ulla tuo.
Risit, et, O quam te fallunt tua saecula, dixit,
  Qui stipe mel sumpta dulcius esse putes!
Vix ego Saturno quemquam regnante videbam,
  Cujus non animo dulcia lucra forent.
Tempore crevit amor, qui nunc est summus, habendi;
  Vix ultra, quo jam progrediatur, habet.
Pluris opes nunc sunt, quam prisci temporis annis,
  Dum populus pauper, dura nova Roma fuit,
Dum casa Martigenam capiebat parva Quirinum,

Y sigue Ovidio cantando la feliz edad primera y explicando cómo ahora hay un excesivo deseo de riquezas y de oro…

Séneca también hace referencia a los higos secos, enharinado, que siguen existiendo especialmente en Navidad, en su Epistula 87,3 dice:

En lo que atañe a la comida, no se hubiese podido sacar nada de ella; fue preparada en no más de una hora, porque yo no voy a ninguna parte sin higos secos y sin tabletas para escribir. Los higos secos,si tengo pan, acompañan al pan, y si no lo tengo me hacen las veces de él. Los higos hacen de cada uno de mis días un día de Año Nuevo, que yo torno feliz y propicio por medio de buenos pensamientos y de sentimientos de grandeza de alma, que nunca son mayores que cuando el alma se ha desasido de toda cosa extraña a ella y se ha procurado la paz no temiendo nada, y la riqueza no deseando nada. (Traducción de Jaime Bofill Ferro. Edit.Iberia)

De prandio nihil detrahi potuit; paratum fuit non magis hora, nusquam sine caricis, numquam sine pugillaribus. Illae, si panem habeo, pro pulmentario sunt, si non habeo, pro pane. Cotidie mihi annum novum faciunt, quem ego faustum et felicem reddo bonis cogitationibus et animi magnitudine, qui numquam maior est, quam ubi aliena seposuit et fecit sibi pacem nihil timendo, fecit sibi divitias nihil concupiscendo.

La inscripción que comentamos con las iniciales A.N.F.F. , que hemos de transcribir  como Annum Novum Faustum Felicem, aparece también en monedas de varios emperadores, en concreto de Adriano, Antonino Pío y Alejandro Severo, generalmente con una guirnalda de laurel y a veces acompañada de las palabras OPTIMO PRINCIPI (a nuestro mejor príncipe). Recuérdese la costumbre de felicitar al emperador y ofrecerle las “strenae” como reconocimiento. La inscripción puede ser:

S. P. Q. R. A. N. F. F. OPTIMO PRINCIPI (o HADRIANO AVG. P. P.),

Senatus Populusque Romanus, Annum Novum Faustum Felicem Optimo Principi [i.e. adprecatur.]

El Senado y el Pueblo Romano ruegan por un próspero y feliz año nuevo para elmejor príncipe.

Fotografía extraída de la obra “Antonini Pii Augusti Nummus de Anni Novi Auspiciis explicatus. Romae, Typiis Iac. Dragondelli. 1676)

Todos estos ritos y fórmulas, ampliados incluso con otros procedentes de las provincias conquistadas, como alguno celta como el  culto al dios-ciervo, se extendieron  por todo el Imperio y  han llegado hasta nuestros días de alguna manera,  a pesar sorprendentemente del choque con la celebración cristiana que inevitablemente se produjo cuando el Cristianismo se impuso. La experiencia pagana del “tiempo natural”  que se renueva todos los años choca con la concepción cristiana del tiempo que no espera nada del tiempo concreto en la espera de la vida eterna.  Los apologistas padres de la Iglesia, como San Ambrosio o Tertuliano, polemizan enérgicamente con el paganismo, y en parte obtuvieron éxito, aunque estos ritos y costumbres en buena parte han llegado hasta nuestros días.

