Babilonia, incluso la fonética del nombre, mantiene una gran capacidad de sugerencias, incluso ahora, asolada la zona por guerras y violencia constante en la zona. Así debió ocurrir también en la Antigüedad.

Algunas obras de los antiguos nos impresionan por sus dimensiones y otras por su belleza. Los mejores ejemplos son las llamadas “siete maravillas del mundo antiguo”, entre ellas “los jardines colgantes de Babilonia”. Hay otra obra en Babilonia, además de los jardines, menos conocida, pero no menos impresionante: la construcción de un túnel bajo el río Éufrates que unía en secreto los palacios reales existentes a uno y otro lado del río.

Antes de desarrollar el tema, conviene recordar que Babilonia estuvo junto al Éufrates en lo que hoy es Irak. Sus ruinas fueron  parcialmente reconstruidas por Saddam Hussein en el siglo XX y se encuentran a unos 110 kms. de Bagdad, en la provincia de Babil, frente a la ciudad de Hillah.

Esta zona es rica en betún y petróleo, como es bien sabido, también en la Antigüedad. Pero lo que quizás no todos los lectores conozcan es que el betún o asfalto, que afloraba entonces en  la misma zona en la que hoy se extrae el petróleo, era utilizado en la construcción de edificios entre otras cosas, como nos dice el arquitecto romano Vitruvio.

Vitruvio, Libro I, capit. 5,8 ( 39):

En cuanto a los materiales de los que se deben construir o terminar los muros, no podemos dar una regla fija, porque no podemos conseguir en todas partes los suministros que deseamos: pero donde haya  piedra de corte o silex  o cemento o ladrillo cocido o crudo, se hará uso de ellos: pues no porque los Babilonios, que abundan en betún líquido, hayan construido  sus murallas con ladrillo cocido hecho de arena y betún en lugar de cal, del mismo modo han de poder todas las regiones y lugares disponer de tan gran ventaja para conseguir unos muros acabados y sin defecto hasta la eternidad.

De ipso autem muro, e qua materia struatur aut perficiatur, ideo non est praefiniendum, quod in omnibus locis, quas optamus copias, eas non possumus habere. sed ubi sunt saxa quadrata sive silex seu caementum aut coctus later sive crudus, his erit utendum. non enim, uti Babylone abundantes liquido bitumine pro calce et harena ex cocto latere factum habent murum, sic item possunt omnes regiones seu locorum proprietates habere tantas eiusdem generis utilitates, uti ex his comparationibus ad aeternitatem perfectus habeatur sine vitio murus.

Y de nuevo Vitruvio  libro VIII cap. 3, 8

En Babilonia el lago de gran extensión, que se llama λίμνη ἀσφάλτιτις (Limne Asphhaltis) tiene nadando sobre sus aguas  betún liquido, con el cual y con ladrillo cocido edificó Semíramis las murallas de Babilonia. Asimismo en Yope en Siria y en la Arabia de los Nómadas hay también lagos de grandes dimensiones, que proporcionan grandes masas de betún, que recogen los que habitan en los alrededores.

Babylone lacus amplissima magnitudine, qui λίμνη ἀσφάλτιτις appellatur, habet supra natans liquidum bitumen; quo bitumine et latere testaceo structum murum Samiramis circumdedit Babyloni. item Iope in Syria Arabiaque Nomadum lacus sunt inmani magnitudine, qui emittunt bituminis maximas moles, quas diripiunt qui habitant circa.

Pequeña digresión: que las murallas de Babilonia lo fueron de ladrillo cocido es algo bien presente en el mundo antiguo; a título de ejemplo citaré como el poeta satírico Juvenal, que vivió en la segunda mitad del siglo I y primera del II de nuestra era, se refiere a ello a propósito de la entrada de Alejandro Magno en Babilonia enfermo de muerte. Nos dice en Sátira 10, 169 y ss:

.Un solo mundo no basta al mozo de Pela, se reconcome lamentando las estrechas lindes del universo, como si estuviera encarcelado en los escollos de Gíara o la pequeña Serifo. Ahora bien, una vez que haya entrado en la ciudad fortificada por alfareros, tendrá que limitarse a un sarcófago. Sólo la muerte revela lo poquito que es el cuerpecillo de un hombre.

Unus Pellaeo iuveni non sufficit orbis;
aestuat infelix angusto limite mundi
170ut Gyarae clausus scopulis parvaque Seripho;
cum tamen a figulis munitam intraverit urbem,
sarcophago contentus erit. mors sola fatetur
quantula sint hominum corpuscula.

Plinio se refiere de manera extensa al asfalto o betún;  en otro momento lo comentaré. Respecto del asunto que nos interesa nos dice en Historia Natural, 35, 51,5

Se usó también como cal para encementar las murallas de Babilonia.

calcis quoque usum praebuit ita feruminatis Babylonis muris.

