El buey como patrón monetario

En algún momento de la evolución de los homínidos debió surgir el intercambio de productos o trueque. Este sistema tan simple y directo puede servir incluso hoy en día para operaciones excepcionales, pero desde luego resultaría muy engorroso para el desarrollo de una economía con amplios intercambios comerciales. Era necesario encontrar un sistema de valoración en función de un patrón o unidad. Es decir, era necesario inventar el dinero y la moneda y esto ocurrió en la Edad del Bronce, en el II milenio a.C.

Todos y todas, los muchachos y las muchachas, κόρους τε ἅμα καὶ κόρας (kórous te áma kaì kóras), πάντ᾽ ἄνδρα καὶ γυναῖκα (pánt’ándra kaì gynaîka)

Uno de los cambios más importantes que se ha originado en la sociedad moderna occidental y en buena medida en todo el mundo es el de la igualdad entre hombres y mujeres; igualdad legal total y real tan sólo en parte en el status o función social.

Decámetros y decímetros

Tras la adquisición del concepto abstracto de número y sus representación gráfica, necesitaba el hombre crear un sistema de numeración que le permitiese trabajar cómodamente con grandes cantidades. Para ello necesitaba crear un sistema jerarquizado de varios órdenes o niveles, de tal manera que determinado número de unidades de un nivel se convirtiesen en unidad del nivel superior y así sucesivamente. Al criterio para organizar ese sistema se le llama “base”. Así entre nosotros diez unidades constituyen una decena y diez decenas una centena y diez centenas un millar.

Graecia capta (por los romanos)

Los romanos entraron muy pronto en relación con la cultura griega: los últimos reyes romanos fueron etruscos, pueblo muy influido por la cultura oriental y helena; Sicilia y el sur de Italia fueron pronto colonizadas por los griegos (al sur de Italia se le llama precisamente la Magna Grecia, la Grecia Grande) v. artículo http://www.antiquitatem.com/paestum-templo-patrimonio-humanidad

Tres veces tres

En general los romanos son muy supersticiosos y muy ritualistas. Su concepción del mundo, que podríamos llamar en cierto sentido animista porque creen que todo está impregnado de una fuerza divina que justifica su desarrollo y virtualidad, les empuja a estar pendientes permanentemente de los signos que manifiestan la voluntad de los dioses o anuncian el futuro. Y esto obliga a su vez a celebrar constantemente ritos y ceremonias que descubren ese futuro o evidencian la voluntad de los dioses y espíritus para poder propiciar su favor o detener su ira. Por ello no emprenden ninguna acción sin consultar esos signos.

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