Así San Ambrosio (339-397) dice en su “Commentarium in Epistolam Beati Pauli ad Galatas, IV, versículo 10(Migne, P.L.XVII) :

Guardais  los días  y los meses y las estaciones y los años (Galat.IV,v.10). Los elementos que antes ha citado, ahora los aclara. El sol hace el día, los transcursos de la luna los meses; las estaciones pues son la primavera, el verano, el otoño y el invierno; estas cuatro, una vez completado su propio número, hacen un año. Así pues los días los guardan los que dicen, por ejemplo, mañana no se puede viajar, pasado mañana no se debe comenzar ninguna cosa, y así suelen engañarse más y más. Dan culto sin embargo a los meses los que analizan los movimientos de la luna y dicen, por ejemplo, en la séptima luna no se deben construir instrumentos; y de nuevo en la novena luna, por ejemplo, no conviene llevar a casa un esclavo comprado; y con estas cosas acostumbran a cuidarse fácilmente de las adversidades. Guardan en cambio las estaciones cuando dicen: hoy es el comienzo de la primavera, hoy es día festivo; pasado mañana son las Vulcanalia (fiestas de Vulcano). Y dicen también estas cosas: es el día siguiente, no se puede salir de casa. Y así dan culto a los años cuando dicen, con las Calendas de Enero hay un nuevo año, como si los años no se fueran completando todos los días. Pero como mantienen el culto a la memoria de aquel famoso Jano bifronte, se siguen sirviendo de esta superstición, que debe estar lejos de los siervos de Dios. Pues si se ama a Dios de todo corazón, siendo él propicio, ningún temor debe existir, ni preocupación de estas cosas. Pues ha de ocurrir prósperamente todo lo que simplemente se hace bajo la devoción de Dios.

“Dies observatis, et menses, et tempora, et annos” (Galat. IV) .  Quae elementa dixerit, nunc declarat.  Diem sol facit,menses cursus lunae; tempora vere sunt ver, aestas,autumnus, hiems: quatuor haec, completo numero proprio, faciunt annum. Dies ergo observant, qui dicunt, ut puta, crastino proficiscendum non est, post crastinum enim non debet aliquid inchoari, et sic solent magis decipi. Hi autem colunt menses, qui cursus perscrutantur lunae dicentes, ut puta, septima luna instrumenta confici non debent; nona iterum luna, ut puta emptum servum domum duci non oportet: et per haec facilius solent adversa provenire. (0263D) Tempora vero sic observant cum dicunt: Hodie veris initium est, festivitas est; post cras Vulcanalia sunt. Et talia iterum aiunt: Posterum est, domum egredi non licet. Annos sic colunt cum dicunt, Kalendis Ianuariis novus est annus quasi non quotidie anni impleantur. Sed ut Iani illius recolant memoriam  bifrontis, hac superstitione utuntur, quae longe debet esse a servis Dei. Si enim Deus ex toto corde diligitur, ipso propitio nulla debet esse formido, neque suspicio harum rerum. Prospere enim potest cedere, quidquid simpliciter sub Dei devotione fit.

Du Cange, citando un texto de Maximo Taurinenesis, Homilia De Kalendis Ianuariis, en su Glossarium mediæ et infimæ latinitatis, en el término annus novus, dice:

Annus Novus. S. Maximus Taurinensis Hom. de Kalendis Januariis :
Gravi utique eorum cor est, atque omni impietate depressum, qui per sacrilegos logos divinis monitis illudentes, vana diligunt, et falsa sectantur, et post omnia ad offensionis plenitudinem dies ipsos Annum Novum vocant. Quamquam non inconvenienter secundum se, Novum appellant Annum : quoniam per nefandas ferias de honestate falsa turpitudo et perversitas innovatur. Novum vocant Annum, quasi novi aliquid aut cœlum tunc ostendat, aut terra. Novum Annum Januarias appellant Kalendas, cum vetusto semper errore et horrore sordescant.