Pues bien, Filóstrato de Atenas (160/70-249) escribió una curiosa biografía de Apolonio de Tiana, que más bien parece una novela o mejor escribió una novela que parece una biografía. En esta obra se mezclan en buena armonía informaciones y detalles ciertos con elementos de la más desbordada fantasía. Apolonio decidió viajar hasta la India y pasó por Babilonia, que describe con algún detalle.

Filostrato, Vida de Apolonio de Tiana, Libro I, 25:

Babilonia está fortificada en unos cuatrocientos ochenta estadios, con tamaña extensión de circunferencia. Su muralla es de tres medios pletros de altura y menos de un pletro de anchura. Se halla cortada en dos mitades de forma similar por el río Éufrates, bajo el que hay un paso secreto que une ocultamente los palacios reales de ambas orillas.
Se dice efectivamente que una mujer, Medea, que reinó antaño sobre los de allí, había ponteado el río de un modo que nunca un río se había ponteado, pues tras haber amontonado junto a la orilla piedras, bronce, asfalto y cuantos los hombres han descubierto para los ensamblajes bajo el agua, desvió de su corriente hacia los pantanos. Al río ya seco lo excavó dos brazas, haciendo un profundo túnel como los que la tierra deja ver, que desembocara en los palacios de ambas orillas, y lo techó aproximadamente al nivel del lecho del río. Los cimientos y los muros del túnel quedaron asentados y, dado que el asfalto necesita agua para petrificarse y solidificarse, se hizo pasar el Ëufrates sobre el techo, aun fresco, y así quedó asegurado el paso.
(Traducción de Alberto Bernabé Pajares para Editorial Gredos).

Nota: un pletro equivale a 29,6 m. Estas medidas de perímetro y grueso son muy próximas a las que nos da Heródoto, I  178: 480 estadios para el perímetro y 50 codos reales (unos 25 m) de grueso, pero la altura que da Heródoto, 200 codos reales  (unos 100 m) es más del doble de la que Filostrato

Nos dice Heródoto, I, 178- 179

Una vez que Ciro había sometido el territorio principal, atacó a los Asirios. En  Asiria hay  muchas otras  grandes ciudades, pero  la más famosa y fuerte fue  Babilonia, en donde se estableció  la corte real después de la destrucción de Nino (Nínive). Babilonia fue una ciudad como ahora describiré. Está situada en una gran llanura, y tiene  forma de un cuadro, cuyos lados tienen cada uno ciento veinte estadios de largo, de suerte que el perímetro de toda ella es de cuatrocientos ochenta. Tales son las dimensiones de la ciudad de Babilonia, que está planteada como ninguna otra de las ciudades que yo conozco. En primer lugar en derredor de ella corre un foso profundo y  ancho y lleno de agua y luego  unas murallas que tienen de ancho cincuenta codos reales, y de alto hasta doscientos. El codo real es tres dedos mayor que el codo común.

Más aún, quiero  comentar  en qué se empleó la tierra que se sacaba del foso, y cómo fue construida  la muralla. Con la tierra que sacaban del foso hacían  ladrillos,  y luego,  cuando habían moldeado ladrillos suficientes los cocían en los hornos. Después, utilizando betún caliente como cemento, iban interponiendo capas de cañas en cada fila de treinta ladrillos y de este modo construyeron primero el  borde  del foso, y luego de la misma manera la propia muralla. En lo alto, a lo largo de los bordes de la muralla, construyeron  unas casillas de un solo piso, las unas enfrente de las otras, con espacio suficiente en medio para que pudiese dar vueltas un carro de cuatro caballos. En el perímetro  de las murallas había cien puertas, todas  de bronce, con sus quicios y dinteles del mismo metal. A ocho jornadas de Babilonia hay otra ciudad que se llama Is, en la que  hay un río pequeño también llamado Is, que desemboca  en el Éufrates. Este río  lleva desde su nacimiento mezclados con el agua muchos plastones  de betún; desde allí  fue llevado para las murallas de Babilonia.

Heródoto sigue describiendo la ciudad y las impresionantes obras de acondicionamiento que en otro momento comentaré. Pero sí quiero reproducir lo que nos dice en el capítulo 186 que supone una importante variación sobre lo que nos comenta Filóstrato, aunque no tienen por qué ser dos versiones contradictorias sino contrapuestas; a fin de cuentas si los túneles eran secretos no tenían por qué ser conocidos por todo el mundo:

CLXXXVI Así ella (la reina) aprovechó la profundidad del río para su protección y esta obra le proporcionó otra ventaja. Su ciudad estaba dividida por el rio en dos partes porque corría por el medio. En el tiempo de los reyes anteriores, cuando alguien quería pasar de una parte a la otra,  tenía que hacerlo en barca; yo supongo que esto era una molestia. Pero la reina también se ocupó de esto, pues hizo el otro gran monumento de su reinado, aprovechando la excavación del lago.