Año Nuevo. Máxio de Turín. Homilia para las Calendas de Enero:

En grave y absoluta impiedad  ha caído el corazón de aquellos que despreciando las advertencias divinas con discursos sacrílegos, aman las vanidades y siguen las falsedades y además de todo para completar su ofensa llaman a unos días propios Año Nuevo. Aunque según ellos de manera conveniente, llaman Nuevo al Año, porque renuevan la desvergüenza y perversidad de una falsa honestidad con fiestas nefandas. Le llaman Nuevo al Año como si el cielo o la tierra manifestasen algo nuevo. Llaman Año Nuevo a las Calendas de Enero cuando se ensucian con error y horros siempre viejos.

Tertuliano, por su parte,  se refiere a título de ejemplo a cuatro fiestas romanas, probablemente las más populares en su ciudad de Cartago,: las Saturnales, las calendas de enero, el solsticio de invierno y las Matronalia. Tertuliano no puede soportar que los cristianos participen en estas fiestas, a veces desbordadas y con cultos a dioses paganos. Nos dice en su De Idolatría, 14,:

De la blasfemia

Pero la mayor parte, pues, ya se ha convencido que se debe perdonar si alguna vez se actúa como los paganos para que no sea blasfemado el nombre (cristiano).  Más aún, la blasfemia, que debemos evitar por todos los medios, opino que es esto, si alguno de nosotros conduce a un pagano a una blasfemia con justo motivo por fraude o injusticia o ultraje o cualquier otra causa digna de querella, por la que el nombre (de cristiano) con razón fuese cuestionado, también el señor estaría indignado con razón. Por otra parte si se nos dice de toda blasfemia: por vuestra causa mi nombre es blasfemado, perecemos todos juntos,  cuando el circo entero ataca nuestro nombre injustamente con sus gritos criminales. Desistamos (de ser cristianos) y no se blasfemará.  Al contrario, que se blasfeme mientras estamos en la observación y no en el abandono de la regla, mientras somos aprobados y no reprobados. ¡Oh blasfemia próxima al martirio, que ahora atestiguas que yo soy cristiano, porque por ti se me  detesta! La bendición por guardar la fe es la maldición de mi nombre. El dijo, si quisiera agradar a los hombres, no sería servidor de Cristo. Pero el mismo (apostol) nos ordena en otro sitio que procuremos complacer a todos, como yo, dijo, complazco a todos por todos los medios. ¿No agradaba a los hombres celebrando las  Saturnales y las Calendas de Enero? ¿O era por su modestia, su paciencia, su seriedad, su humanidad, su integridad de vida? Por tanto cuando dice “me hecho todas las cosas para todos, para ganar a todos, ¿se ha hecho idólatra para los idólatras, paganos para los paganos, mundano para los mundanos? Pero aunque no nos prohibe converser con los idólatras y los adúlteros y los demás criminales diciendo: “por lo demás saldréis del mundo”, no nos empuja a distender las riendas de la conversación hasta el punto de que, como es necesario convivir y mezclarnos con los pecadores, podamos también pecar con ellos. Donde hay relación de vida, que el apóstol permite, allí hay pecado, que nadie permite. Se puede convivir con los paganos, pero no se puede morir con ellos. Convivamos con todos; alegrémonos juntamente por la unión de la naturaleza, no de la superstición. Somos iguales por el alma, pero no por nuestras creencias; estamos juntos como posesores del mundo, pero no del error. Porque si no tenemos ningún derecho de comunión de este tipo de cosas (las supersticiones) con los extraños,  ¡cuanto más criminal será celebrarlas con  los hermanos!¿Quién podría sostener o defender esto? El Espíritu Santo reprueba a los judíos sus días festivos. Les dice: mi alma odia vuestros sábados y lunas nuevas (numenias) y vuestras ceremonias. Y nosotros, para quienes son extraños los sábados y las nuevas lunas y las fiestas queridas alguna vez por Dios, ahora asistimos a las Saturnales y a las Fiestas de Enero, y a las de Invierno y a las de la Gran Madre, y nos hacemos presentes y regalos (strenae), y compartimos los juegos y celebramos banquetes. Oh, mejor la fe de las naciones en su propia creencia, que no reivindica para sí ninguna solemnidad cristiana. No comparten con nosotros el día del señor (domingo), ni pentecostés, aunque lo conocen. Temerían en cambio que parecieran cristianos. No temamos nosotros que no parezcamos paganos. Si alguna indulgencia se ha de conceder a la carne, no diré que sólo tienes tus días, sino muchos. Pues para los paganos sólo un día cada año es festivo, pero para ti cada ocho días. Coge todas las festividades de las naciones una a una y ponlas en fila: no podrán completar un pentecostés (cincuenta días)

Sed enim plerique iam induxerunt animo ignoscendum esse, si quando, quae ethnici, faciunt, ne nomen blasphemetur. Porro blasphemia, quae nobis omni modo deuitanda est, haec opinor est, si qui nostrum ad iustam blasphemiam ethnicum deducat aut fraude aut iniuria aut contumelia aliaue materia dignae querelae, in qua nomen merito percutitur, ut merito irascatur et dominus. Ceterum si de omni blasphemia dictum est, uestra causa nomen meum blasphematur, perimus uniuersi, cum totus circus scelestis suffragiis nullo merito nomen lacessit. Desinamus, et non blasphemabitur. Immo blasphemetur, dum sumus in obseruatione, non in exorbitatione disciplinae, dum probamur, non dum reprobamur. O blasphemiam martyrii adfinem, quae tunc me testatur Christianum, cum propterea me detestatur ! Benedictio est nominis maledictio custoditae disciplinae. Si hominibus, inquit, uellem placere, seruus Christi non essem. Sed idem alibi iubet, omnibus placere curemus. Quemadmodum ego, inquit, omnibus per omnia placeo. Nimirum Saturnalia et Kalendas Ianuarias celebrans hominibus placebat ? An modestia et patientia ? An grauitate, an humanitate, an integritate ? Proinde cum dicit, omnibus omnia factus sum, ut omnes lucrifaciam: numquid idololatris idololatres ? Numquid ethnicis ethnicus ? Numquid saecularibus saecularis ? Sed etsi non prohibet nos conuersari cum idololatris et adulteris et ceteris criminosis dicens, ceterum de mundo exiretis, non utique eas habenas conuersationis inmittit, ut, quoniam necesse est et conuiuere nos et commisceri cum peccatoribus, idem et compeccare possimus. Vbi est commercium uitae, quod apostolus concedit, ibi ** peccare, quod nemo permittit. Licet conuiuere cum ethnicis, commori non licet. Conuiuamus cum omnibus; conlaetemur ex communione naturae, non superstitionis. Pares anima sumus, non disciplina, compossessores mundi, non erroris. Quod si nobis nullum ius est communionis in huiusmodi cum extraneis, quanto scelestius est haec inter fratres frequentare. Quis hoc sustinere aut defendere potest ? Iudaeis dies suos festos exprobrat spiritus sanctus. Sabbata, inquit, uestra et numenias et ceremonias odit anima mea. Nobis, quibus sabbata extranea sunt et numeniae et feriae a deo aliquando dilectae, Saturnalia et Ianuariae et Brumae et Matronales frequentantur, munera commeant et strenae, consonant lusus, conuiuia constrepunt. O melior fides nationum in suam sectam, quae nullam sollemnitatem Christianorum sibi uindicat ! Non dominicum diem, non pentecosten, etiamsi nossent, nobiscum communicassent ; timerent enim, ne Christiani uiderentur. Nos ne ethnici pronuntiemur, non ueremur. Si quid et carni indulgendum est, habes, non dicam tuos dies tantum, sed et plures. Nam ethnicis semel annuus dies quisque festus est, tibi octauo quoque die. Excerpe singulas sollemnitates nationum et in ordinem exsere : pentecosten implere non poterunt.