Hizo cortar ella grandes bloques de piedra, y cuando estuvieron ya preparados y hecha la excavación,  cambió el curso del río hacia él,  y mientras se iba llenando y el antiguo lecho se iba secando,  enladrilló las orillas del río y las rampas que conducían de las puertas hasta el río con ladrillos cocidos, como los de las murallas y aproximadamente a la mitad de la ciudad construyó un puente con las piedras que habían sido cortadas, uniéndolas entre sí con hierro y plomo. Todas las mañanas, ella hacía colocar maderos cuadrados entre los bloques, por los que pasaban los babilonios; pero estos maderos eran retirados  por la noche, para impedir que la gente pasara y se robaran unos a otros. Luego, cuando el lecho que había hecho para el lago se llenó por el río y el puente estaba acabado, Nitocris condujo de nuevo el Éufrates a su canal inicial fuera del lago. Así ella consiguió su propósito, como lo había pensado, haciendo un pantano para  el río y un puente para sus ciudadanos.

Estrabón, que vivió entre los años  64 o 63 a. C. y el  19 o 24 d. C.,  también nos ha dejado una interesante descripción de Babilonia en el Libro 16, cap. 2:

Le sucedió (a Nino) su esposa Semíramis, que fundó Babilonia. Estos dos soberanos fueron los dueños de Asia. Todavía hoy quedan en pie buen número de obras de Semíramis, entre ellas las de Babilonia, en todas las partes de este continente, como por ejemplo los terraplenes o terrazas, llamadas “terrazas de Semíramis”, y las murallas y las fortalezas, con pasadizos subterráneos; cisternas para el agua; caminos de escalones para facilitar la subida a las montañas; canales de comunicación con los ríos y lagos; carreteras y puentes.

Y poco después nos hace una completa descripción de Babilonia, que en parte reproduzco, en el Libro 16, cap. 5:

Babilonia está también situada en una llanura. Sus murallas miden 385 estadios de circunferencia, 32 pies de espesor y 50 codos de altura en el espacio entre las torres, que alcanzan 60 codos. El camino encima de ellas permiten circular carros de cuatro caballos y cruzarse con facilidad. Así que estas murallas y los jardines colgantes se cuentan entre las siete maravillas del mundo. La forma del jardín es cuadrada y cada lado tiene de medida cuatro pletros; está formado por terrazas abovedadas, levantadas una sobre otra sostenidas por pilares en forma de cubo. Estos están huecos y rellenados de tierra para permitir plantar los más grandes árboles. Los pilares, las bóvedas y las terrazas están construidas de ladrillos cocidos y de asfalto.

Se sube a la terraza superior por los escalones de una inmensa escalera, a cuyos lados hay motores de agua, para hacer subir continuamente el agua del Éufrates hasta los jardines  por medio del esfuerzo de algunas personas, colocadas precisamente para ello.
El río, que tiene un estadio de anchura, corta por la mitad la ciudad y el jardín está a la orilla del río. Aquí está también la tumba de Belus, ahora en ruinas, destruida, según se deice, por Jerjes. Tiene la forma de una pirámides cuadrada de ladrillo cocido, de un estadio de altura, y cada uno de sus lados también de un estadio de longitud. Alejandro tuvo la intención de repararla, pero era un trabajo inmenso y requería mucho tiempo para acabarlo (sólo para dejar libre de tierra el terraplén se ocuparon durante dos meses diez mil hombres), así que no fue capaz de ejecutar lo que se había propuesto: la enfermedad lo llevó rápidamente a su fin. Y ninguno de sus sucesores intentó retomar su proyecto. También los otros monumentos fueron abandonados y la ciudad se convirtió en ruinas en parte por los persas, parte por el paso del tiempo, y sobre todo por la indiferencia de los macedonios por este tipo de cosas, sobre todo después de que Seleuco Nicator fortificó Seleucia sobre el Tigris, cerca de Babilonia, a una distancia aproximada de 300 estadios. Seleuco y sus sucesores estaban muy interesados en la nueva ciudad y trasladaron a ella la sede del gobierno. Actualmente es más grande que Babilonia que en gran parte ha quedado desierta, hasta el punto de que se le podrían aplicar sin duda las crueles palabras que un escritor cómico dijo de los Megapolitas de Arcadia:

“Vuestra gran ciudad es un gran desierto”

Todo ello nos impresiona sin duda, pero especialmente el ingenio para construir un túnel impermeable bajo el río. Por cierto que esta técnica de construcción de túneles a cielo abierto se sigue empleando en la actualidad allí donde es más fácil que la perforación subterránea. De manera similar se utiliza para impermeabilizar las terrazas y techos de los edificios la llamada "tela asfáltica", que no es sino una versión moderna del antiguo betún o asfalto mesopotámico.

Un túnel en Babilonia bajo el río Éufrates

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