Nota: alguna información y algunas imágenes han sido obtenidas en http://hortushesperidum.blogspot.com/2013/12/annum-novum-faustum-felicem-tibi.html

Pues bien, en alguna medida la el Cristianismo triunfó en esta polémica, puesto que se impuso como religión oficial y única en el Imperio romano, acabando con la religión pagana, pero lo hizo al precio de mantener estas costumbres y tradiciones que no han dejado de celebrarse y muestran hoy en día una notable vitalidad, si bien bajo el ropaje de motivos tradicionales cristianos.
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Covarrubias, Tesoro de la lengua castellana. AGUINALDO

Nota: Ya indiqué cómo el Diccionario de la Real Academia da como probable origen etimológico de “aguinaldo” la expresión latina hoc in anno 'en este año', pero se han dado otras explicaciones más peregrinas. Citaré por ejemplo a Covarrubias en su Tesoro de la lengua castellana, adaptando la ortografía a los tiempos actuales, donde no se limita a ofrecer una mera información etimológica, sino que trata con cierta profundidad el tema:

Covarrubias. Tesora de la lengua castellana.

AGUINALDO, es lo que se presenta de cosas de comer,o vestir por la fiesta de Pascua de Navidad. Este presente llamaron los Latinos xenium, munus hospitibus dari solitum. Pues de esta palabra mudando la x en g se dijo genialdo, y añadiéndole el artículo agenialdo, y corrompido del todo, aguinaldo. Otros quieren se haya dicho del nombre genius hospitalitatis, voluptatis, et naturae Deus, y de llí se tomó aquella frasis, indulgere genio, comer, y beber, y holgarse. Casi en el mismo tiempo que nosotros usamos los aguinaldos, tenían los Gentiles sus días geniales, que eran por el mes de Diciembre, cuando unos a otros se enviaban presentes y regalos, de algunas cosas de comer, y pertenecientes a la mesa; y estos presentes que se daban a ese tiempo se llamaban apophoreta,id est, munera, quae dari solent in Saturnalibus, quem morem hodie quoque servant mense Decembri, in natali Salvatoris, et initio anni. Calepinus. Pero en el Concilio Altisiodorense, se manda que no se den los aguinaldos diabólicos, en el día de año nuevo, que se usaban en la Gentilidad, a título de geniales. También podríamos decir ser nombre Hebreo, compuesto de (letras hebreas) hag, que vale solemnitas, y del verbo (letras hebreas) nahal, haereditare (letras hebreas) hagnahal, agnaldo, aguinaldo, que valdrá enriquecer, donar y hacer presentes, en el día de la solemnidad; y esto tengo por cosa más cierta, porque consultando este vocablo con Diego de Urrea, dijo ser arábigo: guineldum, del verbo ganeye, que vale enriqecer,  y que los muchos dones hacen rico al que los recibe, pues de guineldum volvemos, guineldo, y guinaldo, con el artículo a aguinaldo y la lengua Arábiga es deducida de la Hebrea. Y por decir todo lo que han comunicado, un hombre docto, y curioso me dijo que este vocablo estaba corrompido de aglando, dicho así a glandibus, conviene saber bellotas,  porque en este tiempo diban a los niños bellotas o nueces con que jugasen, trayendo para esto el primer emblema de Alciato, o el prefacio y prólogo que dice asi:
Dum pueros iuglans,iuvenes dum tessara fallit,
Detinet et segnes chartula picta viros.
Más a propósito parece ser otra etimología tomada del verbo Griego (letras griegas) ginomaei, nascor, y de ginome gininaldo, agimnaldo, y finalmente aguinaldo, por darse el día del natal y en el principio del año. Cuenta Suetonio, que en este tiempo admitían los reyes se les hiciesen algunos presentes en señal de reconocimiento, en la vida de Calíguloa ca. 42 y de Octavio Cesar, cap. 57 y hoy día a los señores acostumbran llevar sus vasallos el que llaman  presente,  por este mismo tiempo. Los presentes que se enviaban unos a otros en el mes de Diciembre se llamaron apophoreta, del verbo (letras griegas apoforein), que vale llevar, tienen alguna semejanza con los aguinaldos.

Annum novum faustum felicem Feliz y próspero año nuevo